Comenzó a colaborar con el Servicio Secreto tras ser detenido. Lo que nadie sabía es que Albert Gonzalez seguía robando a lo grande
En el verano de 2003, una investigación rutinaria por una serie de robos en Manhattan condujo a un hallazgo inesperado. Un agente encubierto del Departamento de Policía de Nueva York siguió a un joven que se comportaba de forma sospechosa y lo observó operar durante varios minutos en el vestíbulo de un cajero automático. Iba extrayendo dinero con una tarjeta tras otra, todas ellas falsificadas, aprovechando el cambio de día para sortear los límites diarios de retirada. Aquella escena era solo la punta del iceberg de una red criminal mucho más compleja, según detalló años después el diario The New York Times. Leer más »

En el verano de 2003, una investigación rutinaria por una serie de robos en Manhattan condujo a un hallazgo inesperado. Un agente encubierto del Departamento de Policía de Nueva York siguió a un joven que se comportaba de forma sospechosa y lo observó operar durante varios minutos en el vestíbulo de un cajero automático. Iba extrayendo dinero con una tarjeta tras otra, todas ellas falsificadas, aprovechando el cambio de día para sortear los límites diarios de retirada. Aquella escena era solo la punta del iceberg de una red criminal mucho más compleja, según detalló años después el diario The New York Times.