"Un himno para los raros y los freaks": La canción que Billie Joe Armstrong escribió para no perder la cabeza
Allá por 1994, cuando el grunge pegaba sus últimos grandes coletazos, tres jóvenes desalineados de California se metían en la escena con un disco muy particular: Dookie. Con un título escatológico, una tapa digna de una revista berreta y canciones que hablaban de masturbación, apatía y aburrimiento existencial, Green Day pateaba la puerta del mainstream. [...] Ver más noticias en Indie Hoy.

Allá por 1994, cuando el grunge pegaba sus últimos grandes coletazos, tres jóvenes desalineados de California se metían en la escena con un disco muy particular: Dookie. Con un título escatológico, una tapa digna de una revista berreta y canciones que hablaban de masturbación, apatía y aburrimiento existencial, Green Day pateaba la puerta del mainstream. Pero detrás de ese disfraz, había otra cosa: angustia. Y en el centro de todo eso, Billie Joe Armstrong tratando de no perder la cabeza.
"Pensé que me estaba volviendo loco. No entendía nada, así que la única forma de ponerle palabras a lo que me pasaba era escribir una canción”, dijo en una entrevista con la revista Rolling Stone. De ese sacudón interno nació "Basket Case", el tema más grande del disco y, quizás, la confesión más brutal de su carrera. Una canción que, bajo el disfraz de hit radial, se parecía más a un grito de auxilio.
Armstrong mismo lo definió mejor que nadie: "Es un himno para los raros y los freaks”. Y tenía razón. Porque "Basket Case" no es solo una canción sobre volverse loco; es un retrato honesto de los síntomas de la ansiedad. El estribillo no pregunta si tenés tiempo para escuchar una queja, sino si alguna vez estuviste al borde del colapso. Y la respuesta, para miles de adolescentes en los 90 (y para muchos más después), fue un sí rotundo.
La paradoja es tremenda: justo cuando a Green Day empezaba a irle realmente bien, cuando las discográficas se mataban por firmarlos y sus shows explotaban de gente, Billie Joe se venía abajo. La ansiedad, los ataques de pánico y una sensación constante de estar siendo observado lo estaban desestabilizando.
Y lo peor es que sentía que la escena punk que lo había acuñado desde muy chico le estaba dando la espalda. El miedo al juicio, a la acusación de "haberse vendido”, lo consumía por dentro. Y todo eso quedó plasmado en Dookie.
Porque el disco, más allá de su tono burlón y adolescente, está teñido de una oscuridad latente y "Basket Case", sin dudas, es el centro emocional del álbum. Un tema que logró lo que muy pocos consiguen: poner en palabras algo que a veces ni uno mismo puede explicar. Y en ese intento, encontró a su público.
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