¿Declinación del imperio americano?
Desde hace varios años se han vuelto frecuentes las referencias al declive del protagonismo imperial de Estados Unidos. Esta alusión incluye tanto el aspecto político-militar como el económico. Es decir, el país estaría experimentando una reducción de su poder de interferencia política mundial, al mismo tiempo que se reduciría su supremacía económica.Este artículo no abordará el aspecto internacional del poder político y militar de Estados Unidos, sino que pretende examinar en qué medida su posición como la mayor economía del planeta se encuentra en riesgo.En primer lugar, cabe destacar que el porcentaje del PBI estadounidense en relación con el mundial, el 26%, se mantuvo constante entre 1990 y 2023. Estos datos bastan para cuestionar ese declive, ya que demuestran que no se ha producido una pérdida de posición relativa.En 2008, las economías de Estados Unidos y la eurozona eran casi iguales en tamaño, mientras que hoy Estados Unidos tiene el doble de tamaño que el grupo europeo. Incluso la economía china se ha estado contrayendo en comparación con la de Estados Unidos.En el pasado, el país era el mayor importador de energía. Hoy es el principal productor de petróleo y gas natural, superando a Rusia y Arabia Saudita. Estados Unidos mantiene el liderazgo en materia de innovación tecnológica y, por otro lado, su ritmo de apertura de nuevas empresas es casi tres veces superior al de Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia, y una vez y media superior al de China.Los datos presentados anteriormente se obtuvieron de dos textos publicados en Foreign Affairs en febrero de este año. Uno fue escrito por Michael Beckley, profesor de la Universidad de Tufts y director del Instituto de Investigación de Política Exterior. El otro es de Jude Blanchette, director del Centro de Investigación de China, y Ryan Hass, director del Centro John L. Thornton de China y miembro del Brookings Institution.Considerando el período 1995-2024, las tasas de crecimiento del PBI son satisfactorias para una economía del tamaño de Estados Unidos. Con la excepción del freno de 2001 y 2002, y de la crisis de 2009/10, las tasas se situaron siempre por encima del 1,8%, con frecuentes cifras superiores al 3,0%, llegando las máximas al 4,5%, 4,4% y 4,8% en 1997, 1998 y 1999, respectivamente. En 2023 y 2024, el crecimiento fue del 2,9% y 2,8%.Pero como nadie es perfecto, la nación norteamericana padece deficiencias y condiciones desventajosas que influyen en su crecimiento económico. Ejemplo emblemático de deficiencia son los sistemas portuarios y ferroviarios, ambos con evidentes signos de envejecimiento. El principal factor desfavorable es el aumento de la tasa de concentración social del ingreso, que no ha sido abordado adecuadamente desde finales del siglo pasado.En conclusión, la historia reciente muestra que la probabilidad de que Estados Unidos pierda su posición como mayor potencia económica del planeta todavía es remota. A menos que ocurra algo negativo megaextraordinario o, entonces, que un presidente norteamericano cometa errores gigantescos cuyos daños sean difíciles de revertir.Economista

Desde hace varios años se han vuelto frecuentes las referencias al declive del protagonismo imperial de Estados Unidos. Esta alusión incluye tanto el aspecto político-militar como el económico. Es decir, el país estaría experimentando una reducción de su poder de interferencia política mundial, al mismo tiempo que se reduciría su supremacía económica.
Este artículo no abordará el aspecto internacional del poder político y militar de Estados Unidos, sino que pretende examinar en qué medida su posición como la mayor economía del planeta se encuentra en riesgo.
En primer lugar, cabe destacar que el porcentaje del PBI estadounidense en relación con el mundial, el 26%, se mantuvo constante entre 1990 y 2023. Estos datos bastan para cuestionar ese declive, ya que demuestran que no se ha producido una pérdida de posición relativa.
En 2008, las economías de Estados Unidos y la eurozona eran casi iguales en tamaño, mientras que hoy Estados Unidos tiene el doble de tamaño que el grupo europeo. Incluso la economía china se ha estado contrayendo en comparación con la de Estados Unidos.
En el pasado, el país era el mayor importador de energía. Hoy es el principal productor de petróleo y gas natural, superando a Rusia y Arabia Saudita. Estados Unidos mantiene el liderazgo en materia de innovación tecnológica y, por otro lado, su ritmo de apertura de nuevas empresas es casi tres veces superior al de Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia, y una vez y media superior al de China.
Los datos presentados anteriormente se obtuvieron de dos textos publicados en Foreign Affairs en febrero de este año. Uno fue escrito por Michael Beckley, profesor de la Universidad de Tufts y director del Instituto de Investigación de Política Exterior. El otro es de Jude Blanchette, director del Centro de Investigación de China, y Ryan Hass, director del Centro John L. Thornton de China y miembro del Brookings Institution.
Considerando el período 1995-2024, las tasas de crecimiento del PBI son satisfactorias para una economía del tamaño de Estados Unidos. Con la excepción del freno de 2001 y 2002, y de la crisis de 2009/10, las tasas se situaron siempre por encima del 1,8%, con frecuentes cifras superiores al 3,0%, llegando las máximas al 4,5%, 4,4% y 4,8% en 1997, 1998 y 1999, respectivamente. En 2023 y 2024, el crecimiento fue del 2,9% y 2,8%.
Pero como nadie es perfecto, la nación norteamericana padece deficiencias y condiciones desventajosas que influyen en su crecimiento económico. Ejemplo emblemático de deficiencia son los sistemas portuarios y ferroviarios, ambos con evidentes signos de envejecimiento. El principal factor desfavorable es el aumento de la tasa de concentración social del ingreso, que no ha sido abordado adecuadamente desde finales del siglo pasado.
En conclusión, la historia reciente muestra que la probabilidad de que Estados Unidos pierda su posición como mayor potencia económica del planeta todavía es remota. A menos que ocurra algo negativo megaextraordinario o, entonces, que un presidente norteamericano cometa errores gigantescos cuyos daños sean difíciles de revertir.
Economista