Sujetos de la historia

Napoleón estaba convencido de que España no opondría resistencia tras la invasión, pero, ¡ja!, no sabía lo que le esperaba. Con los ejércitos regulares vencidos y arrinconados, muchos hombres —y también mujeres— decidieron plantar cara al invasor. En este making of Antonio J. Carrasco Álvarez cuenta el origen de Guerrilla: Una historia nueva de la Guerra... Leer más La entrada Sujetos de la historia aparece primero en Zenda.

May 18, 2025 - 11:48
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Sujetos de la historia

Napoleón estaba convencido de que España no opondría resistencia tras la invasión, pero, ¡ja!, no sabía lo que le esperaba. Con los ejércitos regulares vencidos y arrinconados, muchos hombres —y también mujeres— decidieron plantar cara al invasor.

En este making of Antonio J. Carrasco Álvarez cuenta el origen de Guerrilla: Una historia nueva de la Guerra de Independencia (Desperta Ferro).

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Es fácil olvidarse de que Francia era la potencia hegemónica en Europa en 1808. Austria, Rusia y Prusia habían sido aplastadas en tres campañas sucesivas, que consolidaron el liderazgo continental del imperio francés. Así que cuando Napoleón decidió intervenir en la península Ibérica con su acostumbrada sutileza —la de un elefante en una cacharrería— nadie podía imaginar que terminaría por atragantársele. Para su sorpresa, los españoles no se dieron por enterados de que Francia era la superpotencia de la época y de que era ridículo enfrentarse a ella, así que le montaron una rebelión, levantaron ejércitos, prepararon las fortalezas y se aliaron con los ingleses, ¡qué osadía!; mientras tanto, con paisanos y soldados dispersos, organizaron una resistencia armada en la retaguardia de los ejércitos imperiales; una milicia de nueva especie, la guerrilla, que se convertiría en una herida infectada en el costado de las tropas de Napoleón.

A pesar de su relevancia en la Guerra de Independencia, cuando empecé a investigar sobre la guerrilla española, allá por 1994, era el patito feo de la historiografía. Era más fácil encontrar monografías y artículos académicos acerca de la guerrilla antifranquista que sobre las partidas españolas de 1808-1814. ¿La parte positiva? Que era un campo de estudio que se adaptaba perfectamente a lo que se supone que debe ser una tesis doctoral. ¡Ahora solo hacía falta encontrar la documentación en los archivos!

"Junto con los documentos conservados en el Archivo Histórico Militar de Madrid y de Segovia, más los de Estado del propio AHN, pude pergeñar una tesis doctoral bastante apañada"

Ahí tuve suerte, porque cuando retomé la investigación en 2004 encontré una veta documental muy rica en el Fondo de Diversos, en el Archivo Histórico Nacional (AHN). Ahora está casi (énfasis en casi) completamente digitalizado, pero entonces lo habíamos mirado cuatro gatos. De hecho, una de las pocas monografías académicas dedicadas al estudio de la guerrilla, publicada precisamente en 2004, ni siquiera lo había consultado.

Y es un fondo con mucha documentación sobre la guerrilla. La razón es que procede del antiguo Depósito de la Guerra —instituido en 1810—, que se repartiría entre el AHN y el Servicio Histórico Militar (ahora Archivo Histórico Militar). En 1815, Fernando VII ordenó a la Tercera Sección del Estado Mayor, bajo la dirección de Francisco Xavier Cabanes, que empezara a recopilar documentación para redactar una historia oficial de la Guerra de la Independencia. Por desgracia, el dinero se acabó y solo pudo salir el primer tomo, que terminaba en un cliffhanger: la noche del 1 al 2 de mayo de 1808. Por suerte, les dio tiempo a recibir mucho material, y aunque es un poco caótico de consultar —los legajos están muy mezclados, por lo general—, es una mina para los investigadores.

Junto con los documentos conservados en el Archivo Histórico Militar de Madrid y de Segovia, más los de Estado del propio AHN, pude pergeñar una tesis doctoral bastante apañada. Es la que sirve de base a este libro, y eso me lleva al segundo problema: ¿cómo adaptar una tesis a un libro cuyo propósito es la divulgación entre un público no especialista? La respuesta es simple: reescribirla de arriba abajo. El desafío era decidir qué quitaba, qué dejaba pero mandaba a las notas de final de capítulo para que la digresión no interrumpiera el flujo de la narración, y cómo «traducía» el lenguaje académico a un texto accesible que enganchara a todo tipo de lector. En Guerrilla he intentado mantener el equilibrio entre ambos extremos, esto es, entre la divulgación y el rigor que exige la disciplina de la historia.

"El resultado es un libro que quiere poner el foco en los hombres y mujeres que se unieron a las partidas y en aquellos que los combatieron"

Elaborar la cartografía ha sido una de las partes más complicadas del proceso, y es que, ¿cómo representas algo tan volátil, tan fluido, como la guerrilla española? Un mapa histórico exige compromisos. Los números que son válidos para, por ejemplo, diciembre de 1811, no valen para dos meses más tarde, en febrero de 1812. Ese es el caso de la División de Guadalajara, que mandaba el Empecinado, que en la primera fecha sus fuerzas rondaban los dos mil quinientos efectivos, pero en febrero es derrotado en el Rebollar, a la altura de Sigüenza, perdiendo más de mil hombres entre muertos, prisioneros y dispersos. Al final no te queda otra que aceptar que el mapa es una «foto» que refleja un instante en el tiempo. Y eso es lo de menos, porque en ocasiones tienes que decidir si sigues la versión más aceptada por la historiografía o si te tiras al agua y propones una distinta, algo que siempre produce un poco de vértigo. Por suerte, el equipo cartográfico de Desperta Ferro tiene mucha experiencia y eso siempre ayuda.

El resultado es un libro que quiere poner el foco en los hombres y mujeres que se unieron a las partidas y en aquellos que los combatieron. Fue una guerra dura y cruel, en la que ser despiadado era una virtud admirable, mientras que, al mismo tiempo, era necesario justificar la compasión. Los españoles se levantaron en armas para defender su modo de vida, sus costumbres, su religión y a su rey. Los soldados imperiales habían entrado para imponer a un monarca extranjero, cargados de prejuicios contra los nativos y, muchas veces, indiferentes a sus tribulaciones. La responsabilidad recae en el error de juicio de Napoleón a la hora de analizar «la cuestión española». El emperador decidió interferir en los asuntos de España pensando que con poco más de cien mil hombres podría controlarla. Lo que se encontró fue con una guerra interminable.

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Autor: Antonio J. Carrasco Álvarez. Título: Guerrilla: Una historia nueva de la Guerra de la Independencia. Editorial: Desperta Ferro. Venta: Todos tus libros.

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