Vietnam, 50 años después | POR GERVASIO SÁNCHEZ
Se cumple medio siglo desde la toma de Saigón por las tropas norvietnamitas y unificación del país.

Los más de 100 millones de vietnamitas celebran a lo grande el cincuenta aniversario de la unificación del país. Desde hace semanas centenares de miles de ciudadanos aprovechan los días de vacaciones para visitar aquellos lugares donde se gestó el orgullo de un país tercermundista que desalojó a los colonialistas franceses en 1954 y obligó en 1975 a hincar el pie en la tierra en una derrota histórica a Estados Unidos, la poderosa potencia universal.
"Nuestro pequeño pueblo derrotó a tres grandes potencias: el militarismo japonés, el colonialismo francés y el imperialismo estadounidense", dice con gran orgullo el guía de una expedición española que visita las zonas más conflictivas de aquella guerra. Y de paso, añade a hurtadillas, "demostramos a nuestros más acérrimos enemigos actuales, los chinos, que sabemos combatir y repeler a cualquier invasor".
Hoy se cumplen cincuenta años de la toma de Saigón por las columnas norvietnamitas y comunistas que forzaron la rendición de los survietnamitas, que habían apoyado a los estadunidenses. Fue el inicio del fin de la guerra que se formalizó el 2 de julio de 1976 con la reunificación del país bajo el nombre de la República Socialista de Vietnam. Los carros de combate norvietnamitas atravesaron las rejas del palacio presidencial y se hicieron fuertes en la gran ciudad sudista sin apenas resistencia, mientras decenas de miles de colaboradores de Estados Unidos intentaban abandonar el país.
¿Quién no ha visto la icónica foto de decenas de personas encaramadas a las escaleras de la residencia del subdirector de la CIA para abordar uno de los últimos helicópteros que abandonaba a la ciudad? El símbolo final de una derrota que todavía hoy duele en Estados Unidos. Una gran evacuación en helicópteros hasta los portaviones que acabó en un gran caos y que se volvió a repetir en Kabul con la retirada en agosto de 2021 tras la llegada de los talibanes al poder.
Centenares de vietnamitas vestidos con ropas militares o coloridos vestidos visitan hoy uno de los lugares más trágicos de aquella guerra: la llamada zona desmilitarizada, un área de cinco kilómetros en el río Ben Hai, un acuerdo firmado en abril de 1954 en Ginebra entre el gobierno vietnamita liderado por Ho Chi Minh y los franceses tras llegar a un armisticio.
Aunque el área desmilitarizada a la altura del paralelo 17 surgió como algo temporal, se convirtió de facto en la frontera entre los dos Vietnam durante casi 20 años. La placidez de un bonito puente que se atraviesa bajo un sol de justicia impide imaginar que este lugar fue escenario de los bombardeos más duros durante la guerra de Vietnam y acabó convirtiéndose en el escenario de cruentas batallas con decenas de miles de muertos, heridos y desaparecidos.
Los estadounidenses establecieron bases militares a lo largo de toda la zona desmilitarizada para evitar que los norvietnamitas se infiltraran en territorio del sur. Una gran parte de los bombardeos en la frontera de Vietnam con Laos y Camboya tenía como objetivo inutilizar los senderos utilizados por los guerrilleros del norte que suministraban apoyo logístico a los comunistas del sur.
Desde el fin de la guerra, las explosiones de artefactos sin detonar han causado la muerte a más de 40.000 personas y heridas a otras 60.000 en todo Vietnam. Un número significativo de víctimas mortales que superan las 7.000 se han producido en la llamada zona desmilitarizada, un 30% eran menores. A pesar de que ya han pasado 50 años hay que tener cuidado porque siguen habiendo proyectiles sin explosionar y minas antipersonas enterradas en esta zona.
Se calcula que un 10% de las casi ocho millones de toneladas que Estados Unidos lanzó contra Vietnam, Laos y Camboya no estallaron. Aunque se ha hecho un gran esfuerzo, se necesitaría decenas de años o quizá siglos para neutralizar todos los proyectiles que siguen bajo tierra.
Uno de los lugares que mejor refleja la tenacidad de los vietnamitas son los túneles de Vinh Moc, construidos en una humilde aldea de pescadores y campesinos muy cerca de la zona desmilitarizada, cuyos habitantes se tuvieron que organizar para resistir y sobrevivir a los continuos bombardeos estadounidenses aéreos o navales.
En 1966, los habitantes, que vivían en una zona declarada de "fuego libre" por Estados Unidos, decidieron excavar túneles para esconderse. Después de 18 meses de trabajo con utensilios sencillos y camuflados entre bosques de bambú para no ser detectados, los 1.200 habitantes tenían espacio bajo tierra para esconderse cuando llegaban los aviones. De 1,2 metros de ancho y 1,7 de alto, los túneles se construyeron en tres niveles bajo tierra que descienden hasta 26 metros de profundidad. Llegaron a construir casi tres kilómetros de túneles.
A ambos lados del estrecho pasillo había habitaciones diminutas donde se alojaba cada familia. Llegaron a construir una zona de reuniones para 150 personas que era utilizada para estudiar, cantar y, a partir de 1972, cuando se instaló electricidad, para ver películas. Incluso construyeron una clínica médica donde nacieron 17 niños bajo la tierra. Los adultos salían a pescar y a sembrar y recoger arroz. Los ancianos y los niños evitaban salir del escondite.
Los estadounidenses intentaron destruir estos túneles con bombas perforantes o de penetración, diseñadas para perforar estructuras fortificadas bajo tierra. En la aldea vecina de Vinh Quang, los bombardeos hundieron los túneles, matando a todas las personas que se ocultaban en ellos.
Vietnam y Estados Unidos restablecieron relaciones diplomáticas en 1995, veinte años después de finalizar la guerra. Ambos países tenían como enemigo económico común a China. Los cambios económicos en Vietnam bajo la égida de partido único han mejorado las relaciones con su antiguo enemigo y han establecido acuerdo de cooperación estratégica con el objetivo servir de muro de contención ante Pekín.
El número de turistas estadounidenses ha crecido en los últimos meses. En el mes de enero de 2025, más de dos millones de turistas internacionales visitaron Vietnam, entre los que destacan 92.000 estadounidenses, un aumento interanual del 25%. Como dice el guía vietnamita, “los malos no son ciudadanos, sino los gobernantes que engañan y manipulan a sus ciudadanos”. Bienvenidos son los turistas y sus dólares.