La Cena: el vía crucis del Señor de la Humildad y Paciencia

La Cuaresma comenzó, como viene ocurriendo en estos días, con lluvia, impidiendo disfrutar del Cristo de las Cinco Llagas de la Trinidad por las calles, un clásico del Miércoles de Ceniza. Sin embargo, los templos estaban llenos, pues es un día importante en la vida del creyente. Es alentador ver las iglesias repletas para recibir la ceniza y asistir a los cultos de las hermandades. Este día dejó un vía crucis que ha llegado para quedarse: el del Señor de la Humildad y Paciencia de la Cena. Un culto con esencia de antaño, con el público justo, todos atentos al rezo, acompañando a la imagen o ubicándose en un rincón del templo para admirarla. Su mirada, en una iglesia no en penumbra, sino iluminada con una luz tenue, permitía contemplarlo con total claridad en un ambiente de profundo recogimiento. Las hachetas colocadas alrededor de los Terceros marcaban el lugar del rezo. Reinaba un silencio absoluto, solo interrumpido por el sonido de la intensa lluvia en la calle, la música de capilla Pasión o la oración. El Señor recorría las naves del templo, regalando momentos únicos: su presencia ante la Virgen del Carmen, el Señor de la Cena, la pintura de la Virgen de la Victoria, en el interior de la capilla de la Virgen de la Encarnación, frente al Cristo de la Paz o a los pies de la Virgen del Subterráneo. Así comenzó la Cuaresma en los Terceros , un templo que, desde prácticamente el inicio del año, se ha sumergido en el tiempo más esperado. Una iglesia donde la actividad no cesa, mostrando el camino de un tiempo de conversión y preparación para la pasión, muerte y resurrección del Señor.

Mar 6, 2025 - 03:20
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La Cena: el vía crucis del Señor de la Humildad y Paciencia
La Cuaresma comenzó, como viene ocurriendo en estos días, con lluvia, impidiendo disfrutar del Cristo de las Cinco Llagas de la Trinidad por las calles, un clásico del Miércoles de Ceniza. Sin embargo, los templos estaban llenos, pues es un día importante en la vida del creyente. Es alentador ver las iglesias repletas para recibir la ceniza y asistir a los cultos de las hermandades. Este día dejó un vía crucis que ha llegado para quedarse: el del Señor de la Humildad y Paciencia de la Cena. Un culto con esencia de antaño, con el público justo, todos atentos al rezo, acompañando a la imagen o ubicándose en un rincón del templo para admirarla. Su mirada, en una iglesia no en penumbra, sino iluminada con una luz tenue, permitía contemplarlo con total claridad en un ambiente de profundo recogimiento. Las hachetas colocadas alrededor de los Terceros marcaban el lugar del rezo. Reinaba un silencio absoluto, solo interrumpido por el sonido de la intensa lluvia en la calle, la música de capilla Pasión o la oración. El Señor recorría las naves del templo, regalando momentos únicos: su presencia ante la Virgen del Carmen, el Señor de la Cena, la pintura de la Virgen de la Victoria, en el interior de la capilla de la Virgen de la Encarnación, frente al Cristo de la Paz o a los pies de la Virgen del Subterráneo. Así comenzó la Cuaresma en los Terceros , un templo que, desde prácticamente el inicio del año, se ha sumergido en el tiempo más esperado. Una iglesia donde la actividad no cesa, mostrando el camino de un tiempo de conversión y preparación para la pasión, muerte y resurrección del Señor.