Ley de Segunda Oportunidad para Pepe Moral: ¡Así se viene a Sevilla!

A Perú llegó Pepe Moral como José Álvarez 'Juncal' a la vieja taberna El Portón de General Polavieja. Las pertenencias de uno y otro cabían en una pequeña maleta. El Cossío, la Oreja de Plata y un par de camisas eran todo lo que tenía el pícaro matador cuando se reencontró con su inseparable Búfalo. Un vestido de torear, una muda de ropa, un capote, una muleta y una espada llevaba el torero de Los Palacios cuando tuvo que liarse la manta a la cabeza y cruzar el charco. Desahuciado del toreo , y también de la vida, Pepe Moral lo tenía todo perdido cuando en las serranías más ocultas y peligrosas de los Andes recuperó la moral y el compromiso de afrontar la vida, y los toros, por derecho, como su tarde de este domingo 'de resurrección' en la Maestranza. Ya eran demasiados los que deseaban y esperaban un desenlace como éste: saliendo a hombros de la Maestranza después de cortar dos orejas. Se había corrido la voz de que Pepe había «cambiado» y de que estaba «irreconocible» . Que si el tren pasaba, se montaba por lo civil o por lo criminal. Y fue lo que pasó cuando este domingo se acordó de aquello que tanto le repitió Manolo Cortés de que al toro de Miura había que tratarlo como si fuera de 'Juampedro'. Y fue Pepe dándole 'de comer' muy suavito y entregado a los dos –porque no se conformó con lo ya encomiable de su primero– hasta corroborar que ni los comentarios eran infundados ni venía a medias tintas. Su lote no fue el mejor ni sus faenas las mejores de su carrera, pero cuando se está así las cosas empiezan a fluir. Se ha subido por lo tanto el tren; ya nos AVE, pero viaja sobre las mismas vías. Volvía Pepe Moral, tres años después , a una Maestranza muy cabal, sin gintonics, prácticamente llena al rebufo de Miura y Escribano, finalmente entregada ante este gran 'tapado' del cartel. Había saltado Adobero al callejón de la Maestranza y con él se tiró de cabeza al ruedo el agente de la Policía Naciona l que aguardaba en un burladero junto a la antigua enfermería. ¿Qué sentiría ese hombre, acostumbrado a mil y una batallas por la periferia de Sevilla, al ver venir a tan legendario animal? Junto a las tablas lo esperaba Pepe Moral, que después de la portagayola y el salto olímpico aún tuvo arrestos de darle otra larga cambiada. Y un ramillete de lances llenos de pundonor hacia adelante y con el cárdeno Adobero venciéndose por dentro. Pidieron su devolución por una manifiesta lesión, pero lo aguantaron para fortuna del torero, que veía toro en todos sitios y que se puso como si fuera éste Hojalatero de El Parralejo . Lo fue sosteniendo con la diestra hasta ver el momento de coger la mano izquierda y torearlo sin pensar en su hierro, echándole los flecos de la pañosa en un tirar y tirar que entregó a la Maestranza, como su valerosa estocada, por derecho y despacio. Oreja de ley . Bien Pepe Moral, bien la Maestranza y bien la presidenta. Como también estuvo bien Macarena de Pablo Romero cuando rápidamente concedió la oreja del quinto y aguantó la fortísima petición de la segunda oreja. Tendrá más valor este reconocimiento a Pepe Moral que una dudosa Puerta del Príncipe . Se había vuelto a ir a portagayola –finalmente seis de seis se dieron–, galleó por chicuelinas y hasta dejó una media de rodillas en los medios . Sólo tuvo un fallo su tarde: su manera de lanzar las zapatillas ¡Qué horror! Que se nos olvidó cuando abrió su compás para enterrarse sobre el albero de la Maestranza y robar muletazos imposible . La fe mueve montañas... y hasta miuras. Una tarde que condona su deuda: Ley de Segunda Oportunidad para Pepe Moral . ¡Así se viene a Sevilla! Puso Esaú Fernández todo lo que tenía ante el importante Tahonero, que tenía nombre del primer toro indultado de Miura y un estilo soberbio para llevar este hierro. Fue vibrante su ramillete de lances junto a la puerta de chiqueros con el bonito sardo coletero cantando su estilo, que lo terminó de destapar un extraordinario Juan José Domínguez . Cuajó Esaú buenos momentos con la mano diestra, de trazo largo y poderoso. Que fue lo que se esperaba que también pasaría cuando tomó la izquierda y le echó los vuelos, pero aquello, paradójicamente, no tomó vuelo. La espada tampoco le acompañó. Como deslucido fue el sexto, al que había tratado de lucir. No fue ésta la tarde de Manuel Escribano , aseado en sus lidias y desatinado con la espada. Una Feria, la suya, de más –mucho más– a menos. Con la entrega de aquella tarde de Victorino, este domingo hubiéramos visto otra cosa. Pasear por el Real entre corridas tampoco es que ayudara a mejorar la percepción final. Un balance final protagonizado por aquellas dos orejas de Victorino; su gran tarde, su corrida. .

May 11, 2025 - 22:02
 0
Ley de Segunda Oportunidad para Pepe Moral: ¡Así se viene a Sevilla!
A Perú llegó Pepe Moral como José Álvarez 'Juncal' a la vieja taberna El Portón de General Polavieja. Las pertenencias de uno y otro cabían en una pequeña maleta. El Cossío, la Oreja de Plata y un par de camisas eran todo lo que tenía el pícaro matador cuando se reencontró con su inseparable Búfalo. Un vestido de torear, una muda de ropa, un capote, una muleta y una espada llevaba el torero de Los Palacios cuando tuvo que liarse la manta a la cabeza y cruzar el charco. Desahuciado del toreo , y también de la vida, Pepe Moral lo tenía todo perdido cuando en las serranías más ocultas y peligrosas de los Andes recuperó la moral y el compromiso de afrontar la vida, y los toros, por derecho, como su tarde de este domingo 'de resurrección' en la Maestranza. Ya eran demasiados los que deseaban y esperaban un desenlace como éste: saliendo a hombros de la Maestranza después de cortar dos orejas. Se había corrido la voz de que Pepe había «cambiado» y de que estaba «irreconocible» . Que si el tren pasaba, se montaba por lo civil o por lo criminal. Y fue lo que pasó cuando este domingo se acordó de aquello que tanto le repitió Manolo Cortés de que al toro de Miura había que tratarlo como si fuera de 'Juampedro'. Y fue Pepe dándole 'de comer' muy suavito y entregado a los dos –porque no se conformó con lo ya encomiable de su primero– hasta corroborar que ni los comentarios eran infundados ni venía a medias tintas. Su lote no fue el mejor ni sus faenas las mejores de su carrera, pero cuando se está así las cosas empiezan a fluir. Se ha subido por lo tanto el tren; ya nos AVE, pero viaja sobre las mismas vías. Volvía Pepe Moral, tres años después , a una Maestranza muy cabal, sin gintonics, prácticamente llena al rebufo de Miura y Escribano, finalmente entregada ante este gran 'tapado' del cartel. Había saltado Adobero al callejón de la Maestranza y con él se tiró de cabeza al ruedo el agente de la Policía Naciona l que aguardaba en un burladero junto a la antigua enfermería. ¿Qué sentiría ese hombre, acostumbrado a mil y una batallas por la periferia de Sevilla, al ver venir a tan legendario animal? Junto a las tablas lo esperaba Pepe Moral, que después de la portagayola y el salto olímpico aún tuvo arrestos de darle otra larga cambiada. Y un ramillete de lances llenos de pundonor hacia adelante y con el cárdeno Adobero venciéndose por dentro. Pidieron su devolución por una manifiesta lesión, pero lo aguantaron para fortuna del torero, que veía toro en todos sitios y que se puso como si fuera éste Hojalatero de El Parralejo . Lo fue sosteniendo con la diestra hasta ver el momento de coger la mano izquierda y torearlo sin pensar en su hierro, echándole los flecos de la pañosa en un tirar y tirar que entregó a la Maestranza, como su valerosa estocada, por derecho y despacio. Oreja de ley . Bien Pepe Moral, bien la Maestranza y bien la presidenta. Como también estuvo bien Macarena de Pablo Romero cuando rápidamente concedió la oreja del quinto y aguantó la fortísima petición de la segunda oreja. Tendrá más valor este reconocimiento a Pepe Moral que una dudosa Puerta del Príncipe . Se había vuelto a ir a portagayola –finalmente seis de seis se dieron–, galleó por chicuelinas y hasta dejó una media de rodillas en los medios . Sólo tuvo un fallo su tarde: su manera de lanzar las zapatillas ¡Qué horror! Que se nos olvidó cuando abrió su compás para enterrarse sobre el albero de la Maestranza y robar muletazos imposible . La fe mueve montañas... y hasta miuras. Una tarde que condona su deuda: Ley de Segunda Oportunidad para Pepe Moral . ¡Así se viene a Sevilla! Puso Esaú Fernández todo lo que tenía ante el importante Tahonero, que tenía nombre del primer toro indultado de Miura y un estilo soberbio para llevar este hierro. Fue vibrante su ramillete de lances junto a la puerta de chiqueros con el bonito sardo coletero cantando su estilo, que lo terminó de destapar un extraordinario Juan José Domínguez . Cuajó Esaú buenos momentos con la mano diestra, de trazo largo y poderoso. Que fue lo que se esperaba que también pasaría cuando tomó la izquierda y le echó los vuelos, pero aquello, paradójicamente, no tomó vuelo. La espada tampoco le acompañó. Como deslucido fue el sexto, al que había tratado de lucir. No fue ésta la tarde de Manuel Escribano , aseado en sus lidias y desatinado con la espada. Una Feria, la suya, de más –mucho más– a menos. Con la entrega de aquella tarde de Victorino, este domingo hubiéramos visto otra cosa. Pasear por el Real entre corridas tampoco es que ayudara a mejorar la percepción final. Un balance final protagonizado por aquellas dos orejas de Victorino; su gran tarde, su corrida. .