Previene el Alzheimer: esta es la clave para cuidar el cerebro del deterioro cognitivo y vivir más años

Un plan de entrenamiento de cuatro semanas permitió revertir cambios físicos y conductuales propios de la enfermedad. Qué tipos de ejercicio se recomiendan.

May 16, 2025 - 05:44
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Previene el Alzheimer: esta es la clave para cuidar el cerebro del deterioro cognitivo y vivir más años

Un estudio pionero realizado por especialistas de la Universidad Federal de San Pablo (UNIFESP) y la Universidad de San Pablo (USP) reveló que un hábito cotidiano podría ser decisivo para prevenir o demorar el desarrollo del Alzheimer.

Publicado en la revista científica Frontiers in Neuroscience, el trabajo destaca que el entrenamiento de resistencia realizado de forma regular ejerce un "impacto neuroprotector" considerable.

"Con solo cuatro semanas de ejercicios con pesas fue posible revertir cambios físicos y conductuales propios del Alzheimer en modelos experimentales", afirmaron los autores del estudio.

Los científicos también subrayaron que este tipo de actividad física es especialmente útil para personas mayores y pacientes con demencia. 

"El entrenamiento de fuerza no solo es accesible y económico, sino que puede prevenir o al menos posponer los síntomas de la enfermedad de Alzheimer", concluyeron.

Alzheimer: los beneficios de hacer ejercicio físico entre los 45 y los 65 años 

Otro estudio reciente resaltó la importancia de hacer ejercicio físico entre los 45 y los 65 años para prevenir el desarrollo del alzheimer.

La investigación, que lideraron el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Barcelonaeta Brain Research Center (BBRC), se publicó en la revista científica Alzheimer's & Dementia.

El estudio vincula el nivel de actividad física de las personas con la acumulación de la proteína beta amiloide, ha informado el ISGlobal en un comunicado.

La beta amiloide es una proteína que puede obstaculizar la comunicación entre las neuronas si se acumula en el cerebro y es un factor clave en la posterior aparición de síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa.

Los científicos hicieron un seguimiento durante cuatro años de 337 personas de Cataluña de mediana edad (de 45 a 65 años) con antecedentes familiares de Alzheimer.

En este periodo se evaluó su nivel de actividad física y pruebas de neuroimagen, explicó la primera autora del estudio, Müge Aknc, investigadora doctoral en ISGlobal y en el BBRC en el momento que se llevó a cabo la investigación.

El estudio mostró que los participantes que siguieron las recomendaciones de actividad física determinados por la Organización Mundial de la Salud presentaron una menor acumulación de beta amiloide respecto a aquellos que redujeron su actividad física o adoptaron un estilo de vida sedentario.

Concretamente, la OMS recomienda hacer entre 150 y 300 minutos de ejercicio físico moderado o entre 75 y 150 minutos intensos a la semana.

Además, los científicos del estudio han detectado que, a mayor aumento de actividad, mayor es la reducción de la presencia de esta proteína en el cerebro.

Los sujetos no sedentarios, además, resultaron tener un mayor grosor cortical en algunas regiones del cerebro relacionadas con el alzhéemer, como las áreas temporales mediales, claves en la memoria.

Según el ISGlobal, se estima que un 13 % de los casos de alzheimer puede atribuirse a la inactividad física.

¿Por qué el ejercicio de resistencia podría ser más efectivo que otras actividades para prevenir el Alzheimer?

Entre los beneficios más destacados se encuentran:

    • Accesibilidad y adaptabilidad. Es idea para personas mayores o con movilidad limitada, ya que se puede personalizar según las capacidades individuales.

    • Efectos antiinflamatorios. De acuerdo con la doctora Beatriz Monteiro Longo, profesora de neurofisiología de la UNIFESP, el entrenamiento de resistencia ejerce una potente acción antiinflamatoria, lo cual podría ser clave en la prevención de enfermedades cerebrales.

    • Reducción de proteínas tóxicas. En modelos experimentales, se observó una disminución en la formación de placas beta-amiloide, las cuales afectan la conectividad sináptica y dañan las neuronas, siendo características del Alzheimer.

    • Control del estrés. Los niveles de corticosterona (equivalente al cortisol en humanos) se normalizan con este tipo de actividad, reduciendo un importante factor de riesgo asociado a enfermedades neurodegenerativas.

    • Mejora de síntomas conductuales. El ejercicio de fuerza ayudó a reducir la hiperlocomoción, un síntoma temprano de agitación frecuente en pacientes con Alzheimer.

    • Beneficios físicos múltiples. Este entrenamiento contribuye al aumento de masa muscular, fuerza y densidad ósea; mejora la composición corporal, la capacidad funcional, el equilibrio y previene la sarcopenia.

    • Aplicabilidad clínica comprobada. Según el doctor Gustavo Sevlever, director de Docencia e Investigación de la Fundación FLENI, los beneficios observados en estudios experimentales coinciden con datos obtenidos en seres humanos, lo que reafirma el rol del ejercicio como factor preventivo.

    • Estímulo neurocognitivo. El doctor Guido Dorman, de INECO, destaca que el ejercicio de resistencia favorece la producción de BDNF, un factor neurotrófico fundamental para la memoria, la plasticidad cerebral y la neurogénesis.