Primer golpe. El Cachorro del Papa
Jesús de Nazaret se asomó alguna vez en su vida al Mediterráneo. En las escrituras consta que estuvo en Jope, la actual Jaffa, embrión de Tel Aviv. La brisa de esa inmensidad, el olor a sal o el murmullo suave del oleaje es siempre un bálsamo para quien se asome al mar que comparten las tierras de Samaria y de Andalucía. Al Cachorro le llega por el río cada Viernes Santo la marea fresca de Sanlucar que le trae aromas del océano. Pero esto del Mediterráneo lo tenía olvidado. A estas horas se halla muy cerca de sus olas. En un convoy se acerca a Roma por la costa para marcar dentro de unos días el mayor hito de la historia de la Semana Santa. La vida dicen que es un viaje de ida y vuelta. El Cachorro va a llegar a la Ciudad Eterna a ver a un viejo conocido. Hace 23 años, en 2002 un sacerdote americano residente en Perú vino a Sevilla un Viernes Santo. Sus hermanos agustinos le llevaron a la Plaza de la Virgen de los Reyes a ver la Semana Santa. Cuando llegó el Cachorro ese cura, Robert Prebost se levantó y con su cámara comenzó a echarle fotos. Era en efecto el mismo crucificado que Eduardo Martín Clemens se llevó a las misiones del Perú en la que ambos coincidieron. Hoy ese cura es el nuevo Papa. Ambos volverán a encontrarse en Roma. Cosas de la vida.
Jesús de Nazaret se asomó alguna vez en su vida al Mediterráneo. En las escrituras consta que estuvo en Jope, la actual Jaffa, embrión de Tel Aviv. La brisa de esa inmensidad, el olor a sal o el murmullo suave del oleaje es siempre un bálsamo para quien se asome al mar que comparten las tierras de Samaria y de Andalucía. Al Cachorro le llega por el río cada Viernes Santo la marea fresca de Sanlucar que le trae aromas del océano. Pero esto del Mediterráneo lo tenía olvidado. A estas horas se halla muy cerca de sus olas. En un convoy se acerca a Roma por la costa para marcar dentro de unos días el mayor hito de la historia de la Semana Santa. La vida dicen que es un viaje de ida y vuelta. El Cachorro va a llegar a la Ciudad Eterna a ver a un viejo conocido. Hace 23 años, en 2002 un sacerdote americano residente en Perú vino a Sevilla un Viernes Santo. Sus hermanos agustinos le llevaron a la Plaza de la Virgen de los Reyes a ver la Semana Santa. Cuando llegó el Cachorro ese cura, Robert Prebost se levantó y con su cámara comenzó a echarle fotos. Era en efecto el mismo crucificado que Eduardo Martín Clemens se llevó a las misiones del Perú en la que ambos coincidieron. Hoy ese cura es el nuevo Papa. Ambos volverán a encontrarse en Roma. Cosas de la vida.
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