Festivales de Madrid que se van con la música a otra parte: Torrejón y Rivas cazan los eventos desterrados por la F1
El Río Babel cambia la Caja Mágica por el auditorio Miguel Ríos ripense y se une a una lista que engrosan los certámenes damnificados por las quejas vecinales o las obras del circuito Madring. Estas citas podrían no volver a la ciudad por el cambio de modelo en Ifema y la falta de un recinto abierto de garantíasIfema confirma su intención de eliminar los conciertos al aire libre por la Fórmula 1 y aleja el regreso de los festivales “Madrid es cultura o no es Madrid. Madrid es música o no es Madrid”. Con estas palabras presentaba el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, el Festival Internacional de Jazz de Madrid en 2022. Sin embargo, diversos traslados de festivales que han trascendido en fechas recientes cuestionan la posición preponderante de la ciudad dentro del sector. Las apuestas del Ayuntamiento de Madrid por los conciertos en entornos como el parque Tierno Galván o hasta el Retiro, no exentas de protestas vecinales o de asociaciones ecologistas, parecían dibujar un panorama de crecimiento continuado para los eventos musicales en la capital. Pero en las últimas semanas la estrategia ha vivido un frenazo en seco, fruto de esa contestación ciudadana que ya ha dado al traste con los conciertos en el Santiago Bernabéu. Y fruto también de factores de última hora, como la reconfiguración de Ifema de cara a albergar el Gran Premio de Fórmula 1 a partir de 2026. El recinto ferial hacía público a comienzos de abril la suspensión de todos sus festivales al aire libre debido a las obras de la cita automovilística. Desde la entidad público-privado explicaron más adelante a Somos Madrid que no se trató de una cancelación en sí, sino que se ofreció a los certámenes pasar a celebrarse en un recinto cerrado. Ninguno aceptó esta opción, que supondría cambios drásticos de aforo, acondicionamiento y diseño. Pese a ello, directivos de Ifema deslizan que este modelo a priori poco compatible con los festivales de música podría continuar incluso una vez edificado el circuito de Madring. Así, el cambio en las condiciones de Ifema (ente que cofinancian en un 62% entre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid) ha terminado derivando en una oleada de mudanzas festivaleras. La mayoría, fuera de Madrid capital. El pasado 1 de mayo tuvo lugar elrow Town en el recinto ferial de Torrejón de Ardoz, mismo escenario escogido por Brava Madrid para su próxima edición (los días 19 y 20 de septiembre). Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de elrow (@elrowofficial) Por su parte, el Love the 90s y el Love the Twenties se celebrarán el 14 y el 21 de junio en el auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid. Según indicaron a través de sus redes sociales, este lugar reúne todo lo que buscaban: “Una acústica y atmósfera inmejorable asegurándonos la misma magia de siempre y una buena conexión con Madrid”. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Love The 90’s (@lovethe90s_official) Este espacio atrae ya a festivales ajenos a las consecuencias de la Fórmula 1, como el Río Babel, que celebró varias ediciones en Ifema, pero que en 2024 se llevó a cabo en la Caja Mágica. Esta misma semana comunicaban que en 2025 dejarán por primera vez Madrid para trasladarse a la vecina Rivas, los días 4 y 5 de julio. “El mayor auditorio al aire libre de España, a la altura del pedazo de cartel que tenemos”, precisaban sobre el Miguel Ríos a través de Instagram. Su capacidad es de 15.000 espectadores, ampliable hasta 34.000. Se trata de un caso particular y especialmente significativo, ya que no responde a ningún contratiempo de última hora, sino a una decisión propia de la promotora. De hecho, a diferencia de los casos anteriores, ni siquiera devolverán las entradas o abonos a quienes los adquirieron contando con una ubicación distinta. Los responsables del festival argumentan en respuesta a las quejas de varios usuarios que, cuando salieron a la venta, no confirmaron en ninguno de sus canales que la localización de este año será la misma que el anterior. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Festival Río Babel (@festivalriobabel) La salida de Río Babel es un contratiempo para la posición de la Caja Mágica como sede de este tipo de eventos, pero una bendición para los vecinos de los barrios de San Fermín (en el distrito de Usera) o Butarque (Villaverde). Unos residentes que ya criticaron la “doble vara de medir” cuando los conciertos del Bernabéu se suspendieron mientras la actividad seguía en este recinto pese a sus protestas por los ruidos, la suciedad o las afectaciones a la movilidad. Del ruido en los conciertos al ruido de la protesta en las calles Antonio Abueitah, portavoz de la Asociación de Vecinos Independiente de Butarque, se muestra m

El Río Babel cambia la Caja Mágica por el auditorio Miguel Ríos ripense y se une a una lista que engrosan los certámenes damnificados por las quejas vecinales o las obras del circuito Madring. Estas citas podrían no volver a la ciudad por el cambio de modelo en Ifema y la falta de un recinto abierto de garantías
Ifema confirma su intención de eliminar los conciertos al aire libre por la Fórmula 1 y aleja el regreso de los festivales
“Madrid es cultura o no es Madrid. Madrid es música o no es Madrid”. Con estas palabras presentaba el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, el Festival Internacional de Jazz de Madrid en 2022. Sin embargo, diversos traslados de festivales que han trascendido en fechas recientes cuestionan la posición preponderante de la ciudad dentro del sector.
Las apuestas del Ayuntamiento de Madrid por los conciertos en entornos como el parque Tierno Galván o hasta el Retiro, no exentas de protestas vecinales o de asociaciones ecologistas, parecían dibujar un panorama de crecimiento continuado para los eventos musicales en la capital. Pero en las últimas semanas la estrategia ha vivido un frenazo en seco, fruto de esa contestación ciudadana que ya ha dado al traste con los conciertos en el Santiago Bernabéu. Y fruto también de factores de última hora, como la reconfiguración de Ifema de cara a albergar el Gran Premio de Fórmula 1 a partir de 2026.
El recinto ferial hacía público a comienzos de abril la suspensión de todos sus festivales al aire libre debido a las obras de la cita automovilística. Desde la entidad público-privado explicaron más adelante a Somos Madrid que no se trató de una cancelación en sí, sino que se ofreció a los certámenes pasar a celebrarse en un recinto cerrado. Ninguno aceptó esta opción, que supondría cambios drásticos de aforo, acondicionamiento y diseño. Pese a ello, directivos de Ifema deslizan que este modelo a priori poco compatible con los festivales de música podría continuar incluso una vez edificado el circuito de Madring.
Así, el cambio en las condiciones de Ifema (ente que cofinancian en un 62% entre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid) ha terminado derivando en una oleada de mudanzas festivaleras. La mayoría, fuera de Madrid capital. El pasado 1 de mayo tuvo lugar elrow Town en el recinto ferial de Torrejón de Ardoz, mismo escenario escogido por Brava Madrid para su próxima edición (los días 19 y 20 de septiembre).
Por su parte, el Love the 90s y el Love the Twenties se celebrarán el 14 y el 21 de junio en el auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid. Según indicaron a través de sus redes sociales, este lugar reúne todo lo que buscaban: “Una acústica y atmósfera inmejorable asegurándonos la misma magia de siempre y una buena conexión con Madrid”.
Este espacio atrae ya a festivales ajenos a las consecuencias de la Fórmula 1, como el Río Babel, que celebró varias ediciones en Ifema, pero que en 2024 se llevó a cabo en la Caja Mágica. Esta misma semana comunicaban que en 2025 dejarán por primera vez Madrid para trasladarse a la vecina Rivas, los días 4 y 5 de julio. “El mayor auditorio al aire libre de España, a la altura del pedazo de cartel que tenemos”, precisaban sobre el Miguel Ríos a través de Instagram. Su capacidad es de 15.000 espectadores, ampliable hasta 34.000.
Se trata de un caso particular y especialmente significativo, ya que no responde a ningún contratiempo de última hora, sino a una decisión propia de la promotora. De hecho, a diferencia de los casos anteriores, ni siquiera devolverán las entradas o abonos a quienes los adquirieron contando con una ubicación distinta. Los responsables del festival argumentan en respuesta a las quejas de varios usuarios que, cuando salieron a la venta, no confirmaron en ninguno de sus canales que la localización de este año será la misma que el anterior.
La salida de Río Babel es un contratiempo para la posición de la Caja Mágica como sede de este tipo de eventos, pero una bendición para los vecinos de los barrios de San Fermín (en el distrito de Usera) o Butarque (Villaverde). Unos residentes que ya criticaron la “doble vara de medir” cuando los conciertos del Bernabéu se suspendieron mientras la actividad seguía en este recinto pese a sus protestas por los ruidos, la suciedad o las afectaciones a la movilidad.
Del ruido en los conciertos al ruido de la protesta en las calles
Antonio Abueitah, portavoz de la Asociación de Vecinos Independiente de Butarque, se muestra muy crítico con la eventificación del recinto en declaraciones a este periódico “Lo que he vivido como vecino del barrio de al lado es vergonzoso”. Cree que estos actos “hacen que se tome medio barrio por parte de la policía: cortan las calles y no puedes ni acceder a tu hogar”.
“En eventos como el Mutua Madrid Open o los festivales te cortan 10 días el barrio para que puedan venir hasta la puerta los que van en Uber, mientras tú no puedas ni llegar a casa”, critica Abueitah. Un contexto que les ha llevado a la movilización y la organización colectiva: “Hay un caso muy chulo que es cómo los vecinos se organizan para ocupar espacios de aparcamiento. De dos plazas consiguen sacar tres, para que cuando alguien viene de trabajar tenga sitio”.
Pero además de la movilidad, este residente lamenta que los continuos actos dejan “mucha suciedad y meadas por todo el barrio”. Insisten en ellos desde otras agrupaciones vecinales de distintos puntos de Villaverde y Usera, sobre todo en el barrio de San Fermín. Varios vecinos han alertado de que “el barrio se convierte en un meadero” y de que “se generan incluso pagas”. En cuanto al ruido, el pasado septiembre las redes sociales se llenaron de quejas de residentes de la zona (aunque no necesariamente en las inmediaciones de la Caja Mágica) por los elevados decibelios durante el festival Afterlife.
Aunque Río Babel no apunta a esta controversia como motivo de su marcha, al menos públicamente, el traslado saca de nuevo a la palestra la situación del festival más mediático y polémico de la capital: el Mad Cool. En 2023, con su marcha desde Valdebebas hasta el nuevo recinto Iberdrola Music, parte del certamen pasó a ubicarse ya en Getafe. En la práctica, sin embargo, se coordina conjuntamente entre el Ayuntamiento de Madrid (una porción de la parcela pertenece al distrito de Villaverde) y el Consistorio getafense.
Antes de la mudanza había despertado quejas entre los vecinos de Valdebebas, pero en Villaverde y Getafe la situación se ha recrudecido. Los enormes problemas de ruido, movilidad y tráfico en la edición de 2023 soliviantaron a una población que alertó de ellos con meses de antelación, a través de varias protestas contra un recinto que además pretende ser permanente y albergar eventos todo el año. El propio público criticó duramente diversos aspectos de la organización, en especial un clásico de los festivales madrileños: el caos en el transporte.
Asistentes, organizadores, autoridades e incluso vecinos coincidieron en que las incidencias se redujeron en 2024, aunque los residentes siguen manifestando que la situación es insostenible y “un desastre” para su bienestar. En la misma línea se manifestó el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín. En declaraciones a la prensa después de la última reunión de trabajo con Madrid y Getafe de cara al Mad Cool de julio de 2025, Martín atribuyó el relativo éxito del pasado año a “un esfuerzo extraordinario que no puede convertirse en habitual edición tras edición, y menos si el recinto acoge otros espectáculos”.
El factor común de estos dislates es la falta de un gran recinto al aire libre en Madrid, especialmente uno bien comunicado. La pérdida de Ifema en este campo reduce aún más sus posibilidades, en beneficio de instalaciones como el Miguel Ríos de Rivas, un recinto más accesible y fiable que las parcelas al aire libre sin tantas prestaciones en las que se desarrollan la mayoría de festivales de la capital.
En paralelo, los municipios de alrededor ganan peso sin que las conexiones con ellos se desarrollen exponencialmente. El caso más sangrante fue el del cuanto menos errático Primavera Sound Madrid de 2023. La organización fletó autobuses para conectar con la Ciudad del Rock de Arganda del Rey desde el estadio Metropolitano, pero las colas al tomar los propios buses y en los accesos por carretera al recinto colmaron la paciencia de cientos de asistentes. Finalmente, los promotores optaron por no repetir la experiencia al año siguiente y el festival no salió de Barcelona. Puede que esté bien, Madrid no tiene que tenerlo todo. Pero, si en palabras de su propio alcalde Madrid es música, quizá sería oportuno cuidarla con algo más de mimo y algo menos de ruido.