El bailaor Manuel Liñan se siente "desprotegido" tras recibir ataques "homófobos, de odio"
El granadino ha publicado un vídeo interpretando unas cantiñas con bata de cola y mantón de manila.

"Me siento realmente agredido, muy desprotegido", ha asegurado este martes a EFE el bailaor Manuel Liñán, tras sufrir más de quinientos "ataques homófobos, de odio" en redes sociales, después de que se publicara un vídeo en el que aparecía interpretando unas cantiñas con bata de cola y mantón de manila.
"Vicioso, enfermo y degenerado, vergüenza disfrazado de bailaora". "Para mí un mamarracho". "No veo arte, veo querer solamente llamar la atención" son algunos de los insultos que recibió el pasado sábado Liñán, tras publicarse un video en la red social Facebook con la actuación del artista el sábado en Madrid, en Teatros del Canal, dentro del II Festival de la Guitarra.
"Considero que estos comentarios nada tienen que ver con el contenido artístico, sino que son insultos hacia mí, hacia mi colectivo. Son insultos que hablan de odio, tan solo por ver a un hombre que luce falda y mantón", subraya Liñán, quien asegura que no es la primera vez que recibe vejaciones e insultos en redes sociales.
"En la sala de Teatros del Canal no ocurrió nada, al contrario, en un momento de la coreografía hubo un silencio y un señor, en torno a 60-70 años, me jaleó, me dijo: 'Ole tú y viva tu arte", aclara el Premio Nacional de Danza 2017.
Manuel Liñán es una figura innovadora y reconocida del flamenco contemporáneo, ha renovado el baile flamenco desde la identidad de género, el compromiso personal, la transgresión y la vanguardia. "Estamos desprotegidos, recibimos insultos graves de personas que ni siquiera sabemos quiénes son, que se permiten el lujo de insultarnos, de agredirnos verbalmente", denuncia.
Cuando Liñán comenzó a bailar a los cinco años, era el único niño de la clase que lo hacía. Sus profesores le enseñaron a bailar "como un hombre", pero a él no le gustó, prefería balancear sus caderas y mover las manos como lo hacían las niñas. Con miedo a que lo llamaran "maricón", bailaba frente al espejo las canciones de Lola Flores o Carmen Sevilla con zapatos y maquillaje de su madre.