El río Manzanares bate récords al multiplicar por 15 su cauce
«Situación de normalidad» o «estabilidad» son los términos que utilizaban en la tarde de ayer los responsables de las emergencias en el Ayuntamiento de Madrid y en la Comunidad Autónoma para referirse a la situación tras las intensas lluvias de las últimas horas. Al cierre de esta edición, sólo permanecían cortados dos tramos de las carreteras M-611, en Rascafría, y M-215, en Ambite. Sin apartar los ojos del cielo, se pedía calma mientras continuaba la vigilancia sobre precipitaciones, desembalses, deshielos y zonas inundables. Y no se perdía de vista la situación de la A-6 en el cruce con la M-30, por si la evolución de la jornada aconsejara su cierre a la circulación. Así lo advertía el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, a primera hora de la mañana: había que estar «en atención constante y, por tanto, tampoco puedo decir que tengamos que descartar tomar cualquier decisión en cualquier momento». Por si las lluvias arreciaban y se complicaba la situación, el Gobierno municipal trabajaba en un plan B: dejar la carretera de Castilla como elemento por el que se desviarían los vehículos y desde esa carretera cortar el acceso por la A-6 a Madrid. El día amaneció ayer complicado en la región. Preocupaba especialmente el río Manzanares, que vio multiplicado por 15 su caudal a consecuencia de las precipitaciones y los desembalses. Los madrileños no dejaron de asomarse, durante todo el día, a los puentes que lo cruzan en la ciudad para ver aquel 'aprendiz de río' convertido en un adulto de la noche a la mañana. Nunca lo habían visto así, señalaban, aunque en realidad sí que existen precedentes: en 1966, hubo inundaciones serias que obligaron a utilizar barcas para rescatar vecinos de zonas de la capital cercanas al río; y en 1995 otro tren de tormentas llevó el río a sus límites, provocando enormes balsas de agua. Ayer, durante toda la jornada las autoridades estuvieron muy pendientes de su evolución. Un retén de Bomberos, Policía Municipal y técnicos de la Dirección General de Vías Públicas se mantuvo de forma permanente monitorizando la situación para adoptar las decisiones que fueran pertinentes en cada momento. Mientras, desde Ecologistas en Acción pedían que se eliminaran las compuertas de las presas del río en la ciudad, como medida de seguridad ante las crecidas. Estas, auguraban, «por efecto del cambio climático, van a ser cada vez más intensas». La ciudad de Madrid superó durante el mes de marzo el récord absoluto de lluvia de cualquier mes desde que el Observatorio de Retiro comenzó a recopilar datos, en 1893. Eso explicaba en parte la situación de su río. No obstante, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, recomendaba no olvidarse de otras cuencas también con problemas, como las de Jarama, Tajuña y Henares. El comité asesor del plan de inundaciones regional, el Inuncam, continuó reunido todo el día coordinando las actuaciones y monitorizando todas las zonas inundables. Según explicó el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, servicios de emergencia y autoridades tienen «muy controlados» los puntos vulnerables de la región. No se perdía de vista el cielo, aunque el consejero apuntaba que «esta es una emergencia que no es inmediata, no es una Dana, sino que es progresiva» y eso «nos da tiempo a anticiparnos». No obstante, las autoridades continuaron reclamando prudencia a la población, y que evitaran desplazamientos que no fueran imprescindibles. También han solicitado limitar este fin de semana los desplazamientos a la Sierra a los estrictamente necesarios. Los embalses continuaban soltando agua de manera preventiva y controlada, para dejar espacio en su interior por si hubiera nuevas lluvias. Se mostraba especial preocupación por el deshielo en la sierra aunque insistían en el mensaje de tranquilidad: «La situación está más controlada de lo que era hace unas horas».
«Situación de normalidad» o «estabilidad» son los términos que utilizaban en la tarde de ayer los responsables de las emergencias en el Ayuntamiento de Madrid y en la Comunidad Autónoma para referirse a la situación tras las intensas lluvias de las últimas horas. Al cierre de esta edición, sólo permanecían cortados dos tramos de las carreteras M-611, en Rascafría, y M-215, en Ambite. Sin apartar los ojos del cielo, se pedía calma mientras continuaba la vigilancia sobre precipitaciones, desembalses, deshielos y zonas inundables. Y no se perdía de vista la situación de la A-6 en el cruce con la M-30, por si la evolución de la jornada aconsejara su cierre a la circulación. Así lo advertía el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, a primera hora de la mañana: había que estar «en atención constante y, por tanto, tampoco puedo decir que tengamos que descartar tomar cualquier decisión en cualquier momento». Por si las lluvias arreciaban y se complicaba la situación, el Gobierno municipal trabajaba en un plan B: dejar la carretera de Castilla como elemento por el que se desviarían los vehículos y desde esa carretera cortar el acceso por la A-6 a Madrid. El día amaneció ayer complicado en la región. Preocupaba especialmente el río Manzanares, que vio multiplicado por 15 su caudal a consecuencia de las precipitaciones y los desembalses. Los madrileños no dejaron de asomarse, durante todo el día, a los puentes que lo cruzan en la ciudad para ver aquel 'aprendiz de río' convertido en un adulto de la noche a la mañana. Nunca lo habían visto así, señalaban, aunque en realidad sí que existen precedentes: en 1966, hubo inundaciones serias que obligaron a utilizar barcas para rescatar vecinos de zonas de la capital cercanas al río; y en 1995 otro tren de tormentas llevó el río a sus límites, provocando enormes balsas de agua. Ayer, durante toda la jornada las autoridades estuvieron muy pendientes de su evolución. Un retén de Bomberos, Policía Municipal y técnicos de la Dirección General de Vías Públicas se mantuvo de forma permanente monitorizando la situación para adoptar las decisiones que fueran pertinentes en cada momento. Mientras, desde Ecologistas en Acción pedían que se eliminaran las compuertas de las presas del río en la ciudad, como medida de seguridad ante las crecidas. Estas, auguraban, «por efecto del cambio climático, van a ser cada vez más intensas». La ciudad de Madrid superó durante el mes de marzo el récord absoluto de lluvia de cualquier mes desde que el Observatorio de Retiro comenzó a recopilar datos, en 1893. Eso explicaba en parte la situación de su río. No obstante, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, recomendaba no olvidarse de otras cuencas también con problemas, como las de Jarama, Tajuña y Henares. El comité asesor del plan de inundaciones regional, el Inuncam, continuó reunido todo el día coordinando las actuaciones y monitorizando todas las zonas inundables. Según explicó el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, servicios de emergencia y autoridades tienen «muy controlados» los puntos vulnerables de la región. No se perdía de vista el cielo, aunque el consejero apuntaba que «esta es una emergencia que no es inmediata, no es una Dana, sino que es progresiva» y eso «nos da tiempo a anticiparnos». No obstante, las autoridades continuaron reclamando prudencia a la población, y que evitaran desplazamientos que no fueran imprescindibles. También han solicitado limitar este fin de semana los desplazamientos a la Sierra a los estrictamente necesarios. Los embalses continuaban soltando agua de manera preventiva y controlada, para dejar espacio en su interior por si hubiera nuevas lluvias. Se mostraba especial preocupación por el deshielo en la sierra aunque insistían en el mensaje de tranquilidad: «La situación está más controlada de lo que era hace unas horas».
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