Un caso por estafa vinculado a una de las mayores herencias de la Argentina se cerró con una novedosa figura procesal
Los cuatro hijos mayores del empresario Andy Deutsch estaban procesados, acusados de haberle escondido bienes de la sucesión a un medio hermano menor; un acuerdo económico puso fin a la causa penal

Heredaron una de las grandes fortunas de la Argentina, los procesaron por un presunto intento de estafa a su medio hermano y después de una larga batalla legal, fueron finalmente sobreseídos. Lo notable del caso es que si bien la causa penal se cerró, todos los involucrados, incluida la representante del presunto estafado, estuvieron de acuerdo con el resultado.
Los protagonistas de la historia son los cuatro hijos mayores del empresario Gustavo Andrés Deutsch, que el mes pasado fueron sobreseídos en el expediente que los investigaba por fraude. La Justicia declaró “extinguida la acción penal” porque los cuatro llegaron a un acuerdo con Rita Karina Rosa Caporale, la mujer que fue pareja del empresario fallecido y es la madre de su hijo más chico, de 11 años, a quien los hermanos estaban acusados de haber querido perjudicar escondiéndole bienes.
La causa se cerró por aplicación de un instituto procesal nuevo: el acuerdo conciliatorio, que desde 2019 puede usarse como un medio alternativo para resolver casos penales porque así lo dispuso la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación del Código Procesal Penal Federal. En este caso, el acuerdo fue un pacto de entrega de bienes que firmaron en sede civil los herederos acusados y Caporale.
Junto con los hijos de Deutsch fueron sobreseídos Johannes Gebhard Matt e lwan Josef Ackermann, que, según Caporale, habían administrado bienes que fueron de Deutsch. La causa penal se cerró en forma definitiva también respecto de ellos.
El fallo
En el fallo que puso fin al caso, el juez Santiago Bignone recordó que la causa se inició contra los hijos mayores de Deutsch (Allison Kaye, Julia Andrea, Frederick Lawrence y Katherine Michele), que tienen hoy entre 58 y 65 años, porque “mediante distintos actos habrían logrado que los muchos y verdaderos bienes que componían el patrimonio de Deutsch no hayan ingresado a la sucesión y de ese modo, habrían generado un perjuicio patrimonial concreto hacia el menor, del que se habrían beneficiado”; todo esto, dijo el magistrado, “bajo la sospecha de que se habrían valido de la posición de ventaja que les otorgaba saber puntillosamente cuál era el patrimonio del nombrado”.
A lo largo de la investigación, en la que intervino la fiscal Mónica Cuñaro, la Justicia detectó bienes ocultos por un valor de más de 612 millones de dólares, según el fallo de los procesamientos. Entre ellos, un fideicomiso producto de la venta de Casa Tía en los 90 y fondos que cobraron los hijos mayores de Deutsch por la venta de las acciones de los supermercados Ta-Ta de Uruguay y Tía de Ecuador. El comprador fue Francisco de Narváez, quien declaró como testigo y afirmó haberles pagado a los cuatro hijos mayores sin conocer la historia familiar completa.
La herencia detectada también incluye tres aviones y un aeropuerto en Pensilvania; un campo en Lincoln -provincia de Buenos Aires- que estaba tasado en 39 millones de dólares y departamentos y oficinas que estaban a nombre de sociedades que controlaba Deutsch a través de otras firmas. Entre esos bienes está el departamento en el que vivió Deutsch hasta su muerte, sobre la avenida Figueroa Alcorta: un tríplex que tuvo como inquilina a la modelo Carolina “Pampita” Ardohain y que fue valuado en 5,5 millones de dólares, según precisó el juez Bignone en 2023 (las últimas estimaciones sostienen que el precio es incluso mayor).
Cuando cerró la causa, el juez recordó que “la calificación asignada a los hechos (defraudación) encuadra en las previsiones del artículo 34 del Código Procesal Penal Federal, referidas, precisamente, a la posibilidad de que el imputado y el damnificado concilien”. Y dijo: “Además, cabe tener en cuenta que la ley tiende, en los conflictos de exclusivo contenido patrimonial como el que se resuelve en esta decisión, sin violencia, a la posibilidad de dejar a los protagonistas resolverlos y analizar las soluciones que propongan”.
El juez afirmó que la doctrina penal entiende que “no se trata de una sustitución del derecho penal por el civil, o la reprivatización del conflicto, sino antes bien de analizar en cada caso concreto y conforme el interés lesionado por el hecho y de acuerdo a las pretensiones de la víctima, cuál es la mejor solución al conflicto que aparezca compatible con los fines del derecho penal”.
En este caso, advirtió el juez, “la víctima aceptó el ofrecimiento realizado por los acusados en concepto de reparación patrimonial y prestó expresa conformidad con el modo de resolución del conflicto”. Y el acuerdo incluyó -destacó el magistrado- “la decisión expresa de que esta causa concluya y consecuentemente se extinga la acción penal respecto de todos los imputados, herederos y no herederos”.
“Estoy convencido -afirmó el juez- de que lo acordado en sede civil por las partes tiene y debe tener impacto en el trámite de esta causa penal porque a fin de cuentas, se pusieron de acuerdo en la solución del conflicto de una manera alternativa a la tradicionalmente implementada por el Derecho Penal (mediante la imposición de una pena), al priorizar el reestablecimiento de la armonía entre sus protagonistas y la paz social.”
La historia de Deutsch
Deutsch era checo, llegó de niño a la Argentina y en 1999 era dueño y presidente de Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) cuando un avión de la compañía se estrelló en el Aeroparque de Buenos Aires; murieron 65 personas y otras 17 resultaron heridas de gravedad. Deutsch fue juzgado por este hecho, conocido como “la tragedia de LAPA”, y el Tribunal Oral Federal 4 lo absolvió.
Años después, Deutsch murió en un accidente aéreo. Viajaba en una avioneta que se estrelló contra una casa en Nordelta, en el barrio La Isla.
Sus cuatro hijos mayores -los que acaban de ser sobreseídos- viven todos fuera del país. En cuanto al más chico, vive en la Argentina y es hijo de una mujer que trabajaba en el área de contabilidad de una de las empresas de Deutsch. Tuvieron una larga relación y el chico nació después de tres tratamientos de fertilidad de alta complejidad de los que Deutsch participó: tuvo un rol activo en esos tratamientos y estuvo presente en el nacimiento.
Deutsch estaba casado con Graciela Villarruel en el momento del accidente aéreo y los dos murieron en el acto. No tenían hijos en común.
Los herederos de Villarruel-que estuvo 23 años junto a Deutsch- también les hicieron reclamos a los hijos mayores del empresario; se presentaron en la causa penal y en un primer momento fueron aceptados como querellantes, pero la Cámara del Crimen revocó esa decisión porque entendió que la disputa que se libraba en la causa era por los bienes propios de Deutsch, bienes que Villarruel no había llegado a heredar y que, por ende, los hijos de ella no tenían derecho a reclamar.