España es país europeo que menos impulsa los vehículos eléctricos de empresa

España no tiene una fiscalidad que incentive el coche eléctrico, según un nuevo estudio de T&E publicado con motivo de la actualización de la Guía de Buenas Prácticas Fiscales (Good Tax Guide), la herramienta con la que la organización ambiental analiza la fiscalidad en 30 países europeos. De este modo, España es el país que menos está impulsando el uso de coches eléctricos de empresa en comparación con los vehículos de combustión entre los principales mercados europeos. T&E coloca a España como el peor país de los grandes mercados europeos con la brecha fiscal más baja a favor de los vehículos eléctricos corporativos con una diferencia de 3.200 euros. Una de las razones que explica el reducido diferencial español es el ínfimo beneficio fiscal que reciben los eléctricos frente a los coches de combustión en el impuesto de circulación (IVTM). Esta brecha es de únicamente 3 euros, mientras que en Portugal es de 186€, en Suecia de 787€ y, en Francia, de 1.533 euros. Se da la paradoja de que en España, un coche eléctrico nuevo puede pagar más que uno antiguo de combustión; y una moto menos que un turismo. El tributo no está articulado ni en torno a las emisiones ni al peso del vehículo, como sí hace, por ejemplo, Francia, que tiene unas emisiones medias de 120gCO2/km para los vehículos nuevos matriculados por particulares, en comparación con los casi 130gCO2/km de España. Además de por la escasa progresividad del impuesto de circulación, la reducida diferencia entre los impuestos que pagan los coches eléctricos y los de combustión se explica por el impuesto de matriculación y por las pocas ventajas fiscales que disfrutan los eléctricos en los impuestos específicos del canal corporativo. A diferencia de Portugal, España no dispone de esquemas de retribución en especie que incentiven significativamente los vehículos menos contaminantes y, peor aún, las deducciones fiscales (IVA y amortización) benefician de la misma manera a eléctricos y vehículos de combustión. Según Óscar Pulido, responsable de electrificación de flotas de T&E España «el impuesto de circulación constituye un tributo fundamental para la transformación del parque automovilístico español pero resulta imprescindible también actualizar otras normativas como el impuesto de matriculación o las específicas del canal empresa como la retribución en especie para contribuir a la descarbonización del transporte por carretera. Estas modificaciones son urgentes si la apuesta de España por la electromovilidad es real, y si en términos de mercado queremos alcanzar a otros países en donde la penetración del vehículo eléctrico es mucho más alta, como nuestros vecinos, Francia y Portugal. Además esto supondría una oportunidad para recaudar fondos adicionales y así implementar programas municipales de electrificación, con el fin de descarbonizar y rejuvenecer el parque automovilístico español». Alemania es el segundo mercado de los principales de Europa con un menor diferencial a nivel impositivo con 8.718 euros entre los impuestos entre un modelo de gasolina y un eléctrico. Para T&E, solamente Francia está creando incentivos eficaces para la compra de coches eléctricos de empresa entre los principales mercados europeos. La diferencia en impuestos que las empresas pagan por un coche de gasolina en comparación con un vehículo eléctrico en la nación gala es de 24.395 euros. Portugal, con 30.300 euros, es el país del sur de Europa con mejor rendimiento en el ranking de T&E. Los coches corporativos representan el 60% de todos los coches nuevos en la UE y, por lo tanto, constituyen un mercado importante para acelerar la electrificación. Solo los cinco principales mercados (Alemania, Francia, Italia, España y Polonia) representan el 71 % de las ventas de coches corporativos y el 42 % de todas las ventas de coches nuevos en la Unión Europea. Por último, la asociación T&E pide apoyar una subida de impuestos para los modelos de gasolina de gran tamaño al mismo tiempo que rechazar las reformas fiscales ecológicas por parte de los fabricantes para impulsar los modelos eléctricos en Europa.

Abr 29, 2025 - 07:37
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España es país europeo que menos impulsa los vehículos eléctricos de empresa
España no tiene una fiscalidad que incentive el coche eléctrico, según un nuevo estudio de T&E publicado con motivo de la actualización de la Guía de Buenas Prácticas Fiscales (Good Tax Guide), la herramienta con la que la organización ambiental analiza la fiscalidad en 30 países europeos. De este modo, España es el país que menos está impulsando el uso de coches eléctricos de empresa en comparación con los vehículos de combustión entre los principales mercados europeos. T&E coloca a España como el peor país de los grandes mercados europeos con la brecha fiscal más baja a favor de los vehículos eléctricos corporativos con una diferencia de 3.200 euros. Una de las razones que explica el reducido diferencial español es el ínfimo beneficio fiscal que reciben los eléctricos frente a los coches de combustión en el impuesto de circulación (IVTM). Esta brecha es de únicamente 3 euros, mientras que en Portugal es de 186€, en Suecia de 787€ y, en Francia, de 1.533 euros. Se da la paradoja de que en España, un coche eléctrico nuevo puede pagar más que uno antiguo de combustión; y una moto menos que un turismo. El tributo no está articulado ni en torno a las emisiones ni al peso del vehículo, como sí hace, por ejemplo, Francia, que tiene unas emisiones medias de 120gCO2/km para los vehículos nuevos matriculados por particulares, en comparación con los casi 130gCO2/km de España. Además de por la escasa progresividad del impuesto de circulación, la reducida diferencia entre los impuestos que pagan los coches eléctricos y los de combustión se explica por el impuesto de matriculación y por las pocas ventajas fiscales que disfrutan los eléctricos en los impuestos específicos del canal corporativo. A diferencia de Portugal, España no dispone de esquemas de retribución en especie que incentiven significativamente los vehículos menos contaminantes y, peor aún, las deducciones fiscales (IVA y amortización) benefician de la misma manera a eléctricos y vehículos de combustión. Según Óscar Pulido, responsable de electrificación de flotas de T&E España «el impuesto de circulación constituye un tributo fundamental para la transformación del parque automovilístico español pero resulta imprescindible también actualizar otras normativas como el impuesto de matriculación o las específicas del canal empresa como la retribución en especie para contribuir a la descarbonización del transporte por carretera. Estas modificaciones son urgentes si la apuesta de España por la electromovilidad es real, y si en términos de mercado queremos alcanzar a otros países en donde la penetración del vehículo eléctrico es mucho más alta, como nuestros vecinos, Francia y Portugal. Además esto supondría una oportunidad para recaudar fondos adicionales y así implementar programas municipales de electrificación, con el fin de descarbonizar y rejuvenecer el parque automovilístico español». Alemania es el segundo mercado de los principales de Europa con un menor diferencial a nivel impositivo con 8.718 euros entre los impuestos entre un modelo de gasolina y un eléctrico. Para T&E, solamente Francia está creando incentivos eficaces para la compra de coches eléctricos de empresa entre los principales mercados europeos. La diferencia en impuestos que las empresas pagan por un coche de gasolina en comparación con un vehículo eléctrico en la nación gala es de 24.395 euros. Portugal, con 30.300 euros, es el país del sur de Europa con mejor rendimiento en el ranking de T&E. Los coches corporativos representan el 60% de todos los coches nuevos en la UE y, por lo tanto, constituyen un mercado importante para acelerar la electrificación. Solo los cinco principales mercados (Alemania, Francia, Italia, España y Polonia) representan el 71 % de las ventas de coches corporativos y el 42 % de todas las ventas de coches nuevos en la Unión Europea. Por último, la asociación T&E pide apoyar una subida de impuestos para los modelos de gasolina de gran tamaño al mismo tiempo que rechazar las reformas fiscales ecológicas por parte de los fabricantes para impulsar los modelos eléctricos en Europa.