El general del ejército muerto, de Ismaíl Kadaré

Me apenó que, cuando murió en el verano de 2024, a los 88 años, aún no hubiera leído nada suyo. Para solucionarlo, a principios de 2025 le escribí al representante de prensa de la editorial Alianza para que me enviara tres libros del autor y poder leerlos y reseñarlos. Estos libros fueron El general del... Leer más La entrada El general del ejército muerto, de Ismaíl Kadaré aparece primero en Zenda.

May 13, 2025 - 02:10
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El general del ejército muerto, de Ismaíl Kadaré

Ismaíl Kadaré (Gjirokastra, Albania, 1936 – Tirana, 2024) era uno de los autores clásicos del siglo XX europeo que había anotado desde hacía mucho tiempo y que tenía aún pendientes de leer. De hecho, creo que es el único autor de lengua albanesa del que se ha hablado a nivel europeo, o al menos yo no conozco a otro.

Me apenó que, cuando murió en el verano de 2024, a los 88 años, aún no hubiera leído nada suyo. Para solucionarlo, a principios de 2025 le escribí al representante de prensa de la editorial Alianza para que me enviara tres libros del autor y poder leerlos y reseñarlos. Estos libros fueron El general del ejército muerto (1963), Crónica de piedra (1971) y El Palacio de los Sueños (1981), que —leí en internet— eran tres de sus obras más significativas. Se considera que El Palacio de los Sueños es su obra maestra y no quería empezar por ella, sino acercarme hasta la cima de la montaña habiendo podido conocer antes sus laderas, así que empecé por El general del ejército muerto, que fue su primera novela publicada. Según la información que encuentro en Internet se publicó por primera vez en 1963, pero al final del libro existe la siguiente nota del autor: «Tirana, 1962-1966». Por lo que he leído en el prólogo de Crónica de piedra, a cargo de Ramón Sánchez Lizarralde, el traductor, Kadaré revisó más de una vez sus libros y en algunas de las siguientes ediciones los iba mejorando. Quizás esto fue lo que ocurrió con El general del ejército muerto, que se publicó por primera vez en 1963, cuando el autor tenía 27 años, y luego lo fue corrigiendo y modificando para ediciones posteriores. O quizás hay un error inicial en la página de la Wikipedia, o en algún otro lugar, que es arrastrado posteriormente en el resto de páginas.

"Aunque el general esté al mando de la misión, dependerá en más de una ocasión del cura, puesto que este sí estuvo durante la Segunda Guerra Mundial destinado a Albania y conoce el idioma albanés"

En 1939, la Italia fascista de Benito Mussolini invadió Albania creando un protectorado, situación que se prolongó hasta 1943. La narración de El general del ejército muerto empieza «veinte años después de la guerra», referencia que se repite más de una vez en el texto. Así que el tiempo narrativo del libro debe ser 1962-63. El algún momento se habla también de la guerra de Vietnam, que comenzó en 1964, y teniendo en cuenta que el tiempo de la novela se prolonga durante unos dos años, estos deben de estar comprendidos entre 1962 y 1965.

El general ha recibido la misión de viajar a Albania, en la compañía de un cura, que también es militar (con grado de coronel), pero en la actualidad la misión del cura «solo figuraba como representante espiritual» (pág. 18). «El general dio a entender que él era el principal personaje de aquella misión», leemos en la página 18. Aunque el general esté al mando de la misión, dependerá en más de una ocasión del cura, puesto que este sí estuvo durante la Segunda Guerra Mundial destinado a Albania y conoce el idioma albanés, habilidad de la que carece el general. El general ha recibido la misión de —tras un acuerdo entre su país y Albania— viajar a Albania para buscar y rescatar los restos de los soldados muertos de su país en la última guerra y entregar estos restos a sus familiares. Aunque en todas las reseñas que se pueden leer sobre este libro en internet señalan que el general y el cura proceden de Italia, Kadaré se cuida de nombrar a este país de un modo directo, aunque, más tarde, cuando estos personajes lean el diario de un soldado que murió en Albania y que queda claro que pertenece a su ejército, se citará al Duce como responsable de la situación, y por tanto se hablará por fin de Mussolini e Italia.

"El general y el cura, de los que nunca sabremos los nombres, cuentan con listas que detallan, hasta cierto punto, la localización de las tumbas que han de buscar"

«Sobre la tierra extranjera caía una mezcla de agua y nieve». Esta es la primera frase del libro, y resultará significativa, porque un mal tiempo perenne parecerá acompañar al general y al cura en su misión en Albania, un mal clima que se acabará convirtiendo en un símbolo de la triste misión que les ha sido encomendada a estos hombres. El general observará desde la ventanilla del avión «la imagen amenazadora de las montañas», «tierras abruptas» o «sombrías laderas», y una sensación de irrealidad empezará a rondarle. «En aquellos abismos y barrancos, por toda aquella vastedad invernal, se pudría bajo la lluvia el ejército que él venía a exhumar» (pág. 15). El clima como símbolo es muy importante en la composición de la novela, que se divide en dos partes, y entre las dos se producirá un salto temporal, al que el narrador aludirá al hablar de la primavera y el verano de las tierras albanesas, para dejarnos otra vez ante las inclemencias del segundo otoño del general y el cura. En otro momento del libro el coronel recordará unos días que pasó en una playa de su país, antes de partir para su misión, y el narrador escribirá: «Comenzaron a aparecer nubes en el horizonte, nubes negras cargadas de lluvia, que viajaban hacia el este, hacia Albania» (pág. 115).

El general y el cura, de los que nunca sabremos los nombres, cuentan con listas que detallan, hasta cierto punto, la localización de las tumbas que han de buscar. Sin embargo, debido a diversas circunstancias, como el clima o la imprecisión de las localizaciones anotadas durante la guerra, la tarea no será fácil. Además, tendrán que contratar a trabajadores locales que les ayuden y, allí por donde pasen, podrán sentir miradas de curiosidad, que pueden también mezclarse con el rencor que algunos aldeanos pueden sentir al revivir el pasado. Asimismo, la relación que se establece entre el general y el cura no siempre va a ser cómoda.

"Kadaré irá haciendo descubrir al general, y con él al lector, cómo es el carácter y cómo son las costumbres de los albaneses"

En algunos capítulos se nos mostrarán episodios del pasado del general, como las visitas que, tras saberse públicamente qué misión iba a llevar en Albania, empezará a recibir en su casa de familiares de los militares muertos allí. Todos ellos le rogarán que encuentre los restos de sus hijos, maridos, etc. Sobre todo, se destacará la relación que el general acabará tenido con la familia del coronel Z, cuya joven y bella viuda le pedirá encarecidamente que encuentre los restos de su esposo. Esta búsqueda del coronel Z, sobre cuya muerte existe un misterio, será uno de los leitmotiv de la novela. Es posible también que el coronel Z no haya sido la estupenda persona que su familia piensa que era.

La novela utiliza el recurso cervantino del relato dentro del relato. Así, un camarero de Gjirokastra —ciudad natal de Kadaré— le contará a aquel la historia de un burdel de mujeres italianas que los invasores abrieron en su ciudad. O, como ya conté antes, el lector podrá acercarse a las páginas de un soldado desertor, que recibirá un juicio negativo por parte del general y el cura, al considerar su testimonio el propio de un «llorica sentimental».

Además, el general y el cura se irán cruzando por los caminos de Albania con otro militar de un ejército extranjero (posiblemente alemán), al que acompaña un alcalde, que ha de realizar una misión similar a la suya, aunque sus listas y localizaciones parecen más caóticas.

"Es sorprendente la madurez que presenta Ismaíl Kadaré en su primera novela, que fue muy bien acogida en Francia y desde aquí se lanzó al resto del mundo, empezando a consolidar el prestigio del autor"

Kadaré irá haciendo descubrir al general, y con él al lector, cómo es el carácter y cómo son las costumbres de los albaneses. Así, por ejemplo, hablará de sus ideas ancestrales de venganza que, por lo que he leído en internet, es el tema central de su novela Abril quebrado (1978).

Será significativo para el lector observar los cambios que se irán produciendo en el orgullo del general al enfrentarse a su penosa misión, a la que acabará considerando miserable: «repatriar aquel gran ejército, reducido ahora a unas cuantas toneladas de calcio y fósforo» (pág. 258). Esta idea del ejército de jóvenes muertos prematuramente se va también cargando de simbolismo, y hará que el libro cobre un profundo mensaje antibélico.

El tramo final de la novela, en el que se va acumulando la tensión narrativa y la melancolía, me ha parecido magistral. Es sorprendente la madurez que presenta Ismaíl Kadaré en su primera novela, que fue muy bien acogida en Francia y desde aquí se lanzó al resto del mundo, empezando a consolidar el prestigio del autor. El general del ejército muerto es una de las obras maestras de la segunda mitad del siglo XX.

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