Bendita normalidad

Todavía con limitaciones en la movilidad ferroviaria, zonas muy puntuales sin luz e internet aún titubeante, España y Portugal fueron recobrando ayer paulatinamente la normalidad que alteró el apagón del lunes. Tan insólita situación nos hizo ver la brutal dependencia que nuestras vidas tienen del fluido eléctrico, cuya existencia y disposición damos por hecho como del aire que respiramos. Un fallo técnico, aún por determinar, y no un ciberataque, que habría supuesto implicaciones bastante más graves, fue la causa del corte masivo. Tras los grandes trastornos ocasionados, el hecho de recuperar la rutina diaria, a veces tediosa, hoy se nos antoja una bendición.