Mamie Van Doren, la rubia explosiva a la que Universal intentó vender como la Marilyn Monroe de su estudio

Corría el año 53 cuando Universal fichó a Mamie Van Doren con la idea de venderla como la Marilyn Monroe de su estudio. Las dos actrices eran rubias y derrochaban...

May 5, 2025 - 06:31
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Mamie Van Doren, la rubia explosiva a la que Universal intentó vender como la Marilyn Monroe de su estudio

Corría el año 1953 cuando Universal fichó a Mamie Van Doren con la idea de venderla como la Marilyn Monroe de su estudio. Las dos actrices eran rubias y derrochaban sensualidad, sí, pero sus carreras no siguieron caminos similares. No en vano, mientras Monroe se ponía a las órdenes de algunos de los mejores directores de la 20th Century Fox, como Howard Hawks y Billy Wilder, la de Dakota del Sur participaba en musicales de serie B, comedias y melodramas de la Universal que solo los verdaderos cinéfilos recordarán hoy.

Bautizada Joan Olander en honor de Joan Crawford, ídolo de su madre, Van Doren se crió en la década de los años treinta en una humilde granja de las afueras de Rowena. "Allí no había mucho glamour. Me encantaba ir al teatro y me sentaba allí y soñaba con ser actriz, pero nunca pensé que ese sueño se haría realidad", comentó la intérprete, que más pronto que tarde se trasladó con su familia a Los Ángeles.

Allí consiguió un empleo de acomodadora y empezó a relacionarse con señores mayores y mucho mejor posicionados que ella. A los 16 debutó en televisión como figurante y cantó con la banda de Ted Fio Rito. Y con 17 se casó con un admirador, Jack Newman, con el que se fugó a Santa Bárbara. Sin embargo, aquel matrimonio duró lo que un pastel a las puertas de un colegio debido al carácter abusivo del tipo.

Ya en 1949 ganó un par de concursos de belleza. De hecho, la misma noche en que se coronó Miss Palm Springs fue descubierta por el magnate y productor cinematográfico Howard Hughes, con quien se lió enseguida. "Concertamos un par de citas profesionales", dijo al respecto. "Me dejó plantada en la primera y mi madre me pidió que tuviese un poco de dignidad y no acudiese a la segunda. Pero fui, y él se esforzó desde el principio en seducirme y asegurarme que iba a tener una gran carrera en el negocio si me dejaba guiar y aconsejar".

Su salto al estrellato

Van Doren salió durante cinco años con Hughes, que también era dueño de la RKO y lanzó su carrera al colocarla en varias películas de este estudio como Las fronteras del crimen (1951), con Robert Mitchum y Jane Russell. "Jimmy McHugh, que había escrito muchas canciones famosas, se convirtió en mi representante", contaría ella sobre esa época.

"Me envió a colegios privados y escuelas de arte dramático. En la RKO, los papeles que interpretaba eran casi todos secundarios, pero trabajaba y cobraba un sueldo. Yo no sabía actuar, así que Jimmy McHugh, que había sido representante de muchas mujeres, me envió a la escuela. También actué en unas cinco obras, dos de ellas dirigidas por Aaron Spelling. Él estaba pasando por un momento difícil en ese entonces, no tenía dinero. De hecho, le presté cien dólares en una ocasión. Todos intentábamos salir adelante en aquella época".

Su suerte cambió el día que un cazatalentos de Universal la descubrió en la obra Come Back, Little Sheba. Cuando Van Doren acudió al estudio, le dijeron que estaban buscando una cantante de club nocturno para una cinta titulada Contrabandistas de Macao y protagonizada por Tony Curtis. Según contaría, consiguió ese trabajo después de que el director Rudolph Maté le oyera cantar I Can't Give You Anything But Love, Baby, y la cosa salió bien.

Fue entonces cuando Universal le ofreció un contrato de siete años. "Tenían sesenta personas bajo contrato, todos luchando por esos papeles", aseguró. "Debías salir y conseguir publicidad, perfeccionar tu dicción; era como ir a la escuela. A diferencia de otros estudios, Universal tenía un departamento de talentos. Te enseñaban, y la formación que recibías era increíble. Luego ibas al plató, veías trabajar a Joan Crawford o James Stewart, aprendías a caminar delante de la cámara,... Pero hice una película tras otra, estaba ahí fuera todo el tiempo".

El primer gran varapalo de su carrera

Durante aquella etapa, Van Doren protagonizó películas como The All American (1953), El sexo fuerte (1955) y Running Wild (1955). Pero no todo era trabajar, así que también dio rienda suelta a otra de sus grandes pasiones: el fornicio. Un hobby que practicó con compañeros de la industria del entretenimiento como Elvis Presley, Frank Sinatra, Johnny Carson, Clark Gable o James Dean. También conoció a un popular director de orquesta, Ray Anthony, del que se quedó embarazada de su único hijo, Perry, nacido en marzo de 1956.

Aún estaba en el hospital cuando recibió la visita de un ejecutivo del estudio, al que no le hizo ninguna gracia aquel alumbramiento. "Mamie, sentimos decírtelo, pero no creemos que tener un hijo sea bueno para tu imagen. Vamos a despedirte", le soltó. Aquello dejó destrozada a la actriz, que entonces formaba parte de eso que la prensa llamó las tres M: Marilyn (Monroe), (Jayne) Mansfield y Mamie (Van Doren), un trío de rubias explosivas a las que los productores de cine otorgaban papeles cómicos y dramáticos que sacaban partido de su aspecto físico.

"Me prepararon como un supuesto símbolo sexual, una rival de Marilyn Monroe, y desde entonces, cada vez que aparecía mi foto en el periódico era gatita sexual, símbolo sexual, diosa sexual, olla sexual", dijo al respecto. "Lo he aceptado y me siento halagada, pero en cierto modo ha sido un obstáculo para mí porque no he podido ser tomada en serio como actriz. Es una pena que te pusieran en la categoría de rubia tonta, pero eso es lo que hacían en los años cincuenta. Luchabas contra el sistema pero no ganabas".

Nada más ser despedida de Universal, Van Doren se fue a Warner Bros a trabajar con Howard Koch, guionista de Casablanca. Con él hizo dos películas, una de las cuales fue el éxito de taquilla Untamed Youth (1957), en la que llegó a cantar rock 'n' roll. Luego se unió al productor Albert Zugsmith, para el que rodó varios largometrajes como La escuela del vicio (1958) o The Beat Generation (1959).

Más adelante contaría la cantidad de zancadillas que aquel Hollywood tan conservador le puso a esos dos trabajos: "Esas películas estaban adelantadas a su tiempo y no recibieron la aprobación de la Legión de la Decencia, que era algo que tenía que dar la Iglesia Católica. Me incluyeron en una especie de lista negra y le dijeron a la gente que no viera ninguna de mis películas [...]. Me consideraban demasiado sexy y, tuviera lo que tuviera, tenía que cubrirme de cuello para abajo, pero eso seguía sin ayudarme. Simplemente tenía un nombre que era muy difícil de vender".

Una nueva vida alejada de Hollywood

Al cabo de un tiempo, viendo que tampoco recibía apenas ofertas, Van Doren se mudó con su hijo al condado de Orange. "El tiempo de las rubias empezó a llegar a su fin tras la muerte de Marilyn [Monroe] y la de Jayne [Mansfield] cinco años después. Yo era la única que quedaba. Tenía un hijo y había muchas drogas [en Hollywood]. No quería que Perry creciera así", explicaría la actriz, que en esos lares pudo disfrutar de una vida algo más hogareña y conoció a Thomas Dixon, un actor y dentista, casi dos décadas menor que ella, con el que lleva casada desde 1979.

Con proyectos de cine o sin ellos, Van Doren tenía claro que no estaba dispuesta a llevar una vida anodina. Por eso no lo pensó dos veces cuando a finales de los sesenta le ofrecieron actuar para las tropas que combatían en Vietnam, o cuando la quisieron contratar para actuar en un club nocturno de Las Vegas (Nevada). Y tampoco le dio pereza volcar su rica experiencia vital en un libro de memorias que salió publicado en 1987 bajo el título Playing the Field: My Story.

A lo largo de casi 300 páginas, el ensayo ofrece tórridos detalles de sus cinco matrimonios y aborda la relación de amor y odio entre la actriz y Hollywood, que nunca le dio un trato justo. "Así era la vida y lo acepté", apuntó ella. "El único error que siempre me reprocharé es no haber hecho Una mujer de cuidado [de Frank Tashlin]. Estaba escrita para mí. Si hubiera aceptado ese papel me habría sacado de esta situación en la que siempre he estado. Mi estrella habría estado más alta".

Donde sí llegó a contar con una estrella, aunque esta se colocó en el suelo, es en el paseo de la fama. Cuatro años después de recibirla en 1994, abrió una web donde sus devotos podían hacerse con fotos y vídeos en los que aparecía posando desnuda o leer historias sobre su vida. Esa página todavía estaba funcionando cuando en 2002 Van Doren aceptó aparecer en la que es su última película hasta la fecha, Slackers.

Otros proyectos en marcha

El filme lo dirigió un señor (Dewey Nicks) que por lo visto convenció a la veterana actriz tras demostrarle que era gran conocedor y fan total de su trabajo. Y aunque es verdad que la cinta es totalmente olvidable, resulta curioso ver a Van Doren, que aquí contaba 71 años, en la piel de una prostituta que en una de las secuencias desnuda sus pechos para que el cretino cachondo de turno se los frote con una esponja.

Desde entonces hasta ahora, la estadounidense se ha dedicado a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Pero ojo, que también ha seguido activa desde el punto de vista creativo: cantando, escribiendo artículos de opinión, publicando reflexiones en un blog personal o preparando libros como el que publicó en 2022 —China & Me, donde cuenta con sentido del humor la historia de su larga y a veces alborotada relación con una cacatúa de las Molucas a la que adoptó en 1980—.

Se supone que ahora andaba preparando su tercera autobiografía. Y Variety acaba de anunciar que estos días se está rodando Mamie Exposed! The Life and Loves of the Last Blonde Bombshell, primer documental autorizado sobre Van Doren (ella es la productora ejecutiva. Los productores son Alan Eichler, Stephen Israel y Marc Saltarelli, que también dirige). Mientras ambos proyectos ven la luz, la actriz de 94 años practica a diario el activismo en las redes sociales, donde hoy, pese a su pasado como simpatizante del partido Republicano, exhibe un talante progresista.

"He pensado mucho sobre ello", respondió en una de sus últimas entrevistas al ser preguntada sobre el Me Too. "Hay algunas cosas que cuestionaría, pero también es cierto que siempre he apoyado a cualquier mujer con un problema porque yo misma he tenido muchos. [En mi época] si quería acostarme con alguien, me acostaba con él, pero nunca lo hice por una película. [Un depredador] sabría que le esperaba una pelea si alguna vez se acercaba a mí. [Sería] con las uñas fuera, pateando y gritando".

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