Qué significa rascarse el cuello durante una conversación, según la psicología
El lenguaje corporal es clave para comprender el estado de ánimo de una persona

Psicólogos y profesionales de la salud ponen el foco en la importancia del lenguaje corporal. Saber leer y comprender pequeños gestos o movimientos puede dar importantes pistas sobre el estado de ánimo o incluso personalidad de cada persona. Así, movimientos como el retorcimiento de las manos o morderse los labios es una señal de inquietud y ansiedad, al igual que ocurre al rascarse el cuello.
Más allá de una simple necesidad fisiológica de aliviar un picor, rascarse el cuello tiene un significado para los especialistas en la lectura del lenguaje corporal. Así, una de las posibles causas de este gesto según los profesionales es sentir malestar, incertidumbre o esconder algo. Respecto a esto último, suele ocurrir en momentos de tensión.
El significado de rascarse el cuello
La lista continúa. Además de ocultar información o sentir incomodidad, rascarse el cuello es un claro signo de sentirse sobrepasado o estresado en exceso. En discusiones o momentos de tensión con familiares o amigos es frecuente tocarse en esta zona del cuerpo para liberar tensión. El cuello es uno de los primeros lugares que tiende a sobrecargarse, así como la espalda. Así, otras posibles causas son:
• Coqueteo
• Reflexión
• Duda
En estas situaciones, y al darnos cuenta de que la otra persona puede estar incómoda o sentirse mal, los profesionales hablan de tres consejos para responder de forma adecuada y no empeorar la situación. El primero de ellos es mantener la calma y observar. Tener en cuenta el contexto, el tema de conversación y otros posibles movimientos pueden dar más pistas sobre cómo responder y tratar de calmar a esa persona.
Formas de actuar
Escuchar y dar libertad a alguien para que se exprese de forma segura es una de las maneras más efectivas para hacer que se sienta cómoda. No juzgar sus respuestas y que se sienta apoyada es clave, por lo que los psicólogos hablan de hacer preguntas abiertas para que pueda expresar todo aquello que quiera. Además, nuestro lenguaje corporal también es importante.
Al hablar con alguien con ansiedad, nuestros gestos también cuentan. Mostrar empatía y atención mediante nuestra postura es, inconscientemente, algo que marca la diferencia. Para hacerlo hay gestos como mantener el contacto visual -lo que ayuda a establecer una conexión emocional-, asentir y sonreír o inclinar la cabeza. Además, los gestos abiertos como tener los brazos relajados y no cruzarlos muestra la disposición a escuchar.
Finalmente, en algunas culturas y situaciones, un toque en el brazo o en la mano puede ser sinónimo de apoyo y cercanía, aunque siempre debe ser respetuoso y hacerlo tras valorar la situación. Hay algunas personas que, ante un momento tenso, lo último que quieren es que las toquen. Además, los movimientos suaves apoyando sus palabras y las nuestras muestra comprensión.