Rebelión a bordo: la elección del Canciller Merz
Al ser el voto secreto no se ha podido identificar quien ocasionó la rebelión a bordo que ha provocado a Merz el susto de su vida

Todo parecía atado y bien atado para la elección del líder democristiano Frederich Merz como BundesChancellor, en la sesión del Bundestag del martes 6 de mayo. Merz consiguió un éxito relativo en las pasadas elecciones del 23 de febrero al obtener 208 escaños sobre un total de 629 abgeordeten del parlamento alemán.
No consiguió la mayoría absoluta que solo pudo obtener con el apoyo del SPD, tras el batacazo del Canciller de la frustrada coalición semáforo, Sholz. Pese a ello los 120 diputados socialdemócratas sumaban la mayoría absoluta sin necesidad del concurso de los Verdes y sin necesidad de tirar los tejos a Alice Weidel, la líder de Alternative fur Deustschland (AfD), que había sido la segunda fuerza con 152 escaños, dejando al SPD en tercera posición con 120 escaños.
Como suele ser habitual en Alemania en caso de la Grossekoalition entre CDU y SPD, se negoció el programa pormenorizado, si bien se adelantaron las fechas para que Merz pudiese ser investido Canciller, después de Semana Santa. Incluso negociaron que el Bundestag elegido con anterioridad al 23 F autorizado por el Tribunal Constitucional Federal (BVGericht) pudiese modificar la ley fundamental de Bonn permitiendo que Alemania pueda endeudarse para llevar cabo la “revolución” que Merz pretende o pretendía llevar a llevar cabo, mediante la modernización de la economía tedesca así como la inversión en Defensa. Se pactó en el programa del SPD, incluso, la introducción de un servicio militar voluntario.
¿Qué ha pasado para que Merz se llevase el susto de su vida al ver que en primera votación le faltaban 18 de los votos que hacían posible su elección por mayoría absoluta ?
Al ser el voto secreto no se ha podido identificar quien ocasionó la rebelión a bordo, si los SPD por desavenencias en el contenido de la coalición como acreditó la tenue respuesta de sus bases al aprobar dicho gobierno, o del seno de la CDU o de la CSU (socio bávaro), por llevar a cabo demasiadas concesiones al SPD o por no gustar demasiado el perfil novedoso o rompedor, incluso algunos dicen imprevisible, de Merz.
Sea como fuere y tras asegurar el nuevo líder de la SPD y su hombre fuerte en el Gobierno, Kingsbeil, que la SPD aseguraba la elección, ésta se ha producido sin sobresaltos unas horas mas tardes, pero sin obtener los 328 escaños, sino tres menos 325, lo que apunta, prima facie, a que fueron los diputados del SPD los que infligieron este voto de castigo que ha hecho palidecer la elección de Merz como Canciller, en el que se tienen depositadas muchas esperanzas para reactivar la gripada economia alemana y poner al día el liderazgo de Alemania sin las tutelas de antaño y ejerce su papel de líder europeo; diríamos encabezando la coalición europea frente a las políticas de Trump.
El rechazo de Merz en primera votación amen de su efecto simbólico en la República alemana donde la estabilidad parece o parecía estar asegurada sin lo sobresaltos de las políticas de los Países del Sur, (Francia últimamente con varias elecciones de primer ministro con moción de censura de Michel Barnier, o las alianzas contranatura del Gobierno Sánchez en España...) o de las dificultades de belgas, holandeses y daneses de formar gobiernos, es un aviso de navegantes al nuevo Canciller que su mandato no va ser un camino de rosas y que, quien sabe, si le puedan ocasionar más de un disgusto en su programa de reformas al que los SPD pese al recuerdo de la Agenda Schröeder, suelen ser tan reacios.
En la mano de Merz y de su Gobierno está engrasar bien los términos de la coalición y llevar a cabo el programa de reformas que el país teutón necesita sin sobresaltos, pero con mano decidida. Teniendo presente que si la CDU no contiene a la AfD, el resultado de aquí a unos años es impredecible. Los temas, por tanto, en primer términos de la emigración ilegal y la regulación mas estricta del derecho de asilo, la reactivación de la economía con la apertura de nuevos mercados, ahora que China y EEUU parece entornarse, junto con ejercer el liderazgo europeo buscando alianzas más allá del socio francés y que permitan aplicar los proyectos reformistas de M.Draghi y E. Letta, frente a una Comisión Von der Leyen entumecida.
Como suele ser habitual en la agenda de un Canciller investido, París, será su primer visita, pero sin olvidar que necesitar ademas el apoyo de otros Países, del Este, Norte y Sur, para frenar la Agenda Trump.
No sabemos si el tiempo de Merz será un Zeitenwende como gustan decir los alemanes, pero si no un cambio de época, sí un cambio de estilo de gobierno menos conservador en lo económico y más abierto al cambio que los tiempos de Angie Merkel o del último Canciller perezoso, Scholz. Con aires Kantianos cabría decir, Merz, atrévete a cambiar.