En ruta por los pueblos más bonitos del Finisterre francés: de Concarneau al extremo de Europa
Te proponemos un recorrido por carretera que nos lleva hasta las aguas del Atlántico y que está hecho a la medida de los amantes de la vida costera y del ambiente rural al más puro estilo bretón.

Nos encanta Francia y sus pueblos, por eso para un próximo viaje fuera de España queremos recomendarte uno de los itinerarios en coche más espectaculares que se pueden hacer en este país. Nuestro objetivo es descubrir a nuestro aire cuatro destinos rurales de La Bretaña que se encuentran en un radio de tan solo 50 kilómetros y disfrutar de los monumentos, la gastronomía y los paisajes espectaculares que iremos encontrando en el camino. Visitaremos la isla fortificada de Concarneau, Pont-l'Abbé y Douarnenez para terminar en los acantilados de Pointe du Raz, el extremo occidental de Europa.
Concarneau y su puerto amurallado
Comenzamos nuestro road trip por uno de los pueblos más bellos de Francia, que es, además, una visita imprescindible en cualquier escapada al sur del Finisterre francés. Su ciudad amurallada (la ville-close) está situada en un pequeño islote conectado al continente por dos puentes. Sus gruesas murallas, del siglo XIV y completadas en el XVII, se encuentran al borde del puerto, desde donde se puede disfrutar de unos paisajes únicos. Lo mejor es dejarse llevar a través de sus calles empedradas que mantienen vivos sus aires medievales y dan la sensación de pertenecer a otra época.
Más allá de su casco antiguo y del obligado paseo por las murallas, la Ciudad Azul (como es conocida por el color de sus redes de pesca) es un destino marinero ideal para disfrutar del ambiente de puerto y su gastronomía. Y si eres de los que buscan extender la toalla, la lista de playas y calas es larga. Puedes elegir entre la de Sables Blancs, que se extiende entre dos puntas rocosas, la playa Dames, que ofrece una panorámica impresionante, y nuestra preferida: la playa de Kernous, que se encuentra en una cala arbolada y es un verdadero paraíso para los que buscan un espacio de relax más salvaje.
Pont-l'Abbé, el pueblo de los pintores
Continuamos ruta hacia nuestro siguiente destino, no sin antes hacer una parada a mitad de camino en la preciosa ciudad de Quimper para disfrutar de su famosa catedral y sus barrios históricos. Son solo 44 kilómetros los que separan Concarneau de Pont-l'Abbé, la ciudad más bretona de la Bretaña francesa, tal y como la definió el escritor Guy de Maupassant (autor de El Principito). Conocido como el pueblo de los pintores, entre los lugares que no te puedes perder en este puerto de postal está la iglesia de Notre-Dame des Carmes, el único vestigio que se mantiene de un convento del siglo XIV. Y después, tras cruzar el puente, verás aparecer la silueta del castillo reflejada en el agua. Una fortaleza medieval del siglo XIV, que conserva la torre del homenaje y las bodegas.
Douarnenez, el puerto sardinero
Menos de media hora (32 Kilómetros) nos llevará alcanzar nuestro próximo destino, donde nos espera una maravillosa bahía. Este antiguo puerto sardinero de calles empinadas concentra todo el encanto de Finisterre. Lo descubrirás paseando por sus callejuelas que se extienden en torno al puerto de Rosmeur. Y si quieres llevarte el mejor souvenir de este pueblo, pásate por el mercado cubierto de Penn Sardin donde podrás comprar unas cuantas conservas de sardinas.
Pointe du Raz, la punta occidental de Europa
37 kilómetros nos separan de una imagen de postal que se asemeja al fin del mundo. Al llegar podremos disfrutar en silencio de este paisaje salvaje con acantilados de 70 metros desgastados por el oleaje. Situada en Cap Sizun, la Punta du Raz se adentra en el mar convirtiéndose en el pedazo de tierra que marca el lugar más lejano del oeste de Francia. No se nos ocurre mejor broche para concluir este viaje que esta impresionante obra de la naturaleza.
Delicias gastronómicas bretonas
Ya te hemos dicho que la gastronomía es otro de los objetivos de este viaje y te aseguramos que durante el recorrido quedarás encantado con una larga lista de especialidades culinarias sorprendentes. Uno de los platos más populares de Finisterre y que te aconsejamos probar es el Kig Ha Farz, un guiso bretón cuyo nombre significa carne y relleno. Está elaborado con una pasta de trigo negro cocida en un saquito y sumergida en un caldo de buey y pierna de cerdo salado. Por supuesto, en todas las tiendas encontrarás también las deliciosas y típicas galettes bretonas de mantequilla, que seguro se convertirán en el mejor "tente en pie" durante todo el trayecto.