Actor de método (casi) hasta la sepultura: cuando Daniel Day-Lewis puso en peligro su salud por rigor histórico

Tres estatuillas no se consiguen sin algo de sufrimiento, o al menos así debe opinar Daniel Day-Lewis, que consideró que ceñirse a un acento extraño y meterse en peleas para el papel de 'Gangs of New York' no bastaba.

Abr 30, 2025 - 06:48
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Actor de método (casi) hasta la sepultura: cuando Daniel Day-Lewis puso en peligro su salud por rigor histórico

Vino, actuó y venció. Y se retiró. Daniel Day-Lewis es uno de los actores con más premios Oscar de la historia, pero lleva fuera de los rodajes casi una década. De hecho, 2025 constituye una efímera tregua en su alejamiento de la interpretación, ya que estrena Anemone, aún sin fecha de estreno en España. El motivo para tan fastuoso regreso hay que buscarlo en el dúplice apellido del director de este largometraje: también Day-Lewis, o sea, su hijo.

Daniel Day-Lewis es ejemplo viviente de lo que significa ser actor. Y en ocasiones, de lo que significa ser únicamente actor: despertarte, beber agua, respirar y caminar solo con la interpretación en la cabeza. Sus tres estatuillas son la prueba de que Daniel Day-Lewis se toma su trabajo en serio: para Lincoln, leyó todo lo que se había escrito sobre el presidente estadounidense, en incluso se dirigía a Sally Field, fuera de plano, por el nombre de su personaje, Mary Todd. Pero con Gangs of New York, Daniel Day-Lewis fue demasiado lejos.

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El método, basado en la identificación entre personaje y actor, tiene en el cine sus entusiastas y detractores. Dos miembros destacados de una y otra escuela se encontraron, por ejemplo, en Marathon Man, en la que un metodista Dustin Hoffman se atiborró a cafés y se sometió a mortificantes sesiones de privación de sueño para ser torturado por el personaje de Laurence Olivier. Este, al verlo molido, le preguntó con cáustica sorna inglesa por qué no intentaba, en su lugar, actuar un poco.

Daniel Day-Lewis es, seguramente, uno de los líderes del método. En Gangs of New York, su obsesión llegó al extremo. En la película, interpretaba a uno de los matones más conocidos del Bowery neoyorquino, William Poole, alias El Carnicero. Para no abandonar el papel ni por un segundo, Day-Lewis mantuvo el acento estadounidense y gañán del carnicero durante meses y, en sus noches libres, buscaba peleas con desconocidos en garitos de la ciudad.

Debido a su constitución (interpretó a un boxeador en la película homónima) y su casi metro noventa, las peleas no ponían en peligro su salud. No abrigarse bien sí. Daniel Day-Lewis vestía chaquetas raídas, típicas de la época y estatus de su personaje, en pleno invierno neoyorquino.

Poco a poco, las brisas heladas fueron calando y Scorsese y su equipo le rogaron que, como el resto del reparto, se pusiera un abrigo. Pero Daniel Day-Lewis lo rechazó: si William El carnicero había podido soportarlo, él también. Day-Lewis no corrió la misma suerte que El carnicero (un balazo en la cabeza a los 33 años), pero sí que cayó víctima de una fuerte neumonía. Aun así, todavía le quedaron fuerzas para negarse, durante unos días, a medicarse porque El carnicero no habría tomado pastillas.

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