Daniela Cardone: de su radical cambio de look a su pasión por los gatos y por qué prefiere estar sola
La exmodelo y DJ se animó a un mano a mano con LA NACIÓN; cómo sus cortes de pelo reflejan su estado emocional, su polémica decisión de embalsamar a sus mascotas y sus ganas de hacer streaming

Ella es la mujer de los mil looks. Pelo corto, platinado, con rulos, con trenzas o extensiones, Daniela Cardone no solo suele marcar tendencia con su melena sino reflejar el momento personal que está atravesando. Esta vez, el motivo de su rapado se debe a la muerte de Garfield; uno de sus gatitos. “Cada vez que me despido de una mascota es como que se va una parte mía y con Garfield fueron casi 16 años. Así que agarré la maquinita y fue como dejar el pasado atrás porque todo continúa”, explica la exmodelo mientras advierte que, en vez de ir a terapia, ella se corta el pelo.
A pesar de ya no estar en este plano, en unos días Garfield también formará parte de esa vitrina donde descansan el resto de los gatos embalsamados de la DJ; algo en lo que fue pionera y que, en su momento, generó cierta polémica. “Con Garfield van a ser seis. Los tengo todos juntos en una vitrina (...) Están divinos, los cuido, los peino para que se conserven”, cuenta orgullosa de su decisión.
Tras revelar que hace seis años que no está en pareja, Cardone asegura que ya se acostumbró a estar sola y que no le gustan las aplicaciones de citas. Sin embargo, reconoce tener un amor platónico que la vuelve loca. “Es Elon Musk. Muero cada vez que lo veo (…) Ojalá que venga a la Argentina”, confiesa, entre risas.
-No es la primera vez que te cortás el pelo...
-Generalmente lo hago en casos extremos. Ya me harté de tanto rulo, color de pelo. Así me siento más libre y más natural. Tengo amigas con cáncer que tienen terror a quedarse peladas y yo les digo que no pasa por ahí la belleza; que pasa por lo de adentro y que el pelo va y viene. Yo no voy al psicólogo y me corto el pelo [risas].
-¿Probaste en algún momento hacer terapia?
-Sí, con Bucay un solo día y me dijo: “Vos no sos para terapia, Daniela” [risas]. Llegué a él por mi ex, Rolando Pisanu, que lo adoro. Nos estábamos divorciando y queríamos ver si podíamos recomponer. Y me dijo: “No, la verdad Daniela, no podés” risas. Directamente me dijo que no podía trabajar conmigo. Es que yo soy difícil.
-¿En qué sos difícil?
-En realidad, soy muy simple en todo. Me adapto a todo porque en la vida uno nunca sabe qué va a pasar, pero creo que lo tengo que resolver yo sola. Yo no puedo estar hablando y contando todas mis cosas y esperando que alguien me las resuelva. Yo soy más para adentro. Soy más de resolver las cosas ordenando, haciendo cosas con las plantas, transformando. En una época, pintaba. La música también es una terapia total. Hay días que no quiero nada; solo silencio con mis gatos.
-Hace unos días falleció Garfield, tu gran compañero, ¿cuándo nació este amor por los gatos?
-Vos la conociste a mamá... Te acordás que me acompañaba cuando hacía teatro con Nito Artaza. Siempre estaba toda la familia conmigo, mis hermanos, mis hijos. Cuando ella se fue, yo necesité una mascota. Antes había tenido perro, que era un bulldog, pero quería algo más independiente; no tener que salir todos los días a pasearlo. Y dije: “Quiero un gato”. Primero tuve un Persa Himalaya, después me fui a un Sagrado de Birmania, después vino Azabache; que era uno negro. A Garfield me lo trajo a Mar del Plata Guillermo Marín. Yo estaba haciendo Fantástica con Carmen Barbieri esa temporada. Los llevaba a los cuatro al camarín. Hay una conexión con los gatos que me encanta. Una mascota al lado tuyo vive todos los momentos que nadie más conoce. Llegué a tener diez y ahora me quedan cuatro. A Matute lo llevo tatuado porque fue como el dueño de la manada.
-¿Qué le pasó a Garfield?
-Garfield estaba enfermo. Tenía una enfermedad que se da más en los perros que en los gatos. Es como que se le da vuelta una parte del estómago y empieza a vomitar. Empezó a sufrir mucho. Le di un suerito y se fue al lado mío. Me ronroneó hasta último momento hasta que los ojitos se fueron. Es duro. Siempre una ausencia es un cambio, pero ya lo tengo súper masticado.
-¿Cuándo fue la primera vez que embalsamaste a un gato?
-Hace 6 o 7 años. El primero fue Matute. Yo lo veía natural; imaginate que mamá era museóloga. La muerte la veo tan natural. Ahora van a ser seis; en 20 días me lo dan a Garfield embalsamado.
-Para los que no sabemos, ¿cómo es el proceso?
-Ni bien fallece tenés que congelarlo porque el cuerpo se descompone enseguida como el ser humano. Entonces tenés que conservarlo en un lugar frío; un freezer. Puede estar cuatro o cinco horas, pero más de eso no porque ya se descompone. La piel la trabajan durante un mes, pero no queda todo, quedan sus manitos, sus uñitas, pero lo demás no. La curtiembre te pregunta en qué postura lo querés y le ponen una tablita para que se conserve bien. Yo los tengo todos juntos en una vitrina.
-¿Y a cada uno le elegiste una posición?
-Sí, generalmente van con las patitas de atrás en descanso y las de adelante estiradas con su carita. Y a todos les puse corbatita. A mi querida Piba le puse un collar. Están divinos. Los cuido, los peino para que se conserven aunque trato de no abrir tanto ese mueble para que no entre ningún bichito ni nada. No los podés poner en el sol o en una ventana, tienen que estar en un lugar cerradito, hermético.
-¿Qué pasa cuando llegan?
-Lo primero que hago es olerlos aunque ya no es su olorcito porque la piel tiene un trabajo de un mes en la curtiembre. Los ojitos son de vidrio. Ese día necesito estar sola con él para recibirlo. Y tenés que ver a los otros... cuando llega empiezan a dar vueltas y vueltas y quedan dos o tres días en stand by. Yo los dejo que lo saluden y después ya lo guardo.
-¿Es un proceso caro?
-No, no, no es tan caro como debería ser por el trabajo que tiene. He visto que mucha gente ya lo está haciendo. Me escriben para preguntarme o que les pase data.
-¿Cómo acompañan tus hijos y nietos en todo esto?
-Están pendientes, me escriben. Cuando no contesto es porque no tengo ganas de contestar. Soy muy auténtica. El otro día Brenda me escribió y me dijo: “¡Mamá, te pelaste!” [risas]. Me controlan más que yo a ellos. Me cuidan todo el tiempo. No contesto dos días y ya están preocupados.
-¿Cómo es un día tuyo?
-Hago de todo. Me mudé hace poco. Ahora estoy en el barrio de Monserrat, que me encanta. Antes viví un tiempo en San Isidro, pero yo soy del centro. No manejo más, hago todas las cosas caminando. Ahora estoy seleccionando cosas para vender, limpiando todo. Es como que estoy en una transición, como que me estoy despidiendo de muchas cosas, despojándome. Así que digo: “Esto lo voy a hacer plata”.
-¿Te gusta dormir a la mañana?
-No, no duermo; me acuesto temprano. Todo lo contrario a lo que era antes que me acostaba siempre tarde. 5.30 de la mañana ya empiezan mis gatitos que quieren comer. Después tomo mis mates con miel, hago zapping en la tele, me entero de todo lo que pasa. Soy una mujer muy informada. Las cosas que pasan son insólitas últimamente...
-¿Y el trabajo? ¿Te llaman para pasar música?
-Bueno, tiene que ser algo muy exclusivo. Algo temprano o de alguna marca porque salgo poquito de noche. Si me acuesto a las tres, ya al día siguiente parece que me hubiera pasado un tractor por encima.
-Estamos en el mes de tu cumpleaños, ¿cómo te pegan los cumpleaños?
-Me encantan aunque siempre digo que no los voy a festejar porque me estresa organizar. Por ahí invito a alguien que después no viene o me olvido de invitar a alguien... así que no hago más cumpleaños. Ya hice todo lo que tenía que hacer. Ese día veré. Capaz que tengo ganas de estar sola con mis gatos comiendo torta y una cervecita.
-Pero los chicos obviamente te van a querer saludar.
-¡Siempre! Empiezan: “Dale, má... Un asadito el fin de semana”. Me encanta celebrar y digo orgullosa mi edad...
-¿Y la pasarela nunca más?
-Bueno, viste que estuve con Cosano. ¡Qué nervios ese día! Me encantó encontrarme con distintas camadas, compartimos mucho en los desfiles de Giordano en Punta del Este. Había mucho glam. Ahora es muy distinto, pero bueno, las épocas cambian. Todo se renueva y uno tiene que adaptarse a todo. O sea el mejor secreto es que nada te sorprenda.
-Vos sos una mujer a la que nada la sorprendió en la vida...
-Es como que siempre he visto las cosas más normales y el resto me veía muy osada, pero porque siempre me atreví. A mí me gusta atreverme por eso veo todo más natural. Igual soy respetuosa, eh. No me gusta molestar a nadie. Si hay alguien que me está haciendo mal, digo: “No te me cruces porque no sabés quién soy” [risas]. Soy un terremoto.
-¿Y el amor?
-Quedó tan atrás, ya hace seis años que no tengo nada con nadie. Creo que me adapté a estar sola. Siempre he estado mucho para el otro, muy pendiente. Me han vuelto loca con celos, inseguridades. Me gusta uno, por supuesto. Muero cada vez que lo veo pero no es de acá, es de afuera. El otro día soñé que me venía a buscar.
-¿Lo conocés o es un amor platónico?
-Es platónico. Es Elon Musk [risas]. Me encanta. Qué lindo hombre, qué interesante. Seguía a su madre en redes, ella desfilaba, era modelo y cuando vi que era la mamá de él, ¡morí!
-¿Qué te gusta de Elon Musk?
-Bueno, viste que tuvo muchos matrimonios, tiene como 20 hijos. Se ve que no usa la pastillita y viene bárbaro. Esa carita que tiene me vuelve loca.
-¿Y cómo fue el sueño que tuviste?
-Que me venía a buscar en un avión. Estaba en el aeropuerto y yo pensaba: “Pero no me depilé. ¿Cómo voy a ir así?” Ahora entiendo cuando alguien admira a alguien que se te cruza y te volvés idiota. Ojalá que venga a la Argentina.
-¿Y acá en Argentina no tenés a nadie?
-No, no. Sí me escriben, pero no quiero nada. Ya tuve todo.
-¿Estás en alguna aplicación de citas?
-No, nunca. No me atrevo, ni loca. Fotos hago en mi Instagram, quiero fotos sexy y las hago.
-¿Qué te queda pendiente?
-Muchas cosas. De viajar, me cansé. He viajado tanto que le tengo terror a los aviones. Venía de España por dos días, me volvía a ir; además trabajé en una empresa aérea como despachante de tráfico. Así que los aviones los veo y me agarra una cosa... Me tenés que pagar mucho para que vaya a trabajar afuera, si no prefiero quedarme acá. ¡Amo Buenos Aires! Me gusta la actuación. He hecho varias obras aunque el teatro tiene su esfuerzo. Me ofrecieron este verano, pero tenía a los bebés (en referencia a sus gatitos) mal y no podía mudarme con todos. Pero me gusta más lo espontáneo, esto que hacen ahora de streaming, es más divertido. Es como que todos los días surge algo nuevo. Me río mucho.