Portugal vuelve a las urnas con la sombra de la corrupción, la desconexión social y la ultraderecha buscando el voto protesta

El centroderecha lidera por poco las encuestas mientras los socialdemócratas apelan a los votantes moderados.

May 18, 2025 - 11:14
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Portugal vuelve a las urnas con la sombra de la corrupción, la desconexión social y la ultraderecha buscando el voto protesta

Portugal vuelve a elecciones poco más de un año después de las últimas: en marzo de 2024 celebró comicios anticipados por la dimisión de Antonio Costa y ahora, este domingo, retorna a las urnas después de que su reemplazo, el conservador Luis Montenegro, perdiera una moción de confianza y el apoyo de los socialdemócratas, que le daban soporte externo tras los resultados ajustados de las últimas elecciones en favor del PSD. El país luso viaja de nuevo a la casilla de salida bajo la sombra de la corrupción, la importante desconexión social y la lucha de los dos principales partidos por el votante de centro, que será el que decante la balanza.

Las encuestas dan cierta ventaja al centroderecha, pero la izquierda clásica llega fuerte al sprint final en un país que se ha convertido en uno de los más inestables electoralmente en toda la Unión Europea. Y es que en los últimos cinco años solamente Bulgaria ha pasado más veces por las urnas.

Hace solo unos meses, con un año el poder tras una década de Costa en el poder, Montenegro no aguantó el tipo y perdió una moción de confianza en el Parlamento, impulsada por la oposición debido a un escándalo relacionado con su empresa familiar, Spinumviva, que recibió pagos de empresas con intereses en decisiones gubernamentales. El presidente Marcelo Rebelo de Sousa disolvió la Asamblea y convocó elecciones para resolver la crisis política. La pregunta es ahora si las elecciones del domingo servirán para taponar la herida o para agravar la división y el descontento en un país que parecía acostumbrado ya a la estabilidad política.

La campaña electoral precisamente se ha centrado en temas como la ética en la política, la corrupción, la economía, la vivienda y la inmigración. La participación ciudadana será crucial para determinar el rumbo político del país. El PSD sabe que tiene mucho trabajo por hacer y cree que puede liderar el nuevo Gobierno, además de justificar que Montenegro tuviera una empresa familiar "cuando estaba fuera de la política". Para recuperar el pulso, el primer ministro se ha asegurado una campaña muy de calle, con temas como el acceso a la vivienda y la recuperación económica como base de su programa. "En un día donde los extremos levantan sus banderas, nosotros somos el elemento de moderación", avisó Montenegro durante la campaña, cerrando la puerta de nuevo a cualquier pacto con la extrema derecha.

Además, ha querido ser muy claro a la hora de explicar su programa. El PSD propone una reducción importante de los impuestos para jóvenes y familias numerosas, y aspira a un salario mínimo de 1.000 euros y uno medio de 1.750. También plantea una disminución progresiva del Impuesto de Sociedades hasta el 15% en 2027. En vivienda quiere facilitar el acceso para una compra de primera casa, además de facilitar la entrada en viviendas sociales. Por otro lado, el centroderecha quiere criminalizar el enriquecimiento ilícito, regular a los grupos de interés y reforzar la investigación penal. Finalmente, en inmigración, propone notificar a 18.000 inmigrantes irregulares para abandonar el país, impulsar políticas de natalidad y establecer una inmigración digna y regulada, en un tema clave en la batalla del voto con la derecha radical.

Por otro lado, el PS quiere recuperar fuerza con un Pedro Nuno Santos que sabe que solo puede ganar las elecciones a partir del centro y también de las zonas rurales, cada vez más despegadas de la clase política. "Queremos a Portugal en la cima", aseguró un candidato que aspira a su primera victoria electoral, desafiando eso sí a unas encuestas que no le dan ventaja... pero que ya fallaron en 2022. Coincide con el PSD en buscar un salario mínimo de 1.000 euros al mes, y se compromete a reducir paulatinamente la deuda del país de aquí a 2028, precisamente acorde a los reclamos de Bruselas.

Pero, de nuevo, la vivienda es un pilar clave y el PS propone ofrecer alquileres adaptados a la capacidad económica de los inquilinos y ofrecer buen acceso a créditos a los jóvenes. La lucha contra la corrupción es otra promesa que coincide en los dos grandes partidos, pero además los socialistas reivindican el papel de Portugal en el exterior: su programa busca reforzar el papel del país luso en Europa mediante "una política solidaria y constructiva, al tiempo que valora la defensa nacional y aspira a mantener una voz respetada en el seno de la Unión Europea", sobre todo en unos tiempos en los que la seguridad global es decisiva cada vez que hay una cita con las urnas.

Quien sigue esperando su momento es la ultraderecha de Chega, sobre la que se mantiene un cordón sanitario, pero que a la vez sabe que el voto protesta puede darle un espaldarazo para consolidarse como tercera fuerza en el Parlamento. Su líder, André Ventura -que sufrió un problema de salud en uno de sus últimos mítines- se ha inspirado en líderes como Donald Trump o Javier Milei en su fase final de campaña: "No vine a guiar corderos, vine a despertar leones, ahora es el momento de cambiar el país". Así, no cambia los puntos clave de su programa: lucha contra la inmigración irregular y mensajes 'antiestablishment', es decir, los mismos discursos que le han aupado al éxito... aunque lejos del Gobierno.

En el programa de Chega destacan medidas como la prohibición de nuevas entradas de inmigrantes sin empleo garantizado, la deportación de inmigrantes ilegales, y la retirada de ayudas sociales a quienes no trabajen. Ventura también plantea penas más duras para delitos graves, cadena perpetua para crímenes especialmente violentos, la castración química de agresores sexuales reincidentes, y el refuerzo del número de policías. Asimismo, defiende una reducción del IVA al 6% en productos esenciales y bajadas generales de impuestos. Además, aboga por una reforma constitucional que refuerce el presidencialismo y por la lucha frontal contra lo que considera una "justicia politizada" y una "clase política corrupta".

Portugal no era un país acostumbrado a esta dinámica. En realidad las elecciones del domingo son una repetición de los comicios de marzo del año pasado, con los mismos candidatos, casi los mismos temas, pero con una sociedad ya cansada de tantos tumbos políticos, que sobre todo están provocados por sombras de corrupción y muchas dudas con los partidos tradicionales. Montenegro y Nuno Santos se disputan capitanear un barco que, en realidad, lo que buscará será estabilizarse.