La Fundación Osas y su labor por las personas con discapacidad intelectual: "Queremos ser más que un prestador de servicios"

La Fundación Osas cumple 60 años apostando por la atención integral de persona con discapacidad intelectual.

May 10, 2025 - 09:36
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La Fundación Osas y su labor por las personas con discapacidad intelectual: "Queremos ser más que un prestador de servicios"

La Fundación Osas cumple 60 años al servicio de las personas con discapacidad intelectual y sus familias. Con dos escuelas de educación especial, un Centro de Desarrollo y Atención Precoz (CDIAP) y un taller ocupacional, esta entidad pionera en Barcelona atiende a más de 1.000 personas de manera directa, con el trabajo diario de más de 130 profesionales. Charlamos con Joaquim Sabater, director de la fundación, y Núria Dueñas, codirectora del CDIAP Rella, sobre los retos del sector, los avances logrados y los sueños por cumplir.

Desde su despacho, Joaquim Sabater repasa seis décadas de historia y logros. Para él, el mayor hito fue el inicio: “Un grupo de familias, lideradas por Francesc Ravella, decidió crear una pequeña aula para atender a sus hijos en un momento en que la educación especial no estaba ni planteada”. Desde entonces, cada nueva escuela, taller o servicio puesto en marcha ha sido una victoria. Sabater destaca también las leyes de derechos y servicios sociales que, como la LISMI o el reciente Pacto Nacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad, han permitido consolidar los apoyos y reivindicar derechos fundamentales.

El sistema se pensó en su día para personas con una esperanza de vida más corta

Mirando al pasado, Núria Dueñas subraya que la fundación fue pionera en Barcelona en atención precoz. Desde entonces, explica, la demanda no ha dejado de crecer: “En 2023, los CDIAP de Cataluña atendieron a unos 50.000 niños y niñas, un 7% más que el año anterior. En 2002 eran solo 11.500. La Generalitat ha aumentado los recursos, pero aún vamos justos para cubrir toda la demanda”. Según Dueñas, el diagnóstico temprano es clave, pero plantea un reto: “Ahora detectamos más y mejor, pero también implica que necesitamos más profesionales y más recursos para no dejar a nadie atrás”.

Sabater reconoce que el gran desafío es acompañar a la persona con discapacidad a lo largo de toda su vida. “El sistema se pensó en su día para personas con una esperanza de vida más corta, pero ahora tenemos personas que llegan a edades adultas y necesitan seguir desarrollándose”, reflexiona. Muchos jóvenes, tras acabar su etapa escolar, encuentran pocas oportunidades de empleo o autonomía y acaban en talleres ocupacionales que, advierte, “no pueden convertirse en aparcamientos, sino en espacios de crecimiento y socialización”.

Precisamente, sobre el taller ocupacional Cordada, Sabater explica su importancia: “Más allá de las actividades, es un lugar de encuentro, de hábitos y de autonomía. Sin él, la alternativa sería quedarse en casa, aislados”. Añade que también es crucial para las familias, al crear una comunidad y redes de apoyo. Aun así, cree que “el modelo de taller ocupacional necesita revisarse y adaptarse a las nuevas realidades”, para evitar que las dinámicas de envejecimiento limiten las oportunidades de los más jóvenes.

Desde el CDIAP, Dueñas detalla cómo trabajan con las familias: “Aquí no entendemos la atención sin ellas. Cada niño o niña viene con su historia, su entorno, su familia, y necesitamos crear una alianza terapéutica. Sin contar con las familias, estaríamos abocados al fracaso”. La implicación familiar no solo es parte del proceso diagnóstico y terapéutico, sino que también se fomenta con grupos de padres, madres y cuidadores, que comparten experiencias y apoyo mutuo.

Sin contar con las familias, estaríamos abocados al fracaso

La dignidad de la persona es el pilar que sustenta todo su modelo. “Ponemos a la persona en el centro, no solo para darle servicios, sino para escuchar qué quiere, cómo quiere vivir”, subraya Sabater. Aplican la atención centrada en la persona como metodología y como filosofía de vida: “Nuestra obligación es apoyar sus decisiones, respetar sus deseos, dentro de las limitaciones que haya. Queremos que cada persona pueda decidir sobre su propia vida, con los apoyos necesarios”.

Ese compromiso de adaptación constante les obliga a formarse de manera continua, a innovar con los recursos disponibles y a trabajar en red con otras entidades. “Si algo ya funciona en otro sitio, hay que copiarlo, adaptarlo, aprenderlo. No siempre hay que inventar”, bromea Sabater, aunque dejando claro que la innovación está en su ADN.

Mirando al futuro, los retos son claros: consolidar las mejoras en el CDIAP, reducir listas de espera, garantizar una atención más frecuente y abrir nuevas vías en empleo y vivienda. Sabater confiesa que están explorando proyectos de vivienda porque “las familias están envejeciendo y necesitan apoyos”. También buscan crear oportunidades laborales, aunque sean pequeñas, para evitar que los jóvenes pierdan los avances logrados en la escuela al llegar a la vida adulta.

Las familias están envejeciendo y necesitan apoyos

Pero la visión de la fundación va más allá de los servicios. “Queremos ser algo más que un prestador de servicios. Necesitamos recuperar la base social, la fuerza de las familias que nos crearon, para seguir luchando por los derechos de las personas con discapacidad”, concluye Sabater.

Un compromiso que, 60 años después, sigue tan vivo como el primer día: acompañar a cada persona, en cada etapa de su vida, para que su proyecto vital no tenga límites.