El legado del primer papa latinoamericano

Quienes lamentan la partida del papa Francisco reconocen sus virtudes humanas, su defensa de los derechos humanos y su impulso a causas sociales durante su pontificado.

Abr 22, 2025 - 10:34
 0
El legado del primer papa latinoamericano

Francisco ha muerto. La noticia, igual que su pontificado, trascendió al mundo católico en más de un tema, en más de un sentido: Muchos se lamentan, otros muestran ‘felicidad’.

Un seguimiento en redes sociales realizado ayer, tras la confirmación de la muerte del Papa, muestra una opinión polarizada. Entre sus detractores, la alegría de su fallecimiento se suma al rechazo de la ideología de género y del comunismo que, a sus ojos, Francisco representa. Quienes lamentan su partida reconocen sus virtudes humanas, su defensa de los derechos humanos y el impulso a causas sociales, pero condenan sus tibiezas.

Esto muestra el escenario futuro: La polarización entre grupos conservadores —particularmente provida y profamilia, que ven en las posturas de Francisco sobre el género una amenaza a los valores y las buenas costumbres— y aquellos que ven en la crítica capitalista y su oposición a la “cultura del descarte” una forma malvada del comunismo, un enemigo que para ellos aún existe, un fantasma que recorre América Latina.

El legado del primer Papa latinoamericano

Jorge Mario Bergoglio fue el primer Papa latinoamericano y asumió su cargo en un clima desconcertante, marcado por la renuncia de su predecesor Benedicto XVI y una crisis de fe e interna en la Iglesia.

Durante 12 años, Francisco abordó diversos temas desde el púlpito, en sermones, conferencias de prensa y en sus cuatro encíclicas. Temas que, a su juicio, eran los más relevantes del mundo contemporáneo.

Una de las grandes polémicas que atravesó el pontificado de Francisco fue sobre el papel de las mujeres. Abrió diversos espacios institucionales para la participación de religiosas y laicas, incluyendo organismos clave de la Santa Sede, pero frenó la creación de un ministerio cercano al sacerdocio, tema que tuvo gran reticencia durante el Sínodo de la Amazonia y que grupos conservadores veían como peligro a la tradición.

Sobre las diversidades sexo-genéricas, Francisco mostró apertura a las uniones no heterosexuales con famosas frases como “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.

Fortaleció los discursos sobre la “ideología de género”, que enfrenta como enemigos a todos los grupos que cuestionen el binarismo hombre/mujer. Si bien esta apertura no se tradujo en doctrina eclesial, sí fue recibida con esperanza en grupos católicos LGBT y con terror por conservadores que la entendieron como una ofensa a la familia y la moral sexual.

Su cercanía y distancia con líderes políticos también está en tela de juicio. Francisco lanzó severas críticas a figuras como Trump, pero se reunió, por igual, con líderes de toda ideología política. También, ha estado en boca de otros como AMLO y Sheinbaum, quienes lo calificaron como humanista, o de Milei, quien lo relacionó con el demonio.

Su preocupación hacia los descartados

Uno de los temas centrales de su pontificado fue la crítica al capitalismo salvaje, aquella que hace a un lado la dignidad humana y el medio ambiente en pos de la productividad económica. Francisco se abalanzó contra todo aquel que la alentara y buscó una idea de justicia social. Esto le valió recibir el título de “comunista” en forma despectiva.

Repetidamente denunció las injusticias que detonaban la migración, todo dentro de un clima político donde los gobiernos europeos y estadounidense han mantenido cierta condena. Los opositores de Francisco son aquellos que van contra la “migración ilegal”, principalmente la islámica que, según ellos, eleva la criminalidad y atenta contra los valores cristianos y occidentales.

Para Francisco, el tema de la paz era medular, pero no se limitaba a la oración sino que incluía la articulación de esfuerzos internacionales para eliminar la guerra, el hambre, el odio y la indiferencia. Incluso, afirmó que “la paz está en el corazón de las religiones” con lo que se refleja otro tema importante: el diálogo interreligioso, el ecumenismo, mismo que le causó críticas de los grupos que lo entendían como afrenta directa a la fe.

El pontífice también habló sobre ecología, tema poco tratado con anterioridad. A ello le dedicó toda una encíclica, Laudato Esto le valió críticas de grupos que no creen en el cambio climático o en las crisis de recursos, incluso, de aquellos que lo acusaron de ver en la naturaleza a un reemplazo de Dios, o bien, de aquellos enemigos de los movimientos.

Otro tema que impulsó fue el de los pueblos indígenas. En septiembre de 2021 pidió perdón por los “pecados cometidos” en nombre de la Iglesia por la Conquista española y la Colonia. En 2017 convocó al Sínodo de la Amazonia, donde se buscó escuchar a estos pueblos y crear un “rito amazónico” para celebrar la misa.

¿Posibles sucesores?

Diferentes nombres han desfilado por la antesala del Cónclave. Los medios religiosos como ACI Prensa (férreos opositores a Francisco) han dado su apoyo a figuras conservadoras, como Robert Sara (Guinea), ícono del tradicionalismo, y a Raymond Leo Burke (Estados Unidos), referente en las críticas a Francisco.

Otros, que desean continuidad señalan a Luis Antonio Gokim Tagle (Filipinas), por su apoyo a temas sociales y de género, o a Matteo Zupp (Italia) por su postura en pro de la paz.

Un nombre más: Pietro Parolin (Italia) es reconocido en una postura intermedia, además de que muestra los deseos de que el Papa sea nuevamente europeo, específicamente italiano.

Los fieles carecen de voz en el proceso para elegir al sucesor de Francisco; sin embargo, las implicaciones que la figura papal tiene y tendrá no pueden tomarse a la ligera o reducirse a un ámbito privado. Este pontificado ha mostrado que la Iglesia Católica es diversa, a tal grado que diferentes grupos construyen sus propias agendas aunque sean opuestas al sumo pontífice. Son ellos, muchos de los conservadores, quienes se oponen al legado de Francisco.