Reservistas voluntarios, civiles al servicio del Ejército: "No somos ajenos a una agresión militar"

España cuenta con casi 3.000 reservistas, una cifra muy inferior a la de los países de nuestro entorno.

Abr 11, 2025 - 07:10
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Reservistas voluntarios, civiles al servicio del Ejército: "No somos ajenos a una agresión militar"

Vestida de uniforme militar, la capitán Alejandra Navas, una sevillana de 52 años, se presentaa las 7 de la mañana, como cada día, en el cuartel general de la Unidad Militar de Emergencias (UME), en Torrejón de Ardoz, Madrid. Allí asume su puesto, en el gabinete de comunicación de las Fuerzas Armadas y pasa la mañana redactando notas de prensa, noticias, resúmenes de medios y comunicados.

A diferencia del resto de sus compañeros en la oficina, Navas no es militar. Es una actriz y presentadora que se encuentra actualmente activada como reservista voluntaria. Una civil al servicio de las Fuerzas Armadas.

"Mi padre era militar, piloto de caza, y a mi era algo que me encantaba. Yo quise ser también piloto de caza, pero resulta que, en ese momento, bueno, no entraban mujeres, esas cosas que pasaban antes", declara Navas, que desde entonces inició su carrera en el mundo de la actuación, en doblaje y presentando programas y eventos.

En 2009 decidió quitarse parcialmente esa espinita que se le había quedado con la carrera militar y se inscribió para una plaza como reservista. "La plaza era para el gabinete del Jefe de Estado Mayor del Aire, en el Ministerio de Defensa, y la saqué y estoy encantada".

Los reservistas voluntarios, una figura mucho más conocida y numerosa en países de nuestro entorno como Reino Unido o Francia que en España, son civiles que durante ciertos periodos anuales pasan a formar parte del Ejército realizando labores generalmente relacionadas con su vida profesional. A esos periodos se les conoce como activaciones y pueden extenderse, de manera general, desde unas pocas semanas a un máximo de cinco meses y medio anuales.

"Yo apuro el máximo, es decir, los cinco meses y medio, si me necesitan, aquí estoy. Me gustan mucho los ejercicios conjunto combinados que hemos estado haciendo por España porque tengo la posibilidad de estar en todo lo que es la comunicación de las emergencias, ya no solo de la UME y de las Fuerzas Armadas, sino con todos los responsables de emergencias, como Protección Civil, se aprende muchísimo", declara Navas. "Lo que yo siempre digo es, sacadme todo el jugo, todo, todo, todo, exprimidme bien. Para eso estamos, para hacer mucho, todo lo posible, todo lo que se nos necesite".

Una nueva "cultura de la defensa"

La profesionalización de las Fuerzas Armadas en España, culminada en 1998, no solo puso fin al Servicio Militar Obligatorio, la famosa "mili", sino que con ella desapareció la figura del reservista. Hasta entonces, la reserva estaba formada por todos los varones en edad militar que habían hecho la mili y personas de las antiguas milicias universitarias, llegando a sumar más de dos millones.

Una vez creado el Ejército profesional, se hizo necesario crear un nuevo concepto de reserva, integrada por civiles que voluntariamente se ponían a disposición de las fuerzas armadas durante un periodo del año y que se sumaban a los reservistas militares obligatorios y de especial disponibilidad. En 2007 se convocaron las 1.500 primeras plazas y, en la actualidad, entre los tres ejércitos y los cuerpos comunes hay casi 3.000 reservistas voluntarios.

"Los reservistas voluntarios son un complemento a esas fuerzas armadas profesionales, una aportación de conocimientos específicos del mundo civil que pueden existir o no en el mundo militar. Por ejemplo, los médicos son un recurso escaso en las fuerzas armadas, pero hay otros más específicos, como temas de tecnologías, ingenieros, psicólogos, todo tipo de profesiones que tiene una aplicación en el mundo militar", explica Luis Plasencia, portavoz de la Federación de Organizaciones de Reservistas de España (Fore).

Plasencia destaca, además de esa aportación de conocimientos por parte de civiles, otras dos grandes funciones de los reservistas voluntarios. Por un lado, convertirse en los primeros reemplazos disponibles para el Ejército profesional en caso de un conflicto abierto y, por el otro, difundir entre la sociedad la llamada "cultura de la defensa".

El conflicto de Ucrania y la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, que ha desatado un debate en los medios sobre un posible rearme e incluso la creación de un ejército europeo, ha hecho que la opinión pública española, históricamente poco dada al militarismo, esté cambiando sus percepciones sobre la defensa. Según la última encuesta DYM para 20minutos, un 53,4% de los españoles consideran que debe aumentarse el gasto en defensa.

"Lo que está haciendo la guerra de Ucrania es llamar la atención sobre un tipo de conflicto que ha vuelto a la actualidad y que ha transmitido a la población en general una toma de conciencia sobre la necesidad de la defensa y esa participación en la defensa conlleva la participación ciudadana con esa formación necesaria como reservistas", declara Plasencia, que considera que sería "lo normal", que el número de reservistas voluntarios aumente en España en los próximos años para acercarse a los números de los países de nuestro entorno.

El número de reservistas voluntarios en España, sin embargo, viene descendiendo en la última década, fundamentalmente a causa del retiro de un mayor número de efectivos al año de las plazas que se publican. El límite de edad para oficiales y suboficiales se sitúa en los 58 años y en 55 para la tropa y la edad media actualmente de los reservistas voluntarios es de 51 años.

La difícil conciliación laboral y familiar

El cuartel de Bétera, Valencia, es una pequeña torre de Babel en la que personal militar de 13 nacionalidades distintas convive bajo el paraguas de la OTAN. Desde hace 12 años, el capitán David Pandelet, un directivo de una pyme valenciana, lleva acudiendo hasta la base durante las últimas dos semanas para hacer su trabajo como analista económico.

"Mi trabajo consiste en elaborar informes de análisis sobre la vertiente económica. Cómo podría afectar en positivo o en negativo tanto para el enemigo como para la fuerza propia cualquier hecho aislado en ejercicios de maniobras", explica Pandelet. "Imagínate que en un país el almacén más grande de grano es bombardeado por el enemigo. Tenemos que analizar desde el punto de vista económico qué impacto puede tener y eso también se evalúa desde el punto de vista social, desde el punto de vista de la información, cómo se puede utilizar eso para propaganda o para contrapropaganda...".

Pandelet ha ido renovando cada tres años su compromiso como reservista voluntario tras ingresar en la primera promoción, en 2008, realizó una formación militar general de dos semanas y otra específica en su unidad de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra en Colmenar Viejo, Madrid. En esta unidad realizó labores en el área de logística hasta que, en 2013, surgió la posibilidad de incorporarse al Cuartel General de Despliegue Rápido de la OTAN.

Su rutina habitual en estos 17 años, en los que ha ascendido desde el rango de alférez hasta capitán, el máximo que puede alcanzar un reservista voluntario, ha sido activarse un mes al año. En el periodo de activación, los reservistas perciben una remuneración idéntica a la que tiene establecida el Ministerio de Defensa para los diferentes empleos de los militares profesionales. Por otro lado, deben pedir un permiso en su trabajo o reorganizar su vida laboral para poder compatibilizarla con su actividad militar, lo cual no es siempre una tarea sencilla.

"Al ser directivo, yo no tengo una necesidad de estar haciendo un trabajo manual diario y lo que hacía era, por las noches, cuando salía de maniobras, cogía el portátil ahí en la litera, me ponía a leer los emails del trabajo y a responder lo que fuera necesario", explica el capitán reservista, que está casado y es padre de dos hijos. "Eso implica también que, si estás trabajando el fin de semana en temas de tu empresa civil, a la familia la tienes un poco abandonada. Ellos saben que es algo que te enriquece personalmente y lo respetan, pero es una cosa que en España, a nivel legislativo, falta hacerlo funcionar mejor. Ni la empresa ni la familia deberían sufrir nada por el hecho de que tú quieras colaborar con la defensa de tu país".

Misiones en el extranjero

Los reservistas españoles, además de ser numéricamente muchos menos que los de otros países, sobre todo los anglosajones, raramente son enviados a operaciones en el extranjero. Aunque sí ha habido algunos reservistas, siempre médicos, en misiones de paz como la de Líbano o en Turquía, en el despliegue de la Batería Patriot, por lo general, las Fuerzas Armadas son reticentes a enviarlos juntos a tropas desplegadas en el exterior.

El teniente Alberto García-Perla, un médico especialista en cirugía maxilofacial sevillano de 52 años, lleva desde 2017 como reservista voluntario en los cuerpos comunes del Ejército. Como médico, ha sido activado en ejercicios del batallón de helicópteros de Sevilla, en ejercicios de tiro, reconocimientos médicos, en pruebas permanente de la tropa o, simplemente, en el botiquín de su unidad por las mañanas, atendiendo a personal con cortes, fiebres u otras afecciones comunes.

"Al extranjero, hasta ahora, no he ido por disponibilidad, pero los sanitarios, en teoría, somos los únicos reservistas que podemos ir a misiones fuera de España, por la necesidad que hay", explica García-Perla. "Entonces, en nuestro caso, tenemos que hacer un curso previo o varios cursos previos, que yo no los he hecho hasta ahora, pero que estaría dispuesto. Por estar, estaría dispuesto incluso a ir a Ucrania o a donde mi país me pida".

Hijo de un antiguo miembro de la milicia universitaria, el entorno social inmediato de García-Perla no se sorprendió especialmente cuando decidió dar el pasó y sumarse a la reserva hace ocho años. En el hospital, sin embargo, muchos compañeros ni siquiera habían oído hablar de esta opción.

"La primera vez que en el hospital comenté que me iba, la dirección no se sorprendió porque ya habían ido otros reservistas previamente, pero a mi entorno más cercano le llamó la atención. Después de aquello tengo tres compañeros que se han hecho reservistas en el entorno profesional, o sea que ya he hecho uno un poco de proselitismo", bromea García-Perla, que sí percibe un cambio general en cuanto a la percepción de la defensa en la sociedad española en los últimos meses. "Los países de nuestro entorno se están planteando formar más a los civiles y yo creo que los servicios públicos los tenemos que hacer entre todos los ciudadanos, aunque haya unos profesionales que son los que sustentan la columna vertebral de los mismos. No podemos pensar que somos ajenos ni ante una catástrofe, ni ante una emergencia humanitaria, ni ante una agresión militar que esperemos que no ocurra, pero que puede ocurrir".

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