Cocinas sin granito: qué materiales están reemplazando a este clásico eterno de las encimeras

Durante años, tener encimera de granito era sinónimo de “cocina seria”. Pesada, resistente, intocable. Un bloque de piedra natural que parecía durar más que la casa que la albergaba. Pero los tiempos cambian, y lo que ayer era prestigio hoy puede ser percibido como anticuado, poco más que la casa de la abuela. El nuevo paradigma exige materiales que no solo soporten calor o cortes, sino que se limpien fácil, se vean bien y se integren con estilos más minimalistas y contemporáneos. Y ahí el granito empieza a desentonar: su veta imprevisible y su porosidad han perdido atractivo frente a superficies que parecen diseñadas por software. En un sector donde la cocina ya no es solo para cocinar, sino para socializar, grabar vídeos o incluso trabajar, la estética cuenta tanto como la funcionalidad. Y en ese sentido, materiales como el porcelánico o el cuarzo técnico han ganado la batalla sin ruido, pero con resultados. En Directo al Paladar Cómo aprovechar al máximo el típico rincón enano que queda junto a la nevera El porcelánico, por ejemplo, resiste golpes, cortes, ácidos y temperaturas extremas. Su mantenimiento es mínimo y puede imitar desde mármol hasta cemento pulido. Es un material que entiende el siglo XXI: imitación sin complejos, rendimiento sin drama. El cuarzo técnico, por su parte, ofrece una paleta más sobria y homogénea. Se presenta como una solución elegante y versátil, capaz de adaptarse tanto a una cocina rústica como a una ultramoderna. Además, al ser no poroso, es más higiénico que el granito. Aunque el granito sigue teniendo defensores acérrimos —sobre todo entre quienes valoran lo natural y lo auténtico—, su peso literal y simbólico lo vuelve menos compatible con los ritmos actuales. Hoy, incluso las reformas buscan ser más ágiles y desenfadadas, de líneas mucho más sencillas. En realidad, la clave está en la facilidad. Instalaciones más rápidas, menos sellados, más durabilidad estética. Las nuevas superficies ofrecen eso sin el peaje visual del granito clásico, que muchas veces dicta el resto de la decoración sin margen para cambios. Es un barroco con el que muchos ya no quieren casarse en la cocina. No se trata de demonizar la piedra natural, sino de entender que su tiempo como monarca de la cocina ha pasado. La cocina contemporánea pide versatilidad y mucho diseño, y el granito —por muy noble que sea— ya no es el rey del mostrador, sino más bien el vestigio de un pasado de gloria que quizás vuelva en muchos años. Foto | Max Vakhtbovycn y Jessica Lewis

May 10, 2025 - 21:17
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Cocinas sin granito: qué materiales están reemplazando a este clásico eterno de las encimeras

Cocinas sin granito: qué materiales están reemplazando a este clásico eterno de las encimeras

Durante años, tener encimera de granito era sinónimo de “cocina seria”. Pesada, resistente, intocable. Un bloque de piedra natural que parecía durar más que la casa que la albergaba. Pero los tiempos cambian, y lo que ayer era prestigio hoy puede ser percibido como anticuado, poco más que la casa de la abuela.

El nuevo paradigma exige materiales que no solo soporten calor o cortes, sino que se limpien fácil, se vean bien y se integren con estilos más minimalistas y contemporáneos. Y ahí el granito empieza a desentonar: su veta imprevisible y su porosidad han perdido atractivo frente a superficies que parecen diseñadas por software.

En un sector donde la cocina ya no es solo para cocinar, sino para socializar, grabar vídeos o incluso trabajar, la estética cuenta tanto como la funcionalidad. Y en ese sentido, materiales como el porcelánico o el cuarzo técnico han ganado la batalla sin ruido, pero con resultados.

El porcelánico, por ejemplo, resiste golpes, cortes, ácidos y temperaturas extremas. Su mantenimiento es mínimo y puede imitar desde mármol hasta cemento pulido. Es un material que entiende el siglo XXI: imitación sin complejos, rendimiento sin drama.

El cuarzo técnico, por su parte, ofrece una paleta más sobria y homogénea. Se presenta como una solución elegante y versátil, capaz de adaptarse tanto a una cocina rústica como a una ultramoderna. Además, al ser no poroso, es más higiénico que el granito.

Pexels Thepaintedsquare 1103561

Aunque el granito sigue teniendo defensores acérrimos —sobre todo entre quienes valoran lo natural y lo auténtico—, su peso literal y simbólico lo vuelve menos compatible con los ritmos actuales. Hoy, incluso las reformas buscan ser más ágiles y desenfadadas, de líneas mucho más sencillas.

En realidad, la clave está en la facilidad. Instalaciones más rápidas, menos sellados, más durabilidad estética. Las nuevas superficies ofrecen eso sin el peaje visual del granito clásico, que muchas veces dicta el resto de la decoración sin margen para cambios. Es un barroco con el que muchos ya no quieren casarse en la cocina.

No se trata de demonizar la piedra natural, sino de entender que su tiempo como monarca de la cocina ha pasado. La cocina contemporánea pide versatilidad y mucho diseño, y el granito —por muy noble que sea— ya no es el rey del mostrador, sino más bien el vestigio de un pasado de gloria que quizás vuelva en muchos años.

Foto | Max Vakhtbovycn y Jessica Lewis