Cannabis en México: entre la salud pública y el desarrollo económico
Forbes México. Cannabis en México: entre la salud pública y el desarrollo económico Hoy, más que nunca, urge mirar con seriedad las experiencias internacionales para diseñar un modelo mexicano que equilibre las oportunidades económicas con la salud pública. Cannabis en México: entre la salud pública y el desarrollo económico Guillermo Nieto

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Cannabis en México: entre la salud pública y el desarrollo económico

En los últimos años, el mundo ha sido testigo de un cambio profundo en torno al cannabis. De ser una planta estigmatizada, ha pasado a ocupar un lugar central en debates sobre salud pública, desarrollo económico y regulación inteligente. México no puede permanecer ajeno a esta transformación global, especialmente cuando países como Canadá, Alemania o Estados Unidos avanzan en la construcción de industrias del cannabis que generan empleo, innovación y recaudación fiscal, al mismo tiempo que protegen la salud de sus ciudadanos.
Hoy, más que nunca, urge mirar con seriedad las experiencias internacionales para diseñar un modelo mexicano que equilibre las oportunidades económicas con la salud pública.
Uno de los principales argumentos a favor de la regulación del cannabis ha sido el impulso a la investigación científica. En 2024, se publicaron más de 4,000 estudios sobre cannabis a nivel mundial, una cifra récord que demuestra el creciente interés académico y médico por entender sus propiedades, riesgos y beneficios terapéuticos.
Por ejemplo, un metaanálisis reciente encontró que extractos ricos en CBD han mostrado mejoras significativas en niños y adolescentes con autismo, reduciendo la ansiedad y mejorando la interacción social sin efectos adversos relevantes. Al mismo tiempo, investigadores de la Universidad de Rutgers advierten que cerca del 20% de los pacientes que usan cannabis medicinal pueden desarrollar cierta dependencia después de tres meses de tratamiento. Es decir, la evidencia sugiere que ni la estigmatización ni la idealización del cannabis son útiles; lo fundamental es el acceso a información precisa, estudios clínicos rigurosos y regulaciones responsables.
Los datos también contradicen uno de los temores más comunes: que la legalización aumentaría el consumo entre adolescentes. En estados como Colorado, pionero en la legalización recreativa, las encuestas escolares muestran que el uso de cannabis entre estudiantes de secundaria ha disminuido desde 2013. En 2023, solo el 12.8% de los jóvenes reportaron haber consumido cannabis en el último mes, frente al 19.7% antes de la legalización. Esto demuestra que un mercado regulado y supervisado puede coexistir con políticas de prevención eficaces.
Además del componente sanitario, el cannabis se ha convertido en un motor económico formidable. Tan solo en Estados Unidos, se estima que las ventas legales de cannabis “medicinal y recreativo” alcanzarán los 35 mil millones de dólares en 2025. Pero el impacto va mucho más allá: considerando el efecto multiplicador en industrias relacionadas (agricultura, logística, tecnología, retail), el impacto económico total podría superar los 123 mil millones de dólares. Por cada dólar gastado en cannabis en un dispensario, se generan otros 2.50 dólares adicionales en la economía local.
Esta expansión no se limita al mercado interno. Canadá, por ejemplo, duplicó sus exportaciones de cannabis medicinal en el primer semestre de 2024, impulsadas por la creciente demanda europea. Alemania, tras legalizar el uso adulto en 2024, se convirtió en uno de los principales importadores, y países como Portugal, Australia o Colombia han comenzado a posicionarse como exportadores estratégicos.
México, con su clima privilegiado, experiencia agrícola y ubicación geográfica estratégica, tiene el potencial de convertirse en un actor clave en el comercio internacional de cannabis. Sin embargo, para ello necesita un marco legal claro, competitivo y basado en evidencia.
El diseño de políticas públicas en torno al cannabis no debe hacerse desde el prejuicio, sino desde el análisis. Uruguay, por ejemplo, optó por un enfoque estatal: autorizó la venta en farmacias a precios bajos, y complementó esta medida con clubes de cultivo y autoconsumo. Canadá desarrolló una industria robusta, con estándares de calidad estrictos y apertura a la exportación. Alemania, en su reciente reforma, permitió el autocultivo y la creación de clubes sociales regulados, limitando la cantidad mensual por persona.
Estos modelos tienen diferencias, pero comparten principios comunes: control estatal, acceso restringido a mayores de edad, educación pública y fomento a la investigación. México podría beneficiarse de adoptar una ruta propia que integre estas experiencias, priorizando la salud pública, la transparencia regulatoria y el desarrollo económico incluyente.
Con más de 125 millones de habitantes, México está llamado a convertirse en el mayor mercado potencial de cannabis en el mundo hispanohablante. Pero esta oportunidad no debe entenderse como una carrera por las ganancias, sino como una plataforma para fomentar la innovación agrícola, fortalecer el sistema de salud y generar empleo formal, especialmente en zonas rurales.
Legalizar y regular el cannabis de forma responsable permitiría desincentivar el mercado ilícito, ofrecer alternativas médicas seguras, atraer inversión nacional e internacional, y garantizar condiciones laborales dignas para quienes cultivan y procesan la planta. Al mismo tiempo, permitiría al Estado vigilar los riesgos, establecer límites claros y fortalecer la prevención entre poblaciones vulnerables.
En este proceso, es clave que el debate se mantenga informado y plural. No se trata de imponer modelos, sino de construir un consenso basado en la ciencia, el respeto a los derechos humanos y la justicia social. La industria del cannabis en México está lista para colaborar con las autoridades, académicos y la sociedad civil en el diseño de una política pública moderna, justa y eficaz. El momento de actuar es ahora. La pregunta ya no es si debemos regular el cannabis, sino cómo hacerlo de forma inteligente, responsable y con visión de futuro.
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Guillermo Nieto