Cerro El Cono, el guardián piramidal de la Amazonía que protege una selva en peligro
En lo profundo de la Amazonía peruana, donde el follaje es tan denso que parece ocultar secretos milenarios, se alza una formación natural que desconcierta tanto a científicos como a comunidades indígenas: el Cerro El Cono, un cerro solitario de forma piramidal que ha resistido al paso del tiempo, envuelto en misterio, espiritualidad y biodiversidad. […]

En lo profundo de la Amazonía peruana, donde el follaje es tan denso que parece ocultar secretos milenarios, se alza una formación natural que desconcierta tanto a científicos como a comunidades indígenas: el Cerro El Cono, un cerro solitario de forma piramidal que ha resistido al paso del tiempo, envuelto en misterio, espiritualidad y biodiversidad.
Cerro El Cono: Un coloso verde en medio de la jungla
Con sus 400 metros de altura, el Cerro El Cono sobresale dramáticamente del paisaje llano que caracteriza a la selva oriental de Perú. Su forma cónica lo hace visible incluso desde los Andes, a más de 400 kilómetros de distancia en días despejados. Este coloso se encuentra en la frontera entre Perú y Brasil, en la región montañosa conocida como la Sierra del Divisor, una de las zonas más remotas e inexploradas de Sudamérica.
Te puede interesar > ¿Tiras la cáscara del aguacate? Estás desechando un remedio natural y ecológico
Lo que lo hace tan fascinante no es solo su aspecto —que recuerda a una pirámide perfectamente tallada—, sino su aislamiento. Aunque la Sierra del Divisor tiene otras montañas, ninguna se compara a la forma ni a la energía que transmite El Cono. Es un gigante que se yergue solo, como si hubiese sido colocado allí con un propósito ancestral.
¿Un volcán, una formación extraña o una obra humana?
El origen geológico del Cerro El Cono sigue siendo un enigma. Algunos geólogos especulan que podría tratarse de un volcán extinto, mientras que otros creen que simplemente es una formación rocosa inusual. Pero hay quienes van más allá: algunas teorías no comprobadas sugieren que podría estar construido sobre los restos de una antigua pirámide, levantada por civilizaciones indígenas desconocidas.
Aunque esta última idea carece de evidencia científica, revela algo profundo: la carga simbólica que este cerro tiene para quienes lo rodean.
Una montaña sagrada para los pueblos originarios
Para muchas comunidades indígenas que habitan la región, el Cerro El Cono no es solo una rareza geológica: es un espíritu viviente. Los pueblos nativos consideran al cerro como un Apu, término andino que se refiere a un dios o protector de las montañas. En las cosmovisiones de Perú, Bolivia y Ecuador, los Apus emergen de la Tierra para guiar y cuidar a las personas.
Te puede interesar > ¿Norteamérica se hunde? Descubren extraño fenómeno en el manto terrestre
Este vínculo espiritual ha mantenido a la montaña relativamente protegida durante siglos, pues se le respeta, se le teme y se le venera. En un mundo que se debate entre el progreso y la destrucción, la sabiduría ancestral ofrece otra forma de convivencia: una basada en el respeto profundo a la naturaleza.
Un santuario de biodiversidad al borde del colapso
El Cerro El Cono no solo es sagrado por razones espirituales. El área que lo rodea es uno de los puntos calientes de biodiversidad más valiosos del planeta. Está ubicado junto al río Ucayali, uno de los principales afluentes del Amazonas, y forma parte de un ecosistema que alberga especies emblemáticas y vulnerables como:
- El armadillo gigante (Priodontes maximus), un ingeniero ecológico subterráneo.
- El jaguar (Panthera onca), el felino más poderoso de América.
- Diversas especies de monos, aves y reptiles que solo existen en esta región.
Desde los años 90, la zona ha sido reconocida como una prioridad para la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, las amenazas han crecido: deforestación ilegal, minería de oro y construcción de infraestructura arrasan silenciosamente esta joya natural.
¿La protección es suficiente?
En 2015, en un intento por frenar el deterioro, se creó el Parque Nacional Sierra del Divisor, un área protegida que cubre más de 1.3 millones de hectáreas, es decir, una vez y media el tamaño del Parque Nacional Yellowstone en Estados Unidos. Pero aunque la designación fue celebrada como un avance histórico, no ha sido suficiente.
Reportes recientes indican que la caza furtiva, la tala ilegal y la presión extractiva siguen presentes, incluso dentro de los límites del parque. La inaccesibilidad del terreno y la falta de vigilancia han permitido que estas actividades continúen casi sin oposición.
¿Qué podemos aprender del Cerro El Cono?
Este cerro no solo es una maravilla geológica ni solo un símbolo espiritual: es un recordatorio de lo que aún podemos perder si no protegemos activamente los ecosistemas únicos de nuestro planeta. El Cono, solitario y majestuoso, nos enseña que hay lugares en la Tierra que aún resisten al olvido, pero que necesitan algo más que admiración: necesitan acción.