En el primer trimestre del año el Gobierno captó cerca de u$s30.000 millones en licitaciones de deuda pública
El primer trimestre de 2025 fue un período clave para el financiamiento del Estado argentino, caracterizado por una serie de licitaciones de deuda pública que permitieron captar recursos para atender compromisos financieros y gastos del Tesoro. En un contexto macroeconómico desafiante, con un mercado atento a la evolución de las tasas de interés, el tipo de cambio y la inflación, el Gobierno recurrió a la emisión de diversos instrumentos en pesos y atados al dólar para mantener la estabilidad de su estructura de deuda. A lo largo de enero, febrero y marzo, se realizaron múltiples licitaciones de Letras y Bonos del Tesoro, logrando captar más de u$s25.000 millones en 6 ruedas de licitaciones. La estrategia de colocación se basó en ofrecer instrumentos con distintas tasas y vencimientos, en un intento por diversificar la demanda y atraer tanto a inversores institucionales como a minoristas.Wall Street Merval volátil: cuál será el mejor trimestre para las acciones argentinas Germán Fermo Detalle de las principales licitaciones 15 de enero: se adjudicaron $3,49 billones en instrumentos en pesos, con fuerte demanda por bonos ajustados por inflación.29 de enero: se colocaron $6,60 billones en distintos títulos, destacándose los bonos atados a la evolución del tipo de cambio.12 de febrero: se adjudicaron $5,12 billones en pesos y u$s79 millones en instrumentos dólar-linked, señal de la búsqueda de cobertura por parte de los inversores.26 de febrero: se licitaron $4,42 billones, con una notable participación de títulos a corto y mediano plazo.12 de marzo: el estado nacional captó 4,45 billones, liderado también por las Letras Capitalizables en Pesos (LECAP).27 de marzo: el Gobierno obtuvo 6,28 billones, donde los bonos atados a la evolución del dólar volvieron a ser elegidos por los inversores ante la incertidumbre del tipo de cambio oficial y la expectativa reciente de devaluación que percibe el mercado. Cada una de estas licitaciones evidenció un fuerte interés del mercado, con ofertas que en varias ocasiones superaron los montos finalmente adjudicados. Este fenómeno refleja una combinación de factores: por un lado, la necesidad del sector privado de resguardar su capital ante la volatilidad macroeconómica y, por otro, la política del Gobierno de ofrecer alternativas atractivas en términos de rendimiento y cobertura inflacionaria o cambiaria. La importancia de estas licitaciones radica en que permiten al Estado renovar vencimientos de deuda y obtener financiamiento sin recurrir a la emisión monetaria, lo que ayuda a reducir presiones inflacionarias. Sin embargo, el desafío sigue siendo la sostenibilidad del esquema de financiamiento, ya que una alta dependencia del endeudamiento en moneda local implica la necesidad de mantener la confianza de los inversores en la capacidad de pago del Estado. Otro factor a considerar es el impacto de las licitaciones en el mercado secundario de deuda. Durante el trimestre, los precios de los bonos en pesos fluctuaron en función de las expectativas inflacionarias y la política monetaria del Banco Central. En este sentido, el manejo de tasas de interés por parte del Gobierno fue clave para incentivar la demanda de estos instrumentos y evitar una sobreoferta en el mercado.Opinión Crear valor económico y social por fuera de las antinomias Sebastián Lastiri De cara a los próximos meses, la estrategia oficial se enfocará en seguir ofreciendo instrumentos ajustados por inflación y dólar-linked para captar interés en un entorno de incertidumbre. La evolución de la economía global, la política fiscal y las decisiones del Banco Central serán determinantes para el éxito de futuras licitaciones y la estabilidad del mercado de deuda pública. En conclusión, el primer trimestre de 2025 evidenció una dinámica favorable en el financiamiento del Estado, con un buen nivel de aceptación de los instrumentos colocados. No obstante, el Gobierno deberá continuar monitoreando de cerca las condiciones del mercado para evitar riesgos de refinanciamiento y asegurar que la estrategia de emisión de deuda sea sostenible en el mediano y largo plazo.

El primer trimestre de 2025 fue un período clave para el financiamiento del Estado argentino, caracterizado por una serie de licitaciones de deuda pública que permitieron captar recursos para atender compromisos financieros y gastos del Tesoro. En un contexto macroeconómico desafiante, con un mercado atento a la evolución de las tasas de interés, el tipo de cambio y la inflación, el Gobierno recurrió a la emisión de diversos instrumentos en pesos y atados al dólar para mantener la estabilidad de su estructura de deuda.
A lo largo de enero, febrero y marzo, se realizaron múltiples licitaciones de Letras y Bonos del Tesoro, logrando captar más de u$s25.000 millones en 6 ruedas de licitaciones. La estrategia de colocación se basó en ofrecer instrumentos con distintas tasas y vencimientos, en un intento por diversificar la demanda y atraer tanto a inversores institucionales como a minoristas.
Detalle de las principales licitaciones
- 15 de enero: se adjudicaron $3,49 billones en instrumentos en pesos, con fuerte demanda por bonos ajustados por inflación.
- 29 de enero: se colocaron $6,60 billones en distintos títulos, destacándose los bonos atados a la evolución del tipo de cambio.
- 12 de febrero: se adjudicaron $5,12 billones en pesos y u$s79 millones en instrumentos dólar-linked, señal de la búsqueda de cobertura por parte de los inversores.
- 26 de febrero: se licitaron $4,42 billones, con una notable participación de títulos a corto y mediano plazo.
- 12 de marzo: el estado nacional captó 4,45 billones, liderado también por las Letras Capitalizables en Pesos (LECAP).
- 27 de marzo: el Gobierno obtuvo 6,28 billones, donde los bonos atados a la evolución del dólar volvieron a ser elegidos por los inversores ante la incertidumbre del tipo de cambio oficial y la expectativa reciente de devaluación que percibe el mercado.
Cada una de estas licitaciones evidenció un fuerte interés del mercado, con ofertas que en varias ocasiones superaron los montos finalmente adjudicados. Este fenómeno refleja una combinación de factores: por un lado, la necesidad del sector privado de resguardar su capital ante la volatilidad macroeconómica y, por otro, la política del Gobierno de ofrecer alternativas atractivas en términos de rendimiento y cobertura inflacionaria o cambiaria.
La importancia de estas licitaciones radica en que permiten al Estado renovar vencimientos de deuda y obtener financiamiento sin recurrir a la emisión monetaria, lo que ayuda a reducir presiones inflacionarias. Sin embargo, el desafío sigue siendo la sostenibilidad del esquema de financiamiento, ya que una alta dependencia del endeudamiento en moneda local implica la necesidad de mantener la confianza de los inversores en la capacidad de pago del Estado.
Otro factor a considerar es el impacto de las licitaciones en el mercado secundario de deuda. Durante el trimestre, los precios de los bonos en pesos fluctuaron en función de las expectativas inflacionarias y la política monetaria del Banco Central. En este sentido, el manejo de tasas de interés por parte del Gobierno fue clave para incentivar la demanda de estos instrumentos y evitar una sobreoferta en el mercado.
De cara a los próximos meses, la estrategia oficial se enfocará en seguir ofreciendo instrumentos ajustados por inflación y dólar-linked para captar interés en un entorno de incertidumbre. La evolución de la economía global, la política fiscal y las decisiones del Banco Central serán determinantes para el éxito de futuras licitaciones y la estabilidad del mercado de deuda pública.
En conclusión, el primer trimestre de 2025 evidenció una dinámica favorable en el financiamiento del Estado, con un buen nivel de aceptación de los instrumentos colocados. No obstante, el Gobierno deberá continuar monitoreando de cerca las condiciones del mercado para evitar riesgos de refinanciamiento y asegurar que la estrategia de emisión de deuda sea sostenible en el mediano y largo plazo.