En el futuro todos seremos jefes (pero de la inteligencia artificial)
Según un nuevo estudio Microsoft, estamos entrando en la era del “jefe de agente”, un nuevo perfil laboral donde cada trabajador deberá aprender a liderar sistemas autónomos para mantenerse competitivo
La transformación del trabajo ya no es una promesa: es una realidad. Según el último Work Trend Index de Microsoft, 2025 será recordado como el año en que nació un nuevo tipo de organización —las llamadas “Frontier Firms”— y un nuevo perfil de empleado: el “jefe de agente”, capaz de dirigir, construir y gestionar agentes de inteligencia artificial - un tipo de sistema autónomo que puede percibir el entorno, razonar y tomar decisiones en relación a un pedido del usuario.
La idea es simple, pero radical: cada trabajador, desde un junior hasta un ejecutivo, deberá aprender a manejar agentes de inteligencia artifiical como si fueran miembros de su equipo. Esta evolución no solo redefine habilidades individuales, sino también la forma en que se estructuran las compañías. Frente a un mundo laboral saturado —con empleados recibiendo en promedio 275 interrupciones diarias entre correos, reuniones y mensajes— la IA aparece como el recurso que puede liberar tiempo y devolver a las personas su capacidad de crear, decidir y liderar.
“A medida que los agentes se incorporen cada vez más a la fuerza de trabajo, veremos el surgimiento del jefe agente: alguien que construye, delega y gestiona agentes para amplificar su impacto y tomar el control de su carrera en la era de la IA”, escribió Jared Spataro, un ejecutivo de Microsoft, en un comunicado. “Desde la sala de juntas hasta la primera línea, cada trabajador tendrá que pensar como el CEO de una startup impulsada por agentes”, agregó.
Microsoft analizó datos de 31.000 trabajadores en 31 países, sumados a señales de productividad de Microsoft 365 y tendencias de LinkedIn, y encontró que la velocidad de los negocios hoy supera lo que los humanos solos pueden sostener. El 53% de los líderes empresariales afirma que necesitan aumentar la productividad, pero el 80% de los empleados reconoce no tener suficiente tiempo o energía para cumplir con sus tareas. En ese desajuste, la IA no solo se presenta como un asistente que ayuda, sino como un nuevo tipo de compañero de equipo.
En este sentido, una serie de reportes elaborados por Globant aseguró que las industrias de salud, finanzas, automotriz, aérea y el deporte transitan una transformación a partir de la incorporación de la inteligencia artificial. En todas a gran escala, la nueva tecnología llega para optimizar procesos y mejorar la experiencia de los consumidores. “En el futuro, no se concebirán trabajos sin el uso de la IA, ya que será una herramienta fundamental que complementará y potenciará las capacidades humanas en lugar de reemplazarlas”, dijo para LA NACION Guillermo Meyer, VP de Tecnología de Globant Argentina.
De acuerdo con el último informe de Microsoft, muchas empresas ya transitan la primera fase de integración de la inteligencia artificial en el trabajo, en la que los sistemas actúan como asistentes que agilizan tareas y eliminan parte de la carga operativa. Sin embargo, lo que viene es más profundo: en la segunda fase, los agentes de IA se integran como “colegas digitales”, ejecutando tareas concretas bajo supervisión humana, como diseñar estrategias comerciales o analizar datos. Y en la tercera, aún incipiente, los humanos dirigirán agentes capaces de gestionar procesos completos de forma autónoma.
“La clave está en cómo se integra la IA en la cultura de las empresas y en la toma de decisiones estratégicas”, confesó para LA NACION Nicolás Martins, gerente de Business Intelligence en el Banco Macro y docente en finanzas. “Las organizaciones que logren articular esta transformación con un enfoque centrado en el negocio y, sobre todo, que inviertan en desarrollar capacidades analíticas en sus equipos serán las que realmente capitalicen su valor”, continuó.
En este nuevo escenario, las jerarquías tradicionales también empiezan a desdibujarse. El clásico organigrama por áreas funcionales —finanzas, marketing, operaciones— da paso a lo que Microsoft llama “Work Chart”: equipos que se forman de manera dinámica alrededor de objetivos, apoyados por agentes digitales que ofrecen experiencia bajo demanda. Empresas como Supergood, una agencia de publicidad nativa en IA, ya operan bajo esta lógica, con estructuras más planas y flexibles gracias al acceso inmediato a décadas de investigación estratégica a través de su plataforma.
Pero no todas las empresas avanzan al mismo ritmo. El estudio identifica a las “Frontier Firms” como aquellas que ya desplegaron IA a nivel organizacional, usan agentes para escalar operaciones y consideran que los agentes son claves para recuperar la inversión en inteligencia artificial. Aunque representan apenas una fracción de las compañías analizadas, sus resultados son reveladores: el 71% de sus empleados asegura que su empresa “está prosperando”, frente al 37% del promedio global, y un 90% afirma tener más oportunidades para hacer un trabajo significativo.
En paralelo, el mercado laboral empieza a reflejar esta transición. Casi la mitad de los líderes (47%) señala que su principal estrategia para los próximos 12 a 18 meses será capacitar a su mano de obra en habilidades relacionadas con IA, mientras que el 45% planea usar agentes para expandir la capacidad de los equipos, sin necesariamente aumentar el número de empleados. De hecho, en muchas áreas, el próximo “nuevo ingreso” será un agente digital y no una persona.
Este fenómeno también redefine el concepto de carrera profesional. En las organizaciones más avanzadas, incluso los empleados de nivel inicial ya deben gestionar agentes desde el primer día. Para quienes adopten esta mentalidad de “jefe de agente”, la IA puede convertirse en un verdadero acelerador: el 79% de los líderes encuestados cree que dominar el manejo de agentes impulsará su carrera, frente al 67% de los empleados.
Sin embargo, el cambio no es automático. Aunque los líderes ya internalizaron esta nueva forma de trabajar, los empleados en general todavía están rezagados en familiaridad y uso intensivo de agentes. Reducir esta brecha implicará inversión en capacitación, transformación de procesos y un cambio cultural profundo: dejar de ver a la IA como una simple herramienta de consulta y empezar a trabajar con ella como un socio estratégico, capaz de proponer ideas, resolver problemas y escalar soluciones.