Sánchez recela de la receta Macron contra la guerra comercial y opta por la vía defensiva a la espera de la UE
El Gobierno confía en que la Comisión Europea anuncie la respuesta a Trump esta misma semana mientras detecta buena disposición en la oposición y los agentes sociales al plan de protección a las empresas. Cree que la posición de FAES , y no la de Vox, arrastrará esta vez a Feijóo a la responsabilidad de Estado El Ibex 35 se desploma casi un 6% en su peor jornada desde la pandemia empujado por los aranceles En tiempos de turbulencias e incertidumbres, lo que toca es firmeza, responsabilidad y unidad. En España y en Europa. Así son las crisis. La guerra declarada por Donald Trump contra el comercio global no será muy distinta. Y quien pretenda tomar atajos, sacudir emociones primitivas o sacar provecho electoral rodará probablemente hacia el abismo. Así lo creen en el Gobierno de Pedro Sánchez, aun sabiendo que habrá quien tenga tentaciones. En España y en Europa. De momento, entre los estados miembros de la UE ha habido tres tipos de respuesta: ofensiva, defensiva y pasiva. Entre las primeras, la más estruendosa ha sido la del presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, quien ha decidido ir un paso más allá de la reciprocidad en los aranceles y hacer un llamamiento a sus empresas para frenar las inversiones en territorio estadounidense. Entre las segundas, la de Pedro Sánchez con un paquete financiero de préstamos y ayudas directas por valor de 14.100 millones de euros con los que proteger a los sectores económicos afectados por la guerra comercial, a la espera del resultado que arroje la negociación entre EEUU y la Comisión Europea. Se prevé que las barreras arancelarias golpearán sobre todo a las compañías exportadoras de aceite, vino, maquinaria, componentes de automoción y productos farmacéuticos. Sánchez recela de la respuesta unilateral de Macron al entender que lo que menos conviene dada la gravedad de la situación “es echar gasolina al incendio”. El camino a seguir, según fuentes gubernamentales, es “coordinar las soluciones con Bruselas en lugar de enarbolar propuestas más retóricas que fácticas y, de paso, enmendar la plana a la Comisión Europea”. La paralización de las inversiones anunciada por Macron, sostienen en la Moncloa, tiene además un nulo efecto práctico porque el grueso de las herramientas de respuesta son de control comunitario y porque el presidente de la República francesa no puede determinar lo que hagan las empresas. Frente a la ofensiva de Francia, España ha sido el primer país de la UE que ha desplegado una respuesta defensiva de protección que, en general, ha tenido una buena acogida tanto por los agentes sociales como por la oposición, con la única excepción de Vox y alguna que otra boutade de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. España cree que la mejor solución, y así lo ha expresado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, es una solución negociada y justa con la Administración Trump, ya que la relación comercial más grande que tiene Europa es con EEUU, lo que permite a la Comisión sentarse siendo un jugador de igual a igual. No obstante, y sin cerrar la puerta a esa negociación, el Gobierno de Sánchez cree que la UE tiene que responder “con firmeza, unidad y sin un gramo de ingenuidad” ante medidas que perjudiquen a los 27. No en vano, el impacto que podrían tener los aranceles del 20% impuestos por Estados Unidos a la Unión Europea, pueden restar varias décimas al PIB de la economía española, pese a que la exposición directa de nuestros productos a la política arancelaria de Trump, es mucho menor que la de otros socios europeos. Ni Sánchez ni Von der Leyen –que han hablado esta semana casi a diario– quieren dar pasos que supongan una escalada en el conflicto, sino más bien lo contrario, si bien sobre la mesa de negociación, además de la imposición de contraaranceles, están otras herramientas como el conocido mecanismo de anti coerción. “No podemos ser ingenuos en este tipo de negociaciones, y hay que entrar con las herramientas y con las medidas que tenemos. Están los aranceles, pero tenemos otras también necesarias para participar y negociar de igual a igual (...) Ahora mismo estamos en un punto en el cual solo se están afectando las mercancías y la Unión Europea puede incluso activar el mecanismo anticoerción, donde podríamos ampliar las medidas de impacto a otro tipo de sectores, como por ejemplo el sector servicios”, reconoce el ministro de Economía, quien ya ha recibido a todos los grupos parlamentarios para informarles de la situación. Respuesta rápida y certidumbre a los mercados El presidente del Gobierno, que si en algo tiene experiencia es en la gestión de crisis sobrevenidas, se ha propuesto reeditar la misma fórmula que ya implementó durante la pandemia, la invasión rusa a Ucrania, la crisis energética, la erupción del volcán de La Palma e incluso la DANA que arrasó Valencia: inyección de recursos públicos para el estímulo empresarial, protecc

El Gobierno confía en que la Comisión Europea anuncie la respuesta a Trump esta misma semana mientras detecta buena disposición en la oposición y los agentes sociales al plan de protección a las empresas. Cree que la posición de FAES , y no la de Vox, arrastrará esta vez a Feijóo a la responsabilidad de Estado
El Ibex 35 se desploma casi un 6% en su peor jornada desde la pandemia empujado por los aranceles
En tiempos de turbulencias e incertidumbres, lo que toca es firmeza, responsabilidad y unidad. En España y en Europa. Así son las crisis. La guerra declarada por Donald Trump contra el comercio global no será muy distinta. Y quien pretenda tomar atajos, sacudir emociones primitivas o sacar provecho electoral rodará probablemente hacia el abismo. Así lo creen en el Gobierno de Pedro Sánchez, aun sabiendo que habrá quien tenga tentaciones. En España y en Europa.
De momento, entre los estados miembros de la UE ha habido tres tipos de respuesta: ofensiva, defensiva y pasiva. Entre las primeras, la más estruendosa ha sido la del presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, quien ha decidido ir un paso más allá de la reciprocidad en los aranceles y hacer un llamamiento a sus empresas para frenar las inversiones en territorio estadounidense. Entre las segundas, la de Pedro Sánchez con un paquete financiero de préstamos y ayudas directas por valor de 14.100 millones de euros con los que proteger a los sectores económicos afectados por la guerra comercial, a la espera del resultado que arroje la negociación entre EEUU y la Comisión Europea. Se prevé que las barreras arancelarias golpearán sobre todo a las compañías exportadoras de aceite, vino, maquinaria, componentes de automoción y productos farmacéuticos.
Sánchez recela de la respuesta unilateral de Macron al entender que lo que menos conviene dada la gravedad de la situación “es echar gasolina al incendio”. El camino a seguir, según fuentes gubernamentales, es “coordinar las soluciones con Bruselas en lugar de enarbolar propuestas más retóricas que fácticas y, de paso, enmendar la plana a la Comisión Europea”.
La paralización de las inversiones anunciada por Macron, sostienen en la Moncloa, tiene además un nulo efecto práctico porque el grueso de las herramientas de respuesta son de control comunitario y porque el presidente de la República francesa no puede determinar lo que hagan las empresas. Frente a la ofensiva de Francia, España ha sido el primer país de la UE que ha desplegado una respuesta defensiva de protección que, en general, ha tenido una buena acogida tanto por los agentes sociales como por la oposición, con la única excepción de Vox y alguna que otra boutade de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
España cree que la mejor solución, y así lo ha expresado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, es una solución negociada y justa con la Administración Trump, ya que la relación comercial más grande que tiene Europa es con EEUU, lo que permite a la Comisión sentarse siendo un jugador de igual a igual. No obstante, y sin cerrar la puerta a esa negociación, el Gobierno de Sánchez cree que la UE tiene que responder “con firmeza, unidad y sin un gramo de ingenuidad” ante medidas que perjudiquen a los 27. No en vano, el impacto que podrían tener los aranceles del 20% impuestos por Estados Unidos a la Unión Europea, pueden restar varias décimas al PIB de la economía española, pese a que la exposición directa de nuestros productos a la política arancelaria de Trump, es mucho menor que la de otros socios europeos.
Ni Sánchez ni Von der Leyen –que han hablado esta semana casi a diario– quieren dar pasos que supongan una escalada en el conflicto, sino más bien lo contrario, si bien sobre la mesa de negociación, además de la imposición de contraaranceles, están otras herramientas como el conocido mecanismo de anti coerción. “No podemos ser ingenuos en este tipo de negociaciones, y hay que entrar con las herramientas y con las medidas que tenemos. Están los aranceles, pero tenemos otras también necesarias para participar y negociar de igual a igual (...) Ahora mismo estamos en un punto en el cual solo se están afectando las mercancías y la Unión Europea puede incluso activar el mecanismo anticoerción, donde podríamos ampliar las medidas de impacto a otro tipo de sectores, como por ejemplo el sector servicios”, reconoce el ministro de Economía, quien ya ha recibido a todos los grupos parlamentarios para informarles de la situación.
Respuesta rápida y certidumbre a los mercados
El presidente del Gobierno, que si en algo tiene experiencia es en la gestión de crisis sobrevenidas, se ha propuesto reeditar la misma fórmula que ya implementó durante la pandemia, la invasión rusa a Ucrania, la crisis energética, la erupción del volcán de La Palma e incluso la DANA que arrasó Valencia: inyección de recursos públicos para el estímulo empresarial, protección a los trabajadores y escudo social. El objetivo: dar una respuesta rápida y no generar incertidumbre en los mercados.
Varios de sus ministros coinciden en que Sánchez “es un líder que se crece en las dificultades, da la cara y no se arruga ante los grandes desafíos” y que por ello ha querido anticiparse a la respuesta de Bruselas, que espera se conozca esta misma semana, quizá mientras él esté en China y Vietnam, donde acude con una delegación empresarial para explorar nuevas vías de inversión y engrasar las relaciones diplomáticas.
Gran parte de las medidas anunciadas por Sánchez el pasado jueves serán aprobadas en el próximo Consejo de Ministros, si bien algunas –de carácter técnico mucho menor– tendrán que pasar por el Congreso de los Diputados, según ha explicado Carlos Cuerpo al resto del gabinete. El ministro de Economía, a quien el presidente ha puesto al frente del gabinete de crisis, ya se ha reunido con todos los grupos parlamentarios para exponerles la situación, la próxima semana lo hará con las comunidades autónomas y el miércoles comparecerá en el Congreso de los Diputados.
De las conversaciones mantenidas hasta el momento, el Gobierno percibe que el PP está en disposición de colaborar y articular conjuntamente una respuesta de Estado frente a lo que se viene encima. “El choque es con Trump y no con el PP, y Feijóo parece haber leído y entendido este mismo marco”, aseguran desde el gabinete presidencial, donde sospechan que el líder de la derecha ha encontrado una buena ocasión para desmarcarse de Vox.
La disyuntiva de Feijóo: o España o Vox
No opina lo mismo un ministro socialista, para quien el de Feijóo “no es un partido unificado ni con un liderazgo que aglutine posiciones”, lo que unido a que sus relaciones con Vox son “tormentosas y muy poco predecibles” no garantiza que se mantenga en la senda de la unidad y el cierre de filas con el gobierno. Una predicción que coincide con la de algún estratega monclovita partidario de enfrentar al PP “a su triste realidad: o España o Vox”.
De momento, las únicas condiciones que el PP ha puesto para mantener esa mano tendida al gobierno para dar una respuesta a la guerra comercial es que se mantenga el clima de colaboración y de información. Y su vicesecretario de Economía, Juan Bravo, no solo ha agradecido al ministro Cuerpo la reunión que mantuvieron el jueves por la tarde, sino que reconoció que ambos intercambiaron “muchas ideas, mucha información y sobre todo la situación complicada en la que estamos en estos momentos”.
“Nos gusta la música que emiten –apostillan desde la Moncloa–. Y es que en realidad lo tienen muy difícil porque no hablamos de Sánchez, ni del Gobierno, sino de Europa y del mundo entero frente a Trump. Sería un disparate no estar dispuesto a proteger los intereses de España o no alinearse con Europa”. Esta vez, augura el mismo interlocutor, “pesará más la posición de FAES, en la órbita republicana anti Trump, que las presiones de Vox o las astracanadas de Ayuso”.
Pronósticos aparte, lo cierto es que Trump y su guerra comercial han conseguido que el marco de la conversación pública española se desplace de la ausencia de Presupuestos Generales del Estado, el gasto militar o la inestabilidad del gobierno a la necesidad de articular una respuesta de Estado frente a la crisis. Esto además de cohesionar a la coalición de gobierno y de brindar una nueva oportunidad a Sánchez para manejarse en la escena internacional, que es la que domina con mayor soltura y le eleva por encima de la habitual refriega nacional. Otra cosa será el rédito que obtenga de todo ello.