Marketing de fe
El fin de semana pasado, en medio de palomitas y mucho interés, llevé a mis pequeñas a ver Rey de reyes.

Ver sus caritas iluminarse con la historia — aunque contada para niños— me hizo pensar en la fuerza de esas narrativas ancestrales. Quién iba a decir que, unos días después, charlando con mi mamá, me contaría con entusiasmo sobre The Chosen, esa serie que sigue la vida de Jesús y sus discípulos, que se ha convertido en su compañía diaria y que ahora la motivaba a ver la película de la Última Cena, perteneciente a la misma franquicia.
Dos generaciones, dos formatos, pero un hilo conductor poderoso: la fe. Y es que, sin darnos cuenta quizás, estamos viviendo un resurgimiento silencioso pero significativo del catolicismo (y, en general, de la espiritualidad) en el entretenimiento. The Chosen, con su enfoque humano y cercano de figuras bíblicas, ha conquistado corazones más allá de las iglesias. Rey de reyes, con su épica animada, acerca estas historias a las nuevas generaciones.
Esto, claro, levanta una pregunta fascinante: ¿cómo está resonando este despertar espiritual en el mundo del marketing? ¿Están las marcas prestando atención a esta sed de contenido con valores trascendentales?
The Chosen y Rey de reyes: más que entretenimiento, un fenómeno cultural
Analicemos un poco el éxito de estas producciones. The Chosen ha construido una comunidad fiel a través de una estrategia de marketing que apela a la autenticidad y a la conexión directa con la audiencia. Su modelo de financiación, donde los propios espectadores invierten en las siguientes temporadas, habla de un compromiso profundo. Rey de reyes, por su parte, se apoya en la nostalgia de una historia conocida, pero la presenta con una frescura que atrae a los más jóvenes.
Ambas propuestas han logrado algo crucial: tocar fibras sensibles en un público que quizás se siente desconectado del entretenimiento masivo o que busca algo más que simple evasión. Sus narrativas, centradas en la fe, la familia, el sacrificio y la esperanza, resuenan a un nivel profundo.
El despertar del “marketing de fe”: un nuevo nicho con valores profundos
Aquí es donde entra en juego lo que podríamos llamar el “marketing de fe”. No se trata solo de promocionar productos religiosos, sino de entender que existe un segmento de consumidores que prioriza valores espirituales en sus decisiones de compra y en el contenido que consume.
Las marcas que sepan conectar auténticamente con estos valores tienen una oportunidad enorme. Pensemos en productos o servicios que promuevan la comunidad, la ayuda al prójimo, la sostenibilidad con una visión trascendente o, incluso, el bienestar emocional ligado a la paz interior y la reflexión.
Sin embargo, este terreno es delicado. La autenticidad es clave. Un intento superficial o puramente comercial puede resultar contraproducente y generar desconfianza. El respeto por las creencias y la sensibilidad cultural deben ser pilares fundamentales.
Segmentando con el corazón: más allá de la demografía
El “marketing de fe” nos invita a ir más allá de la segmentación demográfica tradicional. Se trata de entender los valores y las creencias que guían a este público. ¿Qué les importa? ¿Qué los motiva? ¿Qué tipo de mensajes resuenan con su visión del mundo?
Las marcas que logren responder a estas preguntas de manera genuina podrán construir relaciones más sólidas y significativas con sus consumidores. No se trata de “venderles religión”, sino de hablar su mismo idioma de valores.
Un impacto que trasciende la pantalla
Este resurgimiento del catolicismo y la espiritualidad en el entretenimiento tiene un impacto que va más allá del marketing. Está influyendo en la cultura, en la forma en que se cuentan historias y en cómo las personas se conectan con sus propias creencias.
Para el marketing, esto implica una responsabilidad. ¿Cómo podemos integrar esta dimensión espiritual de manera inclusiva y respetuosa? ¿Cómo podemos evitar la apropiación o la simplificación de creencias profundas? La diversidad y la inclusión deben ser faros que guíen cualquier estrategia en este sentido.
Para cerrar, mi tarde de cine con mis hijas y las charlas nocturnas con mi mamá me han dejado una reflexión clara: la fe, en sus múltiples expresiones, es una fuerza poderosa que moldea nuestras vidas y nuestras decisiones. El entretenimiento que resuena con estos valores está encontrando un público ávido y agradecido.
Para las marcas, el “marketing de fe” no es una moda pasajera, sino una oportunidad para conectar con un segmento de consumidores que busca autenticidad, propósito y trascendencia. Pero el camino debe estar pavimentado con respeto, sensibilidad y una comprensión profunda de los valores que realmente importan. Porque, al final del día, la fe, como el buen marketing, se trata de construir conexiones humanas genuinas.
Comentarios, dudas o reclamaciones: arturo@birth.mx
Arturo Ortiz, CEO Birth Group
Y recuerda: buscar para encontrar y encontrar para seguir buscando.