Así es la raza felina del pharaoh, inspirada en los dioses egipcios
Los ejemplares de pharaoh pueden tener pelo corto o semilargo.

Aunque su nombre evoque las riberas del río Nilo y los dioses del Antiguo Egipto, el gato pharaoh (faraón) es, en realidad, una creación contemporánea nacida en Australia. Esta raza felina está actualmente en desarrollo y no ha sido aún reconocida por ninguna de las organizaciones felinas internacionales. Para desarrollarla, se cruzaron dos razas ya existentes: el highlander y el altái maine coon, una línea australiana basada en el maine coon europeo, con una mutación ocular de ojos azules.
Este proyecto de cría nace con una inspiración estética clara: emular la fuerza simbólica de las deidades egipcias, como la diosa Bastet, protectora felina del hogar, y el dios Anubis, con su distintiva silueta de chacal. El resultado es un gato musculoso, de apariencia majestuosa, con orejas grandes y curvadas de forma laxa, pinceles en las puntas tipo lince y un perfil cuadrado muy marcado. Su elemento más característico, sin embargo, son sus ojos azules, que pueden aparecer incluso en gatos de colores oscuros gracias a una mutación dominante única, conocida como DBECEL (dominant blue-eyed in cats of every lineage).
Hoy por hoy, la raza pharaoh está en fase de consolidación dentro del circuito de la cría felina australiana. No se permite su cruce con otras razas que no sean el maine coon de línea europea y no americana, a fin de preservar tanto el tipo físico deseado como las mutaciones genéticas que lo definen.
Una genética con dedos de más
Desde un punto de vista genético, el pharaoh es una verdadera rareza. Uno de sus rasgos más sobresalientes es la mencionada mutación DBECEL, heredada del linaje de los altái, que permite la presencia de ojos azules en gatos con cualquier color de manto, algo extremadamente inusual en la especie felina doméstica. Esta mutación se transmite de forma dominante, pero para evitar efectos adversos, los criadores se aseguran de mantenerla en estado heterocigoto (es decir, presente en una sola copia del gen).
También es común encontrar en estos gatos la polidactilia, es decir, la presencia de dedos adicionales en las patas. Esta característica, vinculada históricamente a una agilidad excepcional en gatos y muy apreciada entre los comerciantes en barco se acepta, e incluso resulta deseable, entre los ejemplares de pharaoh. Otro rasgo distintivo es la curvatura de las orejas, más pronunciada en individuos heterocigotos para el gen curl, que da lugar a un pliegue muy suave, sin llegar al rizo extremo de razas como el curl americano.
En cuanto a la cola, puede ser larga o presentar algún grado de acortamiento (tipo bobtail), asociado al gen Manx. Esta variedad de cola corta está permitida dentro del estándar, siempre que no afecte negativamente al bienestar y la salud del animal.
Una raza exigente
El pharaoh no es un gato para cualquier hogar. Debido a su complexión robusta, requieren un nivel de actividad y un entorno donde puedan desplegar toda su energía, así como una convivencia humana enriquecedora y exigente. Es un felino apto para personas con experiencia en razas activas y que valoren una relación felina intensa y demandante. Tiende a desarrollar fuertes lazos con sus cuidadores y puede ser muy comunicativo y curioso.
En cuanto a su salud, no se han identificado hasta la fecha enfermedades hereditarias graves ligadas a sus mutaciones. Sin embargo, como en todos los gatos con peculiaridades genéticas (como la polidactilia o la cola corta), es fundamental contar con un seguimiento veterinario regular y recibir información sobre los posibles problemas osteoarticulares o neuromusculares que puedan padecer.
En lo que respecta al mantenimiento, su pelaje, cuyo estándar admite las variedades corto y semilargo, no requiere más cuidados que un cepillado regular, sobre todo en épocas de muda, para evitar la formación de nudos y eliminar pelo muerto.
Debido a su rareza, se recomienda contactar con Rare and Exotic Feline Registry para ampliar información. Desde Animaleros recordamos que la decisión de incorporar un gato a nuestro hogar nunca debería estar guiada únicamente por su aspecto físico. Un felino o, para el caso, cualquier animal, no es un trofeo estético, sino un compañero de vida que merece conocimiento, responsabilidad, paciencia y compromiso.