¿Qué quería el papa Francisco en los negocios?

En mayo de 2019, el Papa Francisco lanzó la iniciativa "Economía de Francisco" invitando a jóvenes economistas a reunirse en Asís para imaginar "una economía diferente: una que cuide el medio ambiente y no lo destruya".

Abr 22, 2025 - 10:34
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¿Qué quería el papa Francisco en los negocios?

Poderosa frase la atribuida a San Francisco de Asís: “Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y muy pronto te encontrarás haciendo lo imposible”.

Jorge Bergoglio quiso que lo llamaran Francisco, en honor a San Francisco, el oriundo de ese pueblo italiano llamado Asís, un santo que en vida estableció la tradición de instalar un “nacimiento” durante la Navidad, el santo de los pobres. El líder de los curas sencillos, de los franciscanos.

El papa Francisco murió. ¿Pero qué hay de sus ideas? Hizo lo necesario, quizás lo posible, pero lo imposible no lo consiguió en vida.

A Bergoglio no le gustaba cómo funcionan los negocios, le fastidiaba que se olvidaran de las familias, de la naturaleza y solo buscaran el dinero como meta. A la actual la llamó “una economía que mata”.

Fíjense en qué año. En un discurso pronunciado en 2016 –tres años después de ser nombrado papa Francisco– ante los participantes de la Fundación Centesimus Annus pro-Pontefice, advirtió:

“Una visión económica orientada únicamente al lucro y al bienestar material es —como nos demuestra a diario la experiencia— incapaz de contribuir positivamente a una globalización que favorezca el desarrollo integral de los pueblos del mundo, una distribución justa de los recursos de la tierra, la garantía de un trabajo digno y el fomento de la iniciativa privada y la empresa local”. Tal vez fue demasiado tarde.

El mundo arrastraba las pérdidas y las deudas de la crisis de 2009. La pagaron los pobres.

Los ejecutivos dirigentes de Wall Street fueron salvados durante el gobierno del presidente Barack Obama. Los directores generales, reconocidos como CEOs, mutaron en pequeños reyes multimillonarios.

En 2016, Donald Trump ganó la presidencia basando su discurso, irónicamente, en el descontento de una población enojada con la desigualdad provocada por bancos y empresas centrados, únicamente, en el capital. Ese año cambió el mundo.

En 2017, el papa Francisco volvió a la carga: “Una economía de exclusión y desigualdad ha llevado a un mayor número de personas marginadas y descartadas por improductivas e inútiles”. Trump lo sabía, esas personas lo llevaron al triunfo.

Un año después, defendiendo una narrativa de defensa de los pobres, ganó en México Andrés Manuel López Obrador. Un año más tarde, Boris Johnson, un colorido defensor del Brexit que rompió a Europa culpando a los inmigrantes de sus males, se convirtió en primer ministro del Reino Unido.

El mundo que Francisco quería en concordia, viraba hacia la discordia. ¿Y más allá de la crítica, qué propuso el papa?

Un aspecto distintivo de la enseñanza económica del Papa Francisco fue su insistencia en la interconexión entre la sostenibilidad ambiental y la justicia social.

Dijo que es necesario corregir los modelos de crecimiento incapaces de garantizar el respeto al medio ambiente, la apertura a la vida, la preocupación por la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras.

En mayo de 2019, el Papa Francisco lanzó la iniciativa “Economía de Francisco” invitando a jóvenes economistas a reunirse en Asís para imaginar "una economía diferente: una que traiga vida y no muerte, inclusiva y no excluyente, humana y no deshumanizante, que cuide el medio ambiente y no lo destruya“.

La ola parecía crecer apoyada en activistas como la activista Greta Thunberg, que comenzó su lucha por cambiar la economía haciendo “huelga” cada viernes a la puerta de su escuela.

Creció también la narrativa de la ONU para defender la lógica de la perspectiva ESG (Ambiente, Sociedad y Gobierno corporativo en las empresas).

Incluso el gigante BlackRock atendió el llamado durante la pandemia del COVID19, inclinando sus enormes inversiones en favor de empresas que mostraron indicadores relevantes en ese sentido.

Pero la velocidad del cambio no satisfizo al sumo pontífice. En su discurso de septiembre de 2022, precisamente en Asís, enfatizó que “no basta con maquillarse, debemos cuestionar el modelo de desarrollo”, ya que “la situación es tal que no podemos simplemente esperar a la próxima cumbre internacional, que podría no ayudar: la tierra arde hoy, y es hoy que necesitamos cambiar, a todos los niveles”.

Si hubo respuesta, la velocidad no fue suficiente. Trump está de regreso y BlackRock decidió guardar la agenda ESG para otros tiempos. Bergoglio murió sin ver lo imposible.