Un apagón de luz y una sobrecarga de demagogia

Por curiosidad, ¿saben ustedes si las energías renovables son de izquierdas y la energía nuclear es de derechas? Lo digo porque como no paro de leer y de...

May 6, 2025 - 05:44
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Un apagón de luz y una sobrecarga de demagogia

Por curiosidad, ¿saben ustedes si las energías renovables son de izquierdas y la energía nuclear es de derechas? Lo digo porque como no paro de leer y de escuchar a analistas muy sesudos lanzando diatribas encendidas sobre los usos de una y otra energía he terminado por pensar que el mega apagón que sufrimos hace ahora ocho días es un asunto político y no técnico.

Y, por cierto, un asunto político en el peor sentido de la expresión, porque esta cuestión tan absurda de enfrentar a las renovables con las nucleares no es hija de un debate científico, sino de la polarización y del sectarismo que anidan en la conversación pública en España.

La simplificación es clave en los discursos políticos porque permite que estos últimos sean comprensibles para la gran mayoría de nosotros. Pero cuando se utiliza para el análisis de sistemas tan complejos como el eléctrico y para situaciones tan graves como las vividas, puede provocar un apagón no solo en el suministro de luz, sino en nuestras propias mentes.

Soy un firme defensor de las energías renovables. Creo en sus bondades en la lucha contra el cambio climático y estoy convencido de que nos van a hacer más fuertes como país porque nos van a permitir estar en el top ten de los grandes productores de energías limpias del mundo.

Pero me parece que también nos estamos pegando un tiro en el interruptor de nuestras vidas si para defender su utilización linchamos a todo aquel que ose criticar su uso, no aceptamos que igual hemos cometido algunos errores en su implantación y, como pasa ahora, preferimos disfrazarnos de talibanes antinucleares antes que reconocer que quizás haya que mejorar el modo de usar las energías limpias, todavía en convivencia con las tradicionales.

Una semana después de que España regresara por unas horas al siglo XIX, los españoles no tenemos explicaciones más o menos convincentes de por qué ocurrió lo que ocurrió. Pero lo que sí estamos soportando es una sobrecarga de discursos demagógicos en la que más de uno y de dos están intentando eximirse de toda responsabilidad en lo sucedido mediante el ardid de montar un relato sobre lo malvados que son los "actores privados" y esas nucleares que defienden los nuevos fachas energéticos. Una excusa muy infantil, pero también perversa y, lo que más nos debería preocupar, tóxica para nuestros propios intereses.