Kristen Stewart irradia cine en Cannes 2025 con su brillante debut como directora: 'The Chronology of Water'

La actriz firma una ópera prima apabullante consagrada al cuerpo de Imogen Poots como la escritora Lidia Yuknavitch en la adaptación de su intensa autobiografía.

May 18, 2025 - 11:14
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Kristen Stewart irradia cine en Cannes 2025 con su brillante debut como directora: 'The Chronology of Water'

Crítica de 'The Chronology of Water'

Desde el mismo momento en que acabaron sus obligaciones contractuales con la saga Crepúsculo que la catapultaron a la fama, Kristen Stewart dejó claro que iba a emplear el inmenso crédito conseguido como estrella de Hollywood en expandir sus ambiciones artísticas sin rendir ningún tipo de pleitesía a la industria. Así, después de trabajar en algunas de las mejores películas de David Cronenberg, Kelly Reichardt, Olivier Assayas o Woody Allen, la actriz comenzó a dirigir, primero videoclips y luego un cortometraje.

The Chronology of Water es su primer largometraje y la confirmación de una mirada cinematográfica muy afinada y con las cosas claras. Lo opuesto de lo que podría haber sido una incursión trivial en la dirección por parte de una superestrella, en realidad es la consagración del bagaje de una inquieta lectora de imágenes que ha volcado en su ópera prima gran parte de los intereses y obsesiones de su formación.

Así, la inmediatez plástica y sensorialidad del cine experimental norteamericano de los años 60 es invocada como paleta formal y estética para plasmar los recuerdos, fragmentarios e impresionistas, de la protagonista de una historia de abusos, traumas, experimentación sexual y pulsión artística que se hace cuerpo en una portentosa Imogen Poots devorada por una cámara absolutamente enamorada de ella.

Interpreta a Lidia Yuknavitch, cuya dura autobiografía desde una infancia maltratada en San Francisco a finales de los años 70 hasta su eclosión como escritora en la Universidad de Oregón se puede leer como un relato de terror sobre la experiencia femenina, plasmado en el rostro en primer plano de la actriz. Un paisaje gestual en transformación constante, una llama irradiante que miras y te mira, a la que Stewart recorta y observa como si fuera un fenómeno natural, un volcán en erupción, una tormenta eléctrica en el bosque o la formación de una montaña bajo el océano.

La fotografía en 16mm de Corey C. Waters ofrece imágenes cautivadoras, tan pronto hermosas como aterradoras, pero en ambos casos casi siempre violentas. Salpicadas de manera no lineal mediante un montaje elíptico igual de agresivo, cuentan la historia de Yuknavitch buscando amoldarse al discurrir de su propio monólogo interior, pensamientos y recuerdos de una etapa formativa como nadadora profesional que se vio truncada por el ineludible cóctel de infancia traumática y adicción a las drogas y el alcohol.

La conexión de Stewart con el material de base es palpable, igual que su dedicación y la implicación visceral que ha volcado en The Chronology of Water. Su alto grado de intensidad puede hacerla reiterativa al sobrepasar las dos horas de duración, pero eso también colabora a transmitir la rumiación y tendencia a los pensamientos circulares de Lidia, su infatigable búsqueda de un instante de armonía con el mundo.

La libertad que sentía en el agua, la recupera en los libros; son "los dos lugares donde puedes escapar de tu vida", murmulla su voz en off, mientras el fluir de pensamientos y memorias se despliega con un fluir embriagador de rimas y disonancias que forman la constelación de experiencias que hicieron de Lidia quien es. O quien nos está contando que es, pues también deja claro que "los recuerdos son historias; así que mejor inventarse una con la que puedas vivir". Stewart lo ha hecho con su película.