Mœbius hermético
Son muchos los detalles que hacen de esta historieta un elemento clave en el ámbito del cómic, pero si llega a las cotas que llega es gracias al dibujo del francés Jean Giraud, el cual llega a plasmar la esencia del viejo oeste. Teniendo en cuenta su intensidad dramática, los detalles clasistas, la búsqueda de... Leer más La entrada Mœbius hermético aparece primero en Zenda.

En lo primero que hay que fijarse es en el cielo, claro, brillante y azulado, con alguna nube disipada por los laterales. Solo es un detalle, pues si se aleja el foco se puede vislumbrar vastas tierras, parajes salpicados de colinas desnudas, cañones estrechos y recovecos en las piedras anaranjadas por un sol, en apariencia, abrasador. Se nos puede venir a la mente el óleo Las amplias tierras de los Navajo, de Maynard Dixon, pero en este caso estamos hablando de algo un poco más ambicioso. Un mundo variopinto de color que emana realidad, unos amplios planos que embelesan a cualquier lector y que, pese a la carencia de sonido, uno percibe el viento cortante en su rostro. Si ya indicamos de qué estamos hablando no hay nada más que decir: El teniente Blueberry, de Jean Giraud y Jean-Michel Charlier. Una obra maestra del noveno arte, así, sin exagerar.
El que fue ayudante del belga Jijé sobresalió y superó a su mentor con la andadura del antihéroe Blueberry, iniciada en la revista Pilote en 1963. El director, René Goscinny, era simpatizante del uso del humor blanco, pero con la llegada de la noche de las barricadas en París —momento en que los estudiantes asaltaron las calles en su lucha contra el capitalismo y la búsqueda de liberación personal—, múltiples dibujantes no podían encorsetar su arte en los paradigmas de Goscinny. Por ello, varios de ellos abandonaron Pilote y fundaron en 1974 la agrupación Les Humanoïdes Associés. Entre ellos, Jean Giraud. Bueno, no exactamente, pues cual dios Jano, bicéfalo en su naturaleza, Giraud empezó a mutar su dibujo y a practicar múltiples experimentos narrativos. Su alter ego fue gestado en México, donde descubrió la música jazz o el sexo, y su marca quedó asentada en su nueva personalidad artística: Mœbius.
En 1975 vio la luz Métal hurlant, una revista experimental y aperturista fundada por Jean-Pierre Dionnet, Philippe Druillet y Giraud/Mœbius. Las páginas de dicha publicación representan una apabullante fuerza creativa, un sinfín de declaraciones, de juegos gráficos y expresionistas de sus autores. Y, en esencia, fue donde creció Mœbius como fabulante de la historieta, al disponer de plena libertad creativa. Y dicha etapa está ahora recopilada en el volumen Obra hermética (Reservoir Books), testimonio del poder de un pincel en manos de un artista.
Historias cortas, largas e inconclusas; páginas sueltas, viñetas a contraluz, experimentos visuales, elipsis psicodélicas entre planos, portentos eróticos, garabatos narrativos, expresionismo gráfico, temores distópicos, minimalismo futurístico… Son tantos y tantos los detalles aquí recopilados —cual gabinete de curiosidades— que resaltan la idea de Mœbius como uno de los dibujantes más destacados de su generación y del siglo XX.
Obras suyas como Arzach, The Long Tomorrow o Absoluten encerrarrecorriden demuestran la relevancia del dibujo en la exploración narrativa frente a la palabra. No se precisa, está intrínseca en lo que demuestra el autor con su arte, con el color, a la hora de expresar sensaciones de manera simbólica. Es más, hay una reiterada sinestesia e ideastesia en gran parte de sus trabajos vanguardistas aquí reunidos, explorando conceptos de ciencia ficción que predominarían en trabajos futuros, véase diseños de producción para Alien (Ridley Scott, 1979) o El quinto elemento (Luc Besson, 1997).
Obra hermética —considerado por la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España como uno de los “Cómics Esenciales” del segundo semestre de 2024— incluye una delirante exploración cronológica del trabajo de Mœbius para Métal hurlant, desde 1975 a 1987 (incluyendo una continuación de El garaje hermético de Jerry Cornellius publicada en 1990), ahondando en la sexualidad humana como eje motivacional en nuestro ser, además de la curiosidad, la aventura y también la crueldad, aquello que ya Pardo Bazán desgranó en su crónica La vida contemporánea para La Ilustración Artística de Barcelona, pues “[…] en el fondo obscuro de la mente y del alma del hombre persiste y persistirá eternamente esa corrupción, esa maldición que la fe, con profundo sentido, atribuye al pecado original y que en vano pretenden negar los optimistas. Selva obscura, enmarañada y poblada de alimañas venenosas el alma humana”.
De modo que Obra hermética no solo es un añadido imprescindible en cualquier biblioteca que se precie para comprender la evolución del cómic desde los años setenta hasta la actualidad, y la influencia estilística de autores como Katsuhiro Otomo o Frank Miller, sino también un testamento artístico de Jean Giraud, un hombre que gritó a las estrellas, proclamándose ante ellas como Mœbius, e iluminando así el arte de contar historias.
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Autor: Moebius. Título: Obra hermética. Traducción: Carlos Mayor Ortega. Editorial: Reservoir Books. Venta: Todos tus libros.
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