La raza felina del hibernian lynx, una belleza ‘exótica’ rodeada de secretos
El programa se inició en 2022 y en 2024 fue admitida como raza experimental por Rare and Exotic Feline Registry.

El hibernian lynx es una de las razas felinas más enigmáticas y raras del mundo, un proyecto experimental que comenzó en 2022 de la mano de Teri Wiggins y su hija Jeanie Carr, quienes lideraron este ambicioso esfuerzo a través de sus criaderos profesionales WTW Exotic Felines y My Little Leopard. Estas dos criadoras, ubicadas en La Pine, Oregón, Estados Unidos, se propusieron crear un gato con un aspecto salvaje y exótico, reminiscente de un lince, pero con la naturaleza dócil de un gato doméstico.
Teri Wiggins, en una entrevista para la revista finesa especializada en gatos Kissafani, en mayo de 2024, destacó la importancia de su hija Jeanie Carr en el proyecto, alabando su “gran ojo para elegir los gatos fundacionales y cómo cruzarlos”. A pesar de su rareza, el hibernian lynx fue reconocido por el Rare and Exotic Feline Registry (REFR) en 2024, lo que lo convierte en una de las razas experimentales más recientes del mundo. Sin embargo, su documentación es escasa, y los cruces exactos detrás de la raza permanecen en secreto.
Actualmente, el hibernian lynx continúa en fase de desarrollo, con ejemplares que aún no cumplen completamente con el estándar de la raza. Los criadores continúan refinando su apariencia y temperamento, buscando un equilibrio entre la estetica salvaje y la domesticidad.
El misterio y la exclusividad
Todos los implicados en la cría del hibernian lynx guardan silencio, pero se sabe que entre los gatos fundacionales se incluyen ejemplares de bengalí y del jungle curl, que aportan los patrones de pelaje exóticos y las orejas curvadas. Es probable que otras razas, como el highlander, el americano de pelo corto o el maine coon hayan sido utilizadas para lograr el aspecto de lince, el pelaje denso y el cuerpo atlético. Sin embargo, debido a que los detalles del programa de reproducción son opacos, no hay información pública sobre los porcentajes exactos o las generaciones específicas.
Físicamente, se trata de un gato que sobresale por su apariencia exótica. Exhibe marcas características, ya sea en forma de manchas o rosetas, que buscan imitar las de un felino salvaje, acompañadas de un cuerpo muscular y atlético. Las patas traseras son más largas que las delanteras, lo que contribuyen a un “paso felino salvaje y cautivador”, según las criadoras. Sin embargo, dado que la raza aún está en desarrollo, no todos los ejemplares actuales cumplen con el estándar ideal, y algunos pueden variar en términos de tamaño, pelaje o marcas.
Orientado a los seres humanos
Según los criadores implicados en su promoción, el temperamento del hibernian lynx es una de sus características más atractivas y lo describen como extremadamente gentil, juguetón y con una disposición muy dócil. Señalan que su naturaleza juguetona lo convierte en un buen compañero para familias con niños y en general personas activas.
Sin embargo, es importante señalar que debido a su rareza y al hecho de que aún está en desarrollo, no es una raza disponible al alcance de cualquiera. Los criadores, actualmente todos localizados en Estados Unidos, lo promocionan en sus redes sociales adecuado "tanto para los aficionados como los profesionales del mundo felino", sugiriendo que es más adecuado para personas experimentadas que aprecien su singularidad.
Un misterio que ignora preguntas importantes
Aunque el hibernian lynx despierta admiración por su aspecto exótico, es fundamental recordar que la creación de nuevas razas felinas no puede hacerse a cualquier precio. El secretismo en torno a sus cruces y linajes, algo que sus propios impulsores reconocen como parte del ‘misterio’ de la raza, plantea dudas legítimas sobre la transparencia, el bienestar animal y el control genético en este tipo de programas.
El exotismo puede ser fascinante, pero también es terreno fértil para la mercantilización del animal y para reproducir sin garantías de salud ni trazabilidad. Como siempre, desde Animaleros recordamos que ningún fenotipo justifica prácticas opacas ni riesgos para el bienestar de los gatos implicados.