California y su revolución solar: cómo el almacenamiento con baterías fortalece una red eléctrica frágil

En los últimos cinco años, este estado norteamericano ha aumentado su capacidad de acumulación más de 15 veces, una apuesta que le ha permitido estabilizar una red que sufría muchas interrupciones por el clima extremo.Los cinco segundos y tres “errores en cadena” que desencadenaron el gran apagón En el verano de 2020, los termómetros en California, el estado más poblado de EEUU, superaron los 45 ºC durante seis días consecutivos. La asfixiante ola de calor generó picos de demanda de electricidad que la red no pudo soportar, provocando varios apagones masivos y dejando a decenas de miles de hogares sin electricidad. Ante el malestar social, Anne Gonzales, portavoz del Operador del Sistema Independiente de California (CAISO), reconoció en los medios de comunicación un problema energético estructural, responsable de los históricos cortes de electricidad durante las épocas de sequía y calor. “No tenemos mecanismos para asegurar la energía. La capacidad disponible es fija, no tenemos respaldo”, lamentó. En el verano de 2024, California volvió a sufrir varios días con temperaturas extremas. La demanda energética rozó niveles récord. Pero ningún comercio, industria ni hogar se quedaron sin luz. ¿La razón? La silenciosa apuesta por el almacenamiento de energía solar con baterías, una estrategia que ha estabilizado y fortalecido su frágil red. En el verano de 2024, California volvió a sufrir varios días con temperaturas extremas. La demanda energética rozó niveles récord. Pero ningún comercio, industria ni hogar se quedaron sin luz. ¿La razón? La silenciosa apuesta por el almacenamiento de energía solar con baterías, una estrategia que ha estabilizado y fortalecido su frágil red. En cinco años, California ha aumentado su capacidad de almacenamiento con baterías de iones de litio más de 15 veces. Ha pasado de 770 MW en 2019 a 13.391 MW a finales de 2024, “una verdadera revolución y un ejemplo a imitar”, explica Mar Reguant, economista especializada en energía y cambio climático, que por sus lazos con la Universidad de California en Santa Bárbara ha sido testigo de esta “profunda transformación energética”. En la actualidad, esta enorme cantidad de almacenaje fotovoltaico es suficiente para abastecer el 27% de toda la demanda eléctrica, casi diez puntos porcentuales más que en 2021 (13%). “La implementación de sistemas de almacenamiento con baterías es un componente crucial en nuestros objetivos estatales en materia de clima y energía limpia”, ha repetido Gavin Newsom, gobernador de California y padre político de esta estrategia energética. Según la última actualización, este estado cuenta con 187 plantas de almacenamiento y baterías instaladas en 3.211 comercios y 193.000 hogares. Esto permite a la red eléctrica de California almacenar energía solar durante el día y utilizarla durante los picos de demanda nocturnos. Reguant lo explica de esta manera: cuando los ciudadanos llegan a sus casas del trabajo y conectan sus coches eléctricos, encienden el lavavajillas y los aires acondicionados, se produce una gran demanda de energía cuando la oferta solar es escasa. “Contar con un sistema que ahorra una energía y que luego traslada a periodos de mayor demanda contribuye a una red más resiliente”, afirma. Según el Ejecutivo de California, “el reciente aumento en el almacenamiento con baterías ha mejorado significativamente la capacidad para mantener la estabilidad de la red durante condiciones climáticas extremas”. Además, la Comisión de Energía tiene activo desde 2022 un programa que sirve de “póliza de seguro” cuando la red eléctrica se ve afectada durante eventos extremos con alta demanda. Con sus baterías domésticas, los ciudadanos transfieren energía a la red eléctrica, recibiendo una compensación económica a cambio. Estas “donaciones” van a parar a una central eléctrica virtual de almacenamiento -con una capacidad superior a los 200 MW-, que se activa como respaldo cuando la red entra en crisis. En 2024, el protocolo se activó en 16 ocasiones. La energía nunca se cortó. Con sus baterías domésticas, los ciudadanos transfieren energía a la red eléctrica, recibiendo una compensación económica a cambio. Estas “donaciones” van a parar a una central eléctrica virtual de almacenamiento -con una capacidad superior a los 200 MW-, que se activa como respaldo cuando la red entra en crisis. En 2024, el protocolo se activó en 16 ocasiones. La energía nunca se cortó. Más almacenamiento, menos combustibles fósiles El gas representa todavía el 40% de la red de California. El porcentaje disminuye año a año gracias al almacenamiento solar con baterías. En 2024, esta energía fósil registró su número más bajo en siete años. Lo mismo con el carbón. La electricidad generada con esta fuente contaminante pasó de 303 gigavatios-hora (GWh) en 20

May 4, 2025 - 05:35
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California y su revolución solar: cómo el almacenamiento con baterías fortalece una red eléctrica frágil

California y su revolución solar: cómo el almacenamiento con baterías fortalece una red eléctrica frágil

En los últimos cinco años, este estado norteamericano ha aumentado su capacidad de acumulación más de 15 veces, una apuesta que le ha permitido estabilizar una red que sufría muchas interrupciones por el clima extremo.

Los cinco segundos y tres “errores en cadena” que desencadenaron el gran apagón

En el verano de 2020, los termómetros en California, el estado más poblado de EEUU, superaron los 45 ºC durante seis días consecutivos. La asfixiante ola de calor generó picos de demanda de electricidad que la red no pudo soportar, provocando varios apagones masivos y dejando a decenas de miles de hogares sin electricidad.

Ante el malestar social, Anne Gonzales, portavoz del Operador del Sistema Independiente de California (CAISO), reconoció en los medios de comunicación un problema energético estructural, responsable de los históricos cortes de electricidad durante las épocas de sequía y calor. “No tenemos mecanismos para asegurar la energía. La capacidad disponible es fija, no tenemos respaldo”, lamentó.

En el verano de 2024, California volvió a sufrir varios días con temperaturas extremas. La demanda energética rozó niveles récord. Pero ningún comercio, industria ni hogar se quedaron sin luz. ¿La razón? La silenciosa apuesta por el almacenamiento de energía solar con baterías, una estrategia que ha estabilizado y fortalecido su frágil red.

En el verano de 2024, California volvió a sufrir varios días con temperaturas extremas. La demanda energética rozó niveles récord. Pero ningún comercio, industria ni hogar se quedaron sin luz. ¿La razón? La silenciosa apuesta por el almacenamiento de energía solar con baterías, una estrategia que ha estabilizado y fortalecido su frágil red.

En cinco años, California ha aumentado su capacidad de almacenamiento con baterías de iones de litio más de 15 veces. Ha pasado de 770 MW en 2019 a 13.391 MW a finales de 2024, “una verdadera revolución y un ejemplo a imitar”, explica Mar Reguant, economista especializada en energía y cambio climático, que por sus lazos con la Universidad de California en Santa Bárbara ha sido testigo de esta “profunda transformación energética”.

En la actualidad, esta enorme cantidad de almacenaje fotovoltaico es suficiente para abastecer el 27% de toda la demanda eléctrica, casi diez puntos porcentuales más que en 2021 (13%). “La implementación de sistemas de almacenamiento con baterías es un componente crucial en nuestros objetivos estatales en materia de clima y energía limpia”, ha repetido Gavin Newsom, gobernador de California y padre político de esta estrategia energética.

Según la última actualización, este estado cuenta con 187 plantas de almacenamiento y baterías instaladas en 3.211 comercios y 193.000 hogares. Esto permite a la red eléctrica de California almacenar energía solar durante el día y utilizarla durante los picos de demanda nocturnos.

Reguant lo explica de esta manera: cuando los ciudadanos llegan a sus casas del trabajo y conectan sus coches eléctricos, encienden el lavavajillas y los aires acondicionados, se produce una gran demanda de energía cuando la oferta solar es escasa. “Contar con un sistema que ahorra una energía y que luego traslada a periodos de mayor demanda contribuye a una red más resiliente”, afirma.

Según el Ejecutivo de California, “el reciente aumento en el almacenamiento con baterías ha mejorado significativamente la capacidad para mantener la estabilidad de la red durante condiciones climáticas extremas”. Además, la Comisión de Energía tiene activo desde 2022 un programa que sirve de “póliza de seguro” cuando la red eléctrica se ve afectada durante eventos extremos con alta demanda.

Con sus baterías domésticas, los ciudadanos transfieren energía a la red eléctrica, recibiendo una compensación económica a cambio. Estas “donaciones” van a parar a una central eléctrica virtual de almacenamiento -con una capacidad superior a los 200 MW-, que se activa como respaldo cuando la red entra en crisis. En 2024, el protocolo se activó en 16 ocasiones. La energía nunca se cortó.

Con sus baterías domésticas, los ciudadanos transfieren energía a la red eléctrica, recibiendo una compensación económica a cambio. Estas “donaciones” van a parar a una central eléctrica virtual de almacenamiento -con una capacidad superior a los 200 MW-, que se activa como respaldo cuando la red entra en crisis. En 2024, el protocolo se activó en 16 ocasiones. La energía nunca se cortó.

Más almacenamiento, menos combustibles fósiles

El gas representa todavía el 40% de la red de California. El porcentaje disminuye año a año gracias al almacenamiento solar con baterías. En 2024, esta energía fósil registró su número más bajo en siete años. Lo mismo con el carbón. La electricidad generada con esta fuente contaminante pasó de 303 gigavatios-hora (GWh) en 2021 a 220 GWh en 2024.

“El almacenamiento con baterías es imparable. Además, es una tecnología que se ha abaratado con los años, que ya es bastante accesible”, insiste Reguant. En las casas, ayudan a la red de bajo voltaje, “a evitar problemas locales”. En las grandes plantas, fortalecen la red de transporte. “Su flexibilidad es enorme”, sintetiza.

Sobre el impacto ambiental de aumentar el número de baterías, una crítica que hace un sector del ecologismo, la experta sostiene que hoy se utilizan menos minerales críticos que años atrás, que “los progresos son innegables”, aunque reconoce que es importante “no pensar únicamente en la solución tecnológica, sino también en cómo demandamos la energía y en su circularidad”.

En este sentido, pone la lupa en las baterías de los coches, “baterías con ruedas que podemos usar en momentos críticos como soporte de la red”, una solución que permitiría fabricar muchísimas menos unidades. “Ya hay muchas investigaciones al respecto. La idea es que cuando un coche esté conectado a la red pueda tanto consumir energía para cargarse como dar energía al sistema”, explica.

“¿Por qué no pensar que los coches eléctricos municipales pueden estar conectados a un centro de excedencia, aportar energía y transformarse en una súper batería en caso de emergencia?”, se pregunta. En Texas, cuenta, los granjeros compran cada vez más camionetas eléctricas para tener una batería de respaldo. “Cuando se quedan sin luz, conectan esta batería a sus casas. Este modelo privado se puede pensar a nivel público. No hay ningún impedimento”, aclara.

¿Puede replicarse en España?

En España, explica José Luis Domínguez, responsable del departamento de Sistemas Eléctricos de Potencia en el Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC), experto en la integración de la energía verde en la red eléctrica, la apuesta por el almacenamiento con baterías ha sido puntual y escasa.

La red peninsular, a diferencia de la californiana, es “más mallada”, ofrece más rutas alternativas para repartir los flujos y evitar sobrecargas. El “respaldo” del mix energético (gas, carbón, hidráulica y nuclear), los altos costes hasta hace algunos años, los pocos incentivos empresariales y “las dudas sobre su propiedad y gestión” (como si apostar más por la inversión pública o privada) ha impedido que esta tecnología escale.

En materia de almacenamiento, la apuesta española pasa por la hidráulica de bombeo, otra solución a mano para equilibrar la producción de energía solar y eólica. Las centrales de bombeo almacenan energía al elevar agua de un embalse inferior a uno superior durante la baja demanda, y la liberan para generar electricidad durante la alta demanda.

Sin embargo, para Reguant, esta estrategia no es suficiente. “Está demostrado que muchas veces nos sobra sol y no podemos almacenarlo, por lo que terminamos tirando energía”, advierte. En su opinión, de haber tenido un alto almacenamiento en baterías, el apagón del lunes se podría haber evitado y, en el peor de los casos, la recuperación hubiese sido mucho más rápida. 

Domínguez coincide en que las baterías podrían darle mayor seguridad a la red, pero, a su entender, es vital reforzar la regulación y exigir a las plantas renovables ofrecer diversos servicios de red, mayores controles para ser “más inertes”.

Explica que en el mercado ya existe “la inercia sintética”, que permite a los convertidores electrónicos imitar el comportamiento de una máquina giratoria. Mediante algoritmos, esta tecnología permite detectar caídas de frecuencia y responder inyectando potencia casi instantáneamente, como lo haría una turbina pesada. En la fotovoltaica, por ejemplo, se puede obligar a operar a menor potencia para dejar un margen con el que corregir posibles oscilaciones. Para Reguant, el barco de almacenamiento con baterías “ya ha zarpado” y no hay forma de detenerlo.

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