Esta semana se entregaban tantos premios en Madrid que no recibir ninguno era el verdadero galardón. Primero fue la cosa de los Laureus , smoking y traje largo, para una gala en el Ayuntamiento que no consiguió disimular el espíritu enlatado de esta fiesta del deporte. Lo cierto es que estaban todos los grandes deportistas de ayer, hoy y mañana. Siempre le queda mal un traje de etiqueta a un deportista, del mismo modo que una persona elegante se convierte en delincuente al llevar un traje de deportista. Los hombros tonificados no encajan con la delicadeza y finura de los vestidos de noche. De ellos diría lo mismo: esos muslámenes de gimnasio y esfuerzo que estallan cualquier costura de un...
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