¿Prosperará o fracasará el futuro del ‘fact-checking’? 2025 marca un nuevo punto de inflexión
Artículo de la directora de la red internacional de fact-checkers (IFCN), Angie D. Holan con motivo del Día internacional del fact-checking.


Con motivo del Día internacional del fact-checking, Angie Drobnic Holan, la directora de la red internacional de fact-checking (International Fact-Checking Network, IFCN), ha publicado este artículo que reproducimos a continuación.
Cada año, el 2 de abril, los fact-checkers celebran el Día internacional del fact-checking. Normalmente es un momento de celebración, diversión, incluso de un poco de irreverencia. Este año, por ejemplo, el actor británico Stephen Fry está felicitando a los fact-checkers y pidiendo a las personas que piensen antes de compartir.
Pero este año también marca un momento muy serio para la comunidad de verificadores. Estamos enfrentando múltiples desafíos para poder hacer periodismo, y no está claro qué pasará en los próximos años. Como directora de la red internacional de fact-checkers (International Fact-Checking Network, IFCN) en Poynter, que conecta a 170 organizaciones en todo el mundo que cumplen altos estándares en verificación, veo una comunidad bajo intensa presión. No todo el mundo ama el fact-checking, y hay fuerzas políticas poderosas que simplemente quieren que desaparezca.
Esta es una crisis para los verificadores, pero es aún peor para el público en general. La desinformación afecta a las personas. Tiene consecuencias reales. Sin verificar, más personas caerán víctimas de estafas financieras. Otros se negarán a vacunar a sus hijos contra enfermedades mortales como el sarampión. Los adolescentes leerán noticias falsas de eventos actuales sin saber cómo distinguirlas de las reales.
El fact-checking ha sufrido dos duros golpes en 2025. En enero, Mark Zuckerberg, de Meta, anunció su decisión de poner fin al programa de verificación de terceros en Estados Unidos. El programa pagaba a los verificadores para ayudar a Meta a identificar y señalar engaños y otra información falsa en su plataforma; el fin del programa significa menos dinero para los verificadores y menos distribución a través de una de las empresas de redes sociales más grandes del mundo. Por ahora, solo los fact-checkers estadounidenses se verán afectados, pero podría expandirse al resto del mundo en 2026.
El otro golpe vino del gobierno del presidente Donald Trump, cuando el multimillonario Elon Musk puso su Departamento de Eficiencia Gubernamental a revisar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). La abrupta eliminación de USAID significó el fin inmediato de la financiación al periodismo internacional independiente, que incluía apoyo para verificadores en Europa del Este, África, América Latina y Asia. Algunos de estos fact-checkers han sufrido en silencio, tratando de encontrar otras formas de financiar su trabajo. Otros han sido blanco de acoso e incluso represión gubernamental, como en Serbia, donde las autoridades allanaron sus oficinas.
Aun así, el fact-checking es resiliente. Lo que comenzó como unos pocos experimentos peculiares entre 2007 y 2014 ha florecido hasta convertirse en una red madura de redacciones de verificación en todo el mundo. Son sitios como PolitiFact y Factcheck.org en Estados Unidos; Full Fact en el Reino Unido; Maldita y Newtral en España; Chequeado en Argentina; Pravda en Polonia; Aos Fatos y Lupa en Brasil; y muchos otros en países grandes y pequeños.
Este ecosistema ya existía y estaba creciendo en 2016 cuando Meta anunció que comenzaría a pagar a los fact-checkers para ayudar a identificar contenido falso en Facebook. Eso impulsó el crecimiento de la verificación. La financiación pública que Elon Musk ahora está destruyendo fue otro factor en ese crecimiento; grupos como USAID pensaban que financiar la verificación en el extranjero empoderaría a la democracia y fomentaría gobiernos responsables. Recuerdo a un funcionario de desarrollo internacional decirme que la verificación fomentaba un debate público basado en hechos sobre temas importantes y, por tanto, promovía sociedades estables.
Esa visión esperanzadora no se ha cumplido, pero eso no significa que la verificación no sea necesaria. Al contrario, con las mentiras en auge, la verificación es más importante que nunca. De hecho, su eficacia puede ser la razón por la cual está siendo tan atacada en 2025. La verificación defiende la realidad para la historia. Construye registros basados en evidencia que pueden resistir presiones políticas. Los políticos que quieren crear su propia realidad están luchando fuertemente contra la verificación, y están presionando a las empresas tecnológicas y a las plataformas y redes sociales para que los ayuden.
Pero estas plataformas sociales también están bajo la presión de sus propios usuarios. El público espera que las redes sociales ofrezcan una experiencia positiva, lo cual significa que los usuarios no tengan que navegar por contenidos llenos de engaños, estafas y teorías de la conspiración. De hecho, casi dos tercios de los adultos estadounidenses dicen en las encuestas que apoyan que fact-checkers independientes revisen las publicaciones en redes.
Meta ha prometido presentar un nuevo sistema de moderación de contenidos en sus plataformas, imitando el programa de notas de la comunidad que Twitter lanzó antes de convertirse en X. Pero las notas de la comunidad no son una gran forma de contrarrestar la desinformación dañina. Se basan en usuarios comunes para separar los hechos de la ficción, agregando notas al contenido, por lo que tienden a tardar en aparecer. También requieren un acuerdo generalizado entre usuarios que, a menudo, tienen profundas diferencias políticas.
Espero que las notas de la comunidad evolucionen e incluyan a verificadores. Los fact-checkers podrían acelerar el proceso y crear más notas basadas en evidencia y fuentes. Un estudio reciente mostró que los usuarios de las notas de la comunidad ya están citando regularmente publicaciones de verificación. Los compromisos de Meta y X con estas notas muestran que saben que no pueden simplemente ignorar el deseo del público por contenido preciso.
En este momento, el alejamiento de la verificación por parte de las redes sociales está siendo impulsado por agendas y presiones políticas. Musk ha invertido millones de dólares en apoyar a Trump y su campaña. Los comentarios de Zuckerberg y de sus lugartenientes sugieren que su decisión fue tomada expresamente para ganarse el favor del nuevo gobierno. Cuando se le preguntó directamente si Zuckerberg estaba respondiendo a sus amenazas, Trump mismo dijo: “Probablemente”.
Los políticos han liderado la acusación de que la verificación es “censura”, pero ese argumento interesado es, fundamentalmente, una tergiversación de lo que hacen los verificadores. Somos más bien como etiquetas nutricionales para el contenido en línea. Nadie piensa que una etiqueta nutricional en una bolsa de papas fritas o en un galón de leche es censura. De manera similar, la verificación agrega información al debate y a la acción pública. Trump y sus seguidores quieren un entorno informativo donde las mentiras puedan multiplicarse y volverse virales sin que nadie las contradiga. Esa sí es una verdadera violación de la libertad de expresión. Como dice Stephen Fry en su video elogiando a los verificadores: “Los verificadores no son enemigos de la libertad de expresión, son sus guardianes, asegurando que el debate se base en la realidad y no en la fantasía”.
Lo que ocurra en los próximos 24 meses será crucial para el futuro de la información veraz en internet. Los fact-checkers han soportado críticas, amenazas y desafíos financieros antes. La crisis actual, aunque grave, los impulsará a innovar. Algunos están explorando modelos de membresía. Otros se están asociando con bibliotecas e instituciones educativas. Muchos están desarrollando herramientas de inteligencia artificial para ayudar a identificar afirmaciones que valga la pena verificar. Tendrán que ser valientes y mantenerse firmes frente al acoso constante.
Afortunadamente, nuestra comunidad tiene muchos ejemplos de colegas que han perseverado en condiciones mucho peores. En Filipinas, Rappler sigue publicando a pesar de años de acoso gubernamental. En Brasil, Aos Fatos prospera incluso frente a demandas judiciales abusivas. En Ucrania, verificadores como StopFake, Vox Ukraine y Gwara han trabajado en medio de la guerra y los bombardeos. Ellos nos inspiran porque entienden lo que está en juego. Hemos visto las consecuencias en países donde los autoritarios han desmantelado los medios independientes. La democracia muere no solo en la oscuridad, sino también en la confusión y la ignorancia.
Los desafíos que enfrentan los fact-checkers no son solo logísticos o financieros. También son culturales. Debemos lograr que la verificación sea una parte vital de la vida diaria de las personas, y llegar más allá del público tradicional. Debemos defender la credibilidad y utilidad del periodismo basado en evidencia. Tenemos que recordarle a la gente por qué la búsqueda de la verdad es una actividad honorable y patriótica, sin afiliaciones ni agendas políticas. El Código de Principios de la IFCN establece estándares de imparcialidad de los que debemos sentirnos orgullosos.
En este Día internacional del fact-checking, invitó al público a unirse a nosotros de la manera que pueda. Suscríbanse al boletín de una organización de fact-checking. Compartan su trabajo cuando ayude a aclarar afirmaciones confusas. Desafíen la desinformación donde sea que la encuentren. Apoyen programas educativos que enseñan a los estudiantes a verificar lo que ven en internet. Y sí, si pueden, donen a los verificadores: prestan un servicio público que beneficia a todos.
A la comunidad filantrópica: si no han reordenado sus prioridades desde principios de año, ahora es el momento de hacerlo. Su financiación podría marcar la diferencia para una pequeña redacción que lucha por sobrevivir.Que el fact-checking prospere o fracase en los próximos años depende de si suficientes de nosotros estamos dispuestos a luchar contra quienes afirman que la verdad es lo que ellos digan que es. Debemos insistir en la evidencia, en los hechos, en la integridad. Si queremos una sociedad que respete la verdad, este es el momento de luchar por ella.