Operación Parolin: la falta de confianza del Papa y el escándalo Becciu socavan al primer favorito del cónclave

Impulsado como admisible para ultra consevadores y francisquistas, al secretario de Estado le aparecen salpicaduras del caso de corrupción financiera que defenestró al cardenal sardo y se airea que Francisco ya no lo veía con buenos ojos La carrera hacia el cónclave empieza con una derrota para los ultras: el cardenal Becciu da un paso al costado Es el candidato más conocido y, sin duda, por el que más se apuesta en las subastas online de todo el mundo. Su figura como papable ha recibido viento de cola ya desde que el papa Francisco enfermó hasta el punto de presentarle como admisible para los ultras opositores de Bergoglio a la par que próximo a la figura del argentino. Sin embargo, al cardenal secretario de Estado vaticano Pietro Parolin, le están asomando las salpicaduras del escándalo financiero que llevó a la defenestración del cardenal Angelo Becciu al tiempo que se detecta cierta caída en desgracia a los ojos de Francisco a medida que se aproxima el cónclave. Parolin todavía suena muy por delante de otros como Luis Antonio Tagle, Pierbattista Pizzaballa, Peter Turkson, Mettero María Zuppi o Péter Erdo. Es considerado por todos como el gran papable. Y seguramente se adentre en el cónclave con, al menos, dos docenas de votos asegurados, según calculan los delegados que ya andan por el Vaticano. Sin embargo, su candidatura parece desinflarse por momentos. ¿Por qué? A nadie se le escapa que Parolin ha sido el principal colaborador de Francisco en su pontificado. Tras el breve período del cardenal Tarcisio Bertone, el purpurado italiano se convirtió en el número dos, en la voz del Papa ante las grandes instituciones, los embajadores y los representantes de todo el mundo. Ha viajado por toda la Tierra y es el único al que el cónclave más heterogéneo de la historia ya conoce y valora. Además, en el segundo de los novendiales (las misas por el papa Francisco), celebrado este domingo, lanzó su candidatura con un deseo de continuidad con el pontificado recién concluso: “Debemos acoger su herencia y hacerla vida”, dijo en su homilía. Muchos apuestan por él como aglutinador de las dos ‘almas’ de la Iglesia: la continuidad con el pontificado de Francisco y la organización de un diplomático de carrera, formado y curtido en la Curia. Sin embargo, este hecho podría lastrarle. Alejado de las ovejas Porque Parolin, a diferencia de Francisco, y de su apuesta por obispos pastores, es decir, más dedicados a los fieles, no tiene ninguna experiencia en esas vicisitudes. Además, en los últimos años, ha recabado la simpatía de los sectores más tradicionales, que valoran que Parolin ha procurado (y conseguido) no meterse en ningún charco más allá del acuerdo con China. Ven en él alguien con la “estabilidad”, cuentan, que, según ellos mismos, le faltaba a Bergoglio. Algo que se significó con más fuerza en el debate sobre las bendiciones a parejas homosexuales, la ordenación de mujeres o el Camino Sinodal alemán, cuando Parolin trazó un discurso en defensa de la enseñanza moral de la Iglesia. En cambio, analistas como Elisabetta Piqué en La Nación  o Christopher White en National Catholic Report  (NCR) están desmontando la imagen del secretario de Estado como estrecho colaborador de Francisco. Una cercanía entre Parolin y Francisco, que, al menos en los últimos años, se había resquebrajado. “Aunque Francisco lo designó como secretario de Estado, con el paso del tiempo se dio cuenta de que ya no confiaba en él”, asegura el diario argentino citando a un obispo de la Curia, que sostiene que, de ser elegido, Parolin frenará el “florecimiento de la Iglesia” traído por Bergoglio. Piqué añade que como, en los últimos tiempos, Bergoglio confiaba mucho más en el sustituto, Edgar Peña Parra, que en el propio Parolin, algo que pudo molestar al secretario de Estado. De hecho, durante su estancia en el hospital Gemelli, el Papa recibió a la primera ministra Giorgia Meloni acompañada de Peña Parra, no del purpurado italiano. Francisco también hizo otra serie de gestos en sus últimas semanas, como renovar a Gionvanni Battista Re y Leonardo Sandri como decano y vicedecano del Colegio cardenalicio. Nunca optó por Parolin. Y aunque este sí será el presidente del cónclave -los otros dos no pueden entrar, al contar con más de 80 años-, ese detalle no ha pasado desapercibido en los pasillos de Santa Marta, subrayan los que ya han llegado a la residencia de cardenales. Tampoco lo fue el hecho de que Francisco no delegara en Parolin ninguna de las celebraciones de la que, a la postre, fue su última Semana Santa como Papa. Las finanzas que debía conocer White ofrece dos ‘peros’ a la candidatura de Parolin. De un lado, el acuerdo con China, fuertemente criticado por el sector ultraconservador y en el que el secretario de Estado tuvo un papel protagónico. Del otro, su intervención en las finanzas del Vaticano. Y es que, paradójica

May 1, 2025 - 06:32
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Operación Parolin: la falta de confianza del Papa y el escándalo Becciu socavan al primer favorito del cónclave

Operación Parolin: la falta de confianza del Papa y el escándalo Becciu socavan al primer favorito del cónclave

Impulsado como admisible para ultra consevadores y francisquistas, al secretario de Estado le aparecen salpicaduras del caso de corrupción financiera que defenestró al cardenal sardo y se airea que Francisco ya no lo veía con buenos ojos

La carrera hacia el cónclave empieza con una derrota para los ultras: el cardenal Becciu da un paso al costado

Es el candidato más conocido y, sin duda, por el que más se apuesta en las subastas online de todo el mundo. Su figura como papable ha recibido viento de cola ya desde que el papa Francisco enfermó hasta el punto de presentarle como admisible para los ultras opositores de Bergoglio a la par que próximo a la figura del argentino. Sin embargo, al cardenal secretario de Estado vaticano Pietro Parolin, le están asomando las salpicaduras del escándalo financiero que llevó a la defenestración del cardenal Angelo Becciu al tiempo que se detecta cierta caída en desgracia a los ojos de Francisco a medida que se aproxima el cónclave.

Parolin todavía suena muy por delante de otros como Luis Antonio Tagle, Pierbattista Pizzaballa, Peter Turkson, Mettero María Zuppi o Péter Erdo. Es considerado por todos como el gran papable. Y seguramente se adentre en el cónclave con, al menos, dos docenas de votos asegurados, según calculan los delegados que ya andan por el Vaticano. Sin embargo, su candidatura parece desinflarse por momentos. ¿Por qué?

A nadie se le escapa que Parolin ha sido el principal colaborador de Francisco en su pontificado. Tras el breve período del cardenal Tarcisio Bertone, el purpurado italiano se convirtió en el número dos, en la voz del Papa ante las grandes instituciones, los embajadores y los representantes de todo el mundo. Ha viajado por toda la Tierra y es el único al que el cónclave más heterogéneo de la historia ya conoce y valora.

Además, en el segundo de los novendiales (las misas por el papa Francisco), celebrado este domingo, lanzó su candidatura con un deseo de continuidad con el pontificado recién concluso: “Debemos acoger su herencia y hacerla vida”, dijo en su homilía. Muchos apuestan por él como aglutinador de las dos ‘almas’ de la Iglesia: la continuidad con el pontificado de Francisco y la organización de un diplomático de carrera, formado y curtido en la Curia. Sin embargo, este hecho podría lastrarle.

Alejado de las ovejas

Porque Parolin, a diferencia de Francisco, y de su apuesta por obispos pastores, es decir, más dedicados a los fieles, no tiene ninguna experiencia en esas vicisitudes. Además, en los últimos años, ha recabado la simpatía de los sectores más tradicionales, que valoran que Parolin ha procurado (y conseguido) no meterse en ningún charco más allá del acuerdo con China. Ven en él alguien con la “estabilidad”, cuentan, que, según ellos mismos, le faltaba a Bergoglio. Algo que se significó con más fuerza en el debate sobre las bendiciones a parejas homosexuales, la ordenación de mujeres o el Camino Sinodal alemán, cuando Parolin trazó un discurso en defensa de la enseñanza moral de la Iglesia.

En cambio, analistas como Elisabetta Piqué en La Nación  o Christopher White en National Catholic Report  (NCR) están desmontando la imagen del secretario de Estado como estrecho colaborador de Francisco. Una cercanía entre Parolin y Francisco, que, al menos en los últimos años, se había resquebrajado. “Aunque Francisco lo designó como secretario de Estado, con el paso del tiempo se dio cuenta de que ya no confiaba en él”, asegura el diario argentino citando a un obispo de la Curia, que sostiene que, de ser elegido, Parolin frenará el “florecimiento de la Iglesia” traído por Bergoglio.

Piqué añade que como, en los últimos tiempos, Bergoglio confiaba mucho más en el sustituto, Edgar Peña Parra, que en el propio Parolin, algo que pudo molestar al secretario de Estado. De hecho, durante su estancia en el hospital Gemelli, el Papa recibió a la primera ministra Giorgia Meloni acompañada de Peña Parra, no del purpurado italiano.

Francisco también hizo otra serie de gestos en sus últimas semanas, como renovar a Gionvanni Battista Re y Leonardo Sandri como decano y vicedecano del Colegio cardenalicio. Nunca optó por Parolin. Y aunque este sí será el presidente del cónclave -los otros dos no pueden entrar, al contar con más de 80 años-, ese detalle no ha pasado desapercibido en los pasillos de Santa Marta, subrayan los que ya han llegado a la residencia de cardenales.

Tampoco lo fue el hecho de que Francisco no delegara en Parolin ninguna de las celebraciones de la que, a la postre, fue su última Semana Santa como Papa.

Las finanzas que debía conocer

White ofrece dos ‘peros’ a la candidatura de Parolin. De un lado, el acuerdo con China, fuertemente criticado por el sector ultraconservador y en el que el secretario de Estado tuvo un papel protagónico. Del otro, su intervención en las finanzas del Vaticano. Y es que, paradójicamente, el escándalo Becciu salpica, y mucho, a uno de sus grandes enemigos, el propio Parolin, quien fue el responsable de que finalmente el cardenal sardo diera marcha atrás y anunciara su no participación en el cónclave. Y es que, pese a no ser condenado, el nombre del secretario de Estado apareció con frecuencia en el juicio contra Becciu, y se confirmó que Parolin conocía y aprobaba algunas de esas transacciones. ¿Fue engañado, en cuyo caso no habría confianza en que alguien pudiera volver a hacerlo, o se libró con artimañas?

Un tema, el económico, que ha sobrevolado en la congregación general de este miércoles, en el que los 180 cardenales presentes (124 electores) han discutido sobre sostenibilidad y sobre la forma de garantizar que las estructuras económicas de la Santa Sede sigan apoyando las reformas papales. El papel del IOR o del Governatorato vaticano, así como los fondos a la Limosnería aparecieron en las discusiones, en las que intervinieron el alemán Reinhard Marx, el norteamericano Kevin Farrell, el austríaco Christoph Schönborn, el español Fernando Vergez y el polaco Konrad Krajewski. En este sentido, la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano (ADLV), entidad de trabajadores reconocida en la Santa Sede, denunció este miércoles que sus salarios están congelados desde 2008 y pidió una mejora de sus condiciones, a pocos días de que se celebre el cónclave para elegir al nuevo papa.

Como añade Piqué en La Nación citando fuentes vaticanas, “Parolin se quiere presentar como la solución al modo de hacer economía de Francisco, visto como errado por muchos, algo que es una falacia porque detrás de todo el escándalo de la inversión millonaria del cardenal Becciu en Londres, por ejemplo, estuvo Parolin, que era su superior directo y no lo evitó”. “El plan -añaden dichas fuentes- es volver al esquema anterior, de todo centralizado en la Secretaría de Estado, que es lo que produjo la corrupción que intentó cortar el papa Francisco”.

Junto al debate económico, los cardenales también hablaron de la polarización dentro de la Iglesia y la división en la sociedad, la sinodalidad y la colegialidad episcopal, y se escribió una carta a los fieles pidiéndoles oraciones de cara al Cónclave. Como curiosidad, destacar que no habrá traductores en la Capilla Sixtina, y que se ha confirmado que todos los cardenales electores (133 a día de hoy) participarán de las votaciones, por más que la normativa vaticana hablara de un tope de 120. Y es que en este tema, como en el caso Becciu, la voluntad del Papa está por encima de cualquier otra norma que pueda colisionar.

Parolin, quien no intervino en las deliberaciones, tiene detrás de sí otra polémica, en esta ocasión referente a su estado de salud. A sus 70 años, el cardenal fue operado de la próstata en 2020 y, aunque su actividad no se ha reducido en este tiempo, NCR sostiene que “parece tener una salud delicada”. Finalmente, la candidatura de Parolin solo tendría visos de prosperar si contara con la unanimidad de los 18 purpurados italianos, a día de hoy profundamente divididos en torno a tres nombres: el propio secretario de Estado, el presidente Zuppi y el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.

A todo ello, hay que sumar la influencia que, especialmente desde Estados Unidos, pero también desde sectores influyentes del catolicismo latinoamericano, se está haciendo para tratar de ‘frenar’ las posibilidades de los candidatos más afines a Francisco. Desde entidades cercanas al MAGA o, en el ámbito intraeclesial, los movimientos de la sociedad secreta El Yunque en ámbitos académicos y universitarios, se trata de hacer el mayor ruido posible para, de un lado, captar la atención y, del otro, fomentar la idea de la necesidad de un mayor orden en el nuevo pontificado. Los principales candidatos del continuismo de Francisco, por el momento, guardan silencio, escuchan las intervenciones del resto de cardenales y esperan su momento. Que llegará. ¿También para Parolin?

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