Perder para ganar

Las empresas realmente exitosas, en el sentido amplio del término, son aquellas que hacen del humanismo su motor, escribe Adal Ortiz Ávalos…

May 1, 2025 - 11:08
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Perder para ganar

Las palabras y el ejemplo del papa Francisco perdurarán por décadas entre nosotros: desempeñó un pontificado excepcional, inclusivo y ecuménico. Durante su viaje apostólico a México en 2016, en el marco del Encuentro con el Mundo del Trabajo, el papa refrendó los principios de la Doctrina Social de la Iglesia ante organizaciones de trabajadores y representantes empresariales: la dignificación de la vida a través del trabajo. Lo anterior, sostuvo, “solo lo van a lograr dialogando, confrontando, negociando, perdiendo para que ganen todos”.

Tras visitar la Ciudad de México, Chiapas y Michoacán, Francisco eligió concluir su viaje en Ciudad Juárez, por “la especial relación que esta ciudad tiene con el mundo del trabajo”. Allí, el pontífice corrigió las críticas que acusan a la doctrina social de pretender convertir a las empresas en beneficencias, en organizaciones filantrópicas. Queremos, simplemente, no confundir el orden de los factores: el capital está al servicio de la humanidad, no al revés. Generar, sentenció, es ser co-creadores con Dios. En otras palabras, la prosperidad compartida es el verdadero fruto del capital bien orientado.

Su mensaje dio la razón tanto a los trabajadores, que luchan por mejorar las condiciones laborales, como a los empresarios, quienes buscan multiplicar la riqueza productiva. Desde 1961, la Doctrina Social de la Iglesia sostiene que el trabajo debe enaltecer la dignidad humana y que la empresa debe organizarse en beneficio de toda la sociedad. Ese mismo año, la Coparmex suscribió dichos principios, asumiéndolos como propios. Así, en 1995, en sintonía con los representantes de los trabajadores, impulsó una Nueva Cultura Laboral, actualizando el pacto con la Iglesia bajo dos grandes ejes: el trabajo digno y la vivienda decorosa. Otra vez, más recientemente, en alianza con sindicatos y en favor del Infonavit, la Coparmex ha seguido asesorando al gobierno en la materia que mejor conoce: la protección del patrimonio originado en el trabajo socialmente responsable.

Hoy conmemoramos una fecha que hermana a empresas y trabajadores, quienes —lejos de ser antagonistas— comparten una misma responsabilidad. Como advertía Robert Owen, mejorar el entorno mejora al hombre. Esta convicción también animó al último de los líderes de la Iglesia, quien dedicó su pontificado al servicio de los más pobres, sin olvidar —como subrayó en Ciudad Juárez— que “la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en las familias. La mejor inversión es crear oportunidades”.

Las empresas realmente exitosas, en el sentido amplio del término, son aquellas que hacen del humanismo su motor, porque hacer lo correcto siempre resulta lo más rentable. En un país como México, donde nueve de cada diez empresas son Mipymes y donde cerca de 90 % son proyectos familiares, el derecho que tienen los trabajadores y sus familias a la riqueza es inseparable del derecho a la libre empresa. El triunfo de las negociaciones entre empleadores y trabajadores —donde, más allá de tener la razón, la prioridad sea la búsqueda del beneficio mutuo— exige perder nuestros prejuicios. Porque nadie, nunca, será mejor que todos juntos.