La radical transformación de Gal Gadot en la bruja mala de 'Blancanieves': "Disfruté cada segundo"

Los cuentos no pertenecen a nadie y pueden repetirse cada noche, antes de que los niños duerman, sin temor a cometer una imprudencia. Disney, esa colosal fábrica de cuentos, estrenó su primer largometraje animado en 1937, basado en una historia popularizada por los hermanos Grimm. Su título era, obviamente, Blancanieves. Muchas décadas después, Disney vuelve a entonar un ‘Ay ho’ para revitalizar este mito cinematográfico: el live-action de Blancanieves llega a los cines de España este 21 de marzo.

La adaptación no ha estado exenta de polémica: el hijo de David Hand, director de la primera versión, se ha negado a ver esta Blancanieves. Tampoco ayuda que las dos protagonistas de la película recreen, a escala, la guerra entre Israel y Hamás. Rachel Zegler, que encarna a Blancanieves, ha solicitado en varias ocasiones ayuda para Palestina, mientras que Gal Gadot, con sus dos años en el servicio militar israelí, ha defendido las políticas de Netanyahu.

Por supuesto, no han faltado las críticas por parte de quienes creen que un personaje de ficción como Blancanieves no puede tener sangre latina. El nombre de Blancanieves, como han explicado los creadores del live-action, se toma de otra versión del cuento, según la cual la princesa fundacional de Disney sobrevivió a una tormenta de nieve cuando acababa de nacer. Atrás quedan ya polémicas como la representación de los enanos, enardecida por las declaraciones de Peter Dinklage, ya que los compañeros de Blancanieves han sido creados digitalmente.

Así se transformó Gal Gadot en la bruja mala

En tiempos más serenos (la película comenzó a rodarse en 2022), Gal Gadot y Rachel Zegler se dejaban ver juntas en la alfombra roja, en un tono de cordialidad que, de ser fingido, quizá nos haga replantearnos si hemos infravalorado las dotes interpretativas de Gadot. Justo en estas circunstancias, Gadot reveló el minuto a minuto de su transformación en la bruja mala de Blancanieves.

La madrastra de Blancanieves, una mujer hermosa con el corazón helado, se disfraza de bruja para envenenar a su hijastra. Esto hizo que Gal Gadot se pasase hasta cuatro horas en maquillaje, ninguno de los cuales la llevó a replantearse abandonar la película. “Disfruté cada minuto”, señala la actriz ante un periodista que, sin demasiada convicción, le repite que “ella no es mala” como su personaje. Quizá, con lo que hemos sabido en los años siguientes, alguno se replantearía esta afirmación.

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