¿Por qué celebramos el 30 de abril?: Esto es lo que realmente significa el Día del Niño

El 30 de abril es de esos días que muchas personas en México recuerdan con una sonrisa, desde las clásicas bolsitas de dulces en la primaria, hasta los shows escolares con disfraces improvisados, el Día del Niño es una fecha que, aunque llena de nostalgia y ternura, también tiene una historia mucho más profunda de […]

Abr 30, 2025 - 18:54
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¿Por qué celebramos el 30 de abril?: Esto es lo que realmente significa el Día del Niño

El 30 de abril es de esos días que muchas personas en México recuerdan con una sonrisa, desde las clásicas bolsitas de dulces en la primaria, hasta los shows escolares con disfraces improvisados, el Día del Niño es una fecha que, aunque llena de nostalgia y ternura, también tiene una historia mucho más profunda de lo que parece.

Y sí, está increíble celebrar a la infancia, pero también es buen momento para preguntarnos: ¿cómo estamos cuidando realmente a las infancias en nuestro país? Cada año, escuelas, museos, centros culturales y hasta marcas se suman a la ola de festejos con actividades recreativas y campañas enfocadas en “consentir” a los más peques.

Pero detrás de los juegos, las fiestas y los regalos, hay un origen que muchas veces se nos pasa por alto, uno que nació después de una de las etapas más oscuras de la humanidad y que puso sobre la mesa una verdad brutal: los niños también son víctimas de las crisis, las guerras y las desigualdades.

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Así que hoy, más allá de pensar en pastel y payasos, vale la pena recordar por qué celebramos este día y cómo empezó todo, porque ser niña o niño en México sigue siendo un reto enorme, y justo por eso, el Día del Niño también debería ser una especie de llamado de atención para todos.

¿Por qué celebramos el Día del niño?

¿De dónde salió la idea de celebrar a los niños?

Aunque podría parecer una invención de las marcas de juguetes, lo cierto es que el Día del Niño tiene un origen mucho más profundo. Todo comenzó en 1924, cuando la Liga de las Naciones (lo que hoy conocemos como la ONU), aprobó la famosa Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño, un documento que, por primera vez, reconocía que las infancias merecían cuidados especiales, protección y oportunidades para crecer sanamente.

Esa declaración fue como una semilla que varios países empezaron a regar y México fue uno de los primeros en hacerlo. Ese mismo año, durante el gobierno de Álvaro Obregón y gracias al impulso del secretario de Educación José Vasconcelos, se instauró oficialmente el Día del Niño.

¿Por qué celebramos el Día del Niño?

¿Por qué justo el 30 de abril? La razón es mucho más simple de lo que te imaginas y es que buscaban un día que no se empalmara con otras fechas patrias y así darle una identidad propia a la niñez mexicana. Desde entonces, cada año se conmemora este día como una mezcla entre celebración, reflexión y activismo. Porque sí, es una fiesta, pero también es una forma de decir: los niños importan, y mucho.

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Los derechos de la infancia

Ese primer documento de Ginebra fue solo el inicio, con los años, la lucha por los derechos de la infancia ha ido tomando fuerza. En 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una versión más completa: la Declaración de los Derechos del Niño, y en 1989 se firmó la Convención sobre los Derechos del Niño, que hasta la fecha es uno de los tratados con más validez a nivel mundial.

Esto quiere decir que, al menos sobre el papel, casi todos los países del mundo, incluido México, se han comprometido a garantizar cosas como el acceso a la salud, a la educación, a una vida libre de violencia y al juego. El problema es que entre lo que se firma y lo que se aplica en la vida real, hay una gran diferencia que aún duele.

¿Por qué celebramos el Día del Niño?

Hoy, millones de niñas y niños en México siguen enfrentando situaciones difíciles: desde falta de acceso a servicios de salud o educación de calidad, hasta trabajo infantil, discriminación o violencia doméstica; en zonas rurales o marginadas, los retos son todavía mayores, y aunque hay avances, las desigualdades siguen marcando la infancia de muchos.

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Por eso, el Día del Niño también debe ser una fecha de preguntarnos cómo estamos cuidando a quienes más deberían importar y de visibilizar lo que no siempre queremos ver: que aún hay mucho por hacer para que crecer en México no sea cuestión de suerte.

El 30 de abril es una fecha que puede ser divertida, llena de colores, juegos y risas, pero también puede ser un recordatorio incómodo pero necesario de que la infancia no se cuida sola. Necesita de gobiernos responsables, familias amorosas, comunidades comprometidas y personas dispuestas a escuchar, cambiar y actuar.

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