El acusado del doble crimen de Liaño, declarado culpable del asesinato de su pareja y su bebé de 11 meses
El jurado considera que el hombre no tenía mermadas sus facultades mentales cuando acabó con sus vidas.

El acusado del doble crimen de Liaño (Cantabria) ha sido declarado este jueves culpable por unanimidad del asesinato de su pareja y su hija de 11 meses en diciembre de 2021. Así lo ha puesto de manifiesto el jurado popular durante la última sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Cantabria, donde también se ha considerado probado que el hombre no tenía mermadas sus facultades mentales a la hora de apuñalar a la que fuera su pareja y de asfixiar a la bebé y que ambas estaban en situación de indefensión ante un asesinato que han considerado de "de dominación machista".
Después de unas seis horas de deliberación, los jurados han expuesto sus conclusiones ante el acusado y familiares de las víctimas, que han asistido a las ocho sesiones anteriores del plenario, y las partes han elevado a definitivas sus conclusiones, manteniendo así la fiscal y las acusaciones particulares -ejercidas por familiares de las víctimas- y la popular -a cargo del Gobierno regional- la petición de prisión permanente revisable y 26 años más de cárcel.
En este sentido, el jurado popular, que ha señalado que Reñones le infligió a la mujer "un dolor añadido al golpearla brutalmente", también ha propuesto que el ya condenado, que en su declaración durante este proceso negó haber cometido los hechos, no se beneficie de permisos penitenciarios en un futuro, algo que va en línea de la petición de pena de la Fiscalía. De materializarse esta solicitud en la sentencia, que deberá dictar la presidenta del tribunal, sería la primera vez que se impone la pena máxima en Cantabria.
Durante las nueve sesiones del proceso se han desgranado los meses previos al asesinato, en los que Reñones mostró durante todo momento su animadversión y odio hacia su hija y un constante maltrato a su pareja. Precisamente, el hombre tenía una orden de alejamiento de la mujer en el momento de los hechos, ya que ella le había denunciado mes y medio antes por violencia machista, y que se rompió porque la víctima decidió darle otra oportunidad. Este quebrantamiento también ha sido considerado por el jurado como causa condenatoria.
"Sois todas iguales"
Así, retomaron la convivencia pero volvieron las amenazas -como darle con "un hacha entre ojo y ojo"-, mientras que la madre rogaba para que no hablara mal de su hija y dejara de insultarla: "Ella no ha hecho nada. No descargues con ella lo que han hecho otras. Ella me incumbe mucho: es parte de mí, es mi segunda parte, soy yo".
En mensajes de Whatsapp presentados durante el juicio, en torno a medio centenar cruzados entre la pareja y enviados a otras personas -familiares y allegados-, había reproches a la madre, que en opinión del hombre estaba "loca" y no tenía "ni idea" de cómo cuidar a la menor, y otros en los que culpabilizaba a ella en particular y a todas las mujeres en general de su estado y situación. "Voy a ir ahora a Santander y voy a empezar a matar gente. Lo que va a pasar ahora lo has conseguido tú", advertía Reñones a quien había sido su compañera sentimental, para espetar a continuación: "Sois todas iguales" y "con vosotras no se puede: habéis podido conmigo entre todas".
En audios escuchados en el plenario, también se aprecia cómo el hombre evitaba a la bebé en la propia casa familiar, hasta el punto de quedarse fuera del domicilio y hablar por WhatsApp con la madre para no coincidir dentro o en una misma estancia con la pequeña. En esas conversaciones, el sospechoso manifestaba que "pasaba de ella" y que no la quería ni "tener cerca", pues "me da un asco que flipas", apostillaba. Reflejan asimismo que esperaba a que la niña se durmiese para entrar en la vivienda o en la habitación. "Y si no, mátala", instaba a la mujer: "Total, es igual. A mí me da igual, que se duerma o esté muerta", decía.
El doble crimen se produjo el 16 de diciembre de 2021 y efectivos de la Guardia Civil localizaron un día después los cuerpos sin vida de la mujer, que había recibido seis cuchilladas en tórax y abdomen, y su hija después de que sus familiares denunciaran la desaparición de ambas. Reñones pasó la noche en la casa, escondió los dos cuerpos bajo unos palés e, incluso, contestó los mensajes de su mujer con el teléfono de ella, que ocultó en un canalón. "Estamos ante la manifestación más brutal de la violencia machista y de la violencia vicaria", decía hace unos días la abogada del Gobierno de Cantabria sobre el ya conocido como monstruo de Liaño.