Por qué puedes repostar siempre que quieras y en cualquier parte: así funciona la logística del combustible

Red inmensa - Cada día, cientos de camiones cisterna recogen combustible en los almacenes estratégicos y recorren carreteras hasta llenar los depósitos de estaciones de servicio, incluso en zonas aisladas o de difícil accesoAplicaciones para localizar las gasolineras más baratas si viajas en coche Repostar no es un milagro, aunque a veces lo parezca. Incluso en medio de un secarral, una estación de servicio espera con las reservas llenas. Gasolina, gasoil o lo que sea que necesite un motor, siempre están ahí, listos para que cualquiera pueda llenar el depósito. No importa lo aislado que esté el lugar, el surtidor funciona. Y todo eso empieza muy, muy lejos. Antes de que el tubo de la manguera suelte una gota, el combustible ya ha recorrido un proceso largo que empieza a miles de kilómetros, bajo tierra. No aparece en el surtidor por arte de magia: llega tras una operación perfectamente pensada que incluye extracción, refino, transporte, almacenamiento y distribución. Todo eso ocurre aunque el cliente solo vea una palanca y una pantalla con números subiendo. Un viaje mucho más largo de lo que parece En España, el corazón de esa red son las ocho refinerías repartidas por el país. Desde Algeciras hasta La Coruña, pasando por Tarragona, Castellón o Puertollano, son el punto de arranque de los combustibles que alimentan coches, camiones o autobuses. A esas plantas industriales llega crudo desde distintas partes del mundo, en barcos o a través de oleoductos, como el que une el puerto de Cartagena con la refinería de Puertollano. Allí, el petróleo se calienta hasta que sus componentes se separan por su punto de ebullición, generando distintos productos derivados. De esa destilación salen gasolina, gasóleo y otros compuestos que se canalizan hacia una infraestructura aún más grande: una red de más de 4.700 kilómetros de oleoductos, gestionada en su mayoría por el grupo Exolum, que conecta refinerías con centros logísticos. Los mayoristas añaden aditivos en los centros logísticos para ofrecer carburantes diferenciados A lo largo de esta red viajan entre 20 y 25 millones de toneladas de producto al año. Llegan a almacenes estratégicos distribuidos por toda España, preparados para servir combustible a las estaciones de servicio. Estos depósitos almacenan grandes volúmenes, con entradas y salidas constantes que dependen de la demanda y los precios del mercado internacional. Desde ahí, los camiones cisterna toman el relevo. Cada día, cientos de ellos recogen la gasolina o el gasóleo ya refinado y lo trasladan a las estaciones de servicio. En caso de distancias largas o zonas remotas, el último tramo se cubre siempre por carretera, pero en tramos intermedios se aprovechan los oleoductos para agilizar el transporte. Es decir, incluso en un pueblo alejado, el surtidor se llena siguiendo el mismo esquema logístico que en una gran ciudad. Cómo se garantiza gasolina incluso en medio de la nada En estaciones situadas en lugares todavía más aislados, como zonas desérticas o regiones montañosas remotas, el sistema se adapta reforzando la autonomía de cada punto de suministro. Estos surtidores cuentan con depósitos de gran capacidad para almacenar combustible suficiente durante semanas o incluso meses, previendo posibles retrasos en las entregas. El transporte hasta estos puntos extremos se realiza en camiones cisterna que, en algunos casos, deben recorrer cientos de kilómetros por rutas difíciles, expuestos a condiciones extremas de calor, frío o falta de infraestructuras. Para minimizar riesgos, se planifican rutas alternativas y se establecen protocolos de emergencia que permiten mantener operativo el servicio incluso ante retrasos imprevistos. Gracias a esta planificación, repostar en mitad de la nada sigue siendo tan sencillo, al menos para los usuarios, como en plena ciudad.

Abr 27, 2025 - 14:58
 0
Por qué puedes repostar siempre que quieras y en cualquier parte: así funciona la logística del combustible

Por qué puedes repostar siempre que quieras y en cualquier parte: así funciona la logística del combustible

Red inmensa - Cada día, cientos de camiones cisterna recogen combustible en los almacenes estratégicos y recorren carreteras hasta llenar los depósitos de estaciones de servicio, incluso en zonas aisladas o de difícil acceso

Aplicaciones para localizar las gasolineras más baratas si viajas en coche

Repostar no es un milagro, aunque a veces lo parezca. Incluso en medio de un secarral, una estación de servicio espera con las reservas llenas. Gasolina, gasoil o lo que sea que necesite un motor, siempre están ahí, listos para que cualquiera pueda llenar el depósito. No importa lo aislado que esté el lugar, el surtidor funciona. Y todo eso empieza muy, muy lejos.

Antes de que el tubo de la manguera suelte una gota, el combustible ya ha recorrido un proceso largo que empieza a miles de kilómetros, bajo tierra. No aparece en el surtidor por arte de magia: llega tras una operación perfectamente pensada que incluye extracción, refino, transporte, almacenamiento y distribución. Todo eso ocurre aunque el cliente solo vea una palanca y una pantalla con números subiendo.

Un viaje mucho más largo de lo que parece

En España, el corazón de esa red son las ocho refinerías repartidas por el país. Desde Algeciras hasta La Coruña, pasando por Tarragona, Castellón o Puertollano, son el punto de arranque de los combustibles que alimentan coches, camiones o autobuses. A esas plantas industriales llega crudo desde distintas partes del mundo, en barcos o a través de oleoductos, como el que une el puerto de Cartagena con la refinería de Puertollano.

Allí, el petróleo se calienta hasta que sus componentes se separan por su punto de ebullición, generando distintos productos derivados. De esa destilación salen gasolina, gasóleo y otros compuestos que se canalizan hacia una infraestructura aún más grande: una red de más de 4.700 kilómetros de oleoductos, gestionada en su mayoría por el grupo Exolum, que conecta refinerías con centros logísticos.

Los mayoristas añaden aditivos en los centros logísticos para ofrecer carburantes diferenciados

A lo largo de esta red viajan entre 20 y 25 millones de toneladas de producto al año. Llegan a almacenes estratégicos distribuidos por toda España, preparados para servir combustible a las estaciones de servicio. Estos depósitos almacenan grandes volúmenes, con entradas y salidas constantes que dependen de la demanda y los precios del mercado internacional.

Desde ahí, los camiones cisterna toman el relevo. Cada día, cientos de ellos recogen la gasolina o el gasóleo ya refinado y lo trasladan a las estaciones de servicio. En caso de distancias largas o zonas remotas, el último tramo se cubre siempre por carretera, pero en tramos intermedios se aprovechan los oleoductos para agilizar el transporte. Es decir, incluso en un pueblo alejado, el surtidor se llena siguiendo el mismo esquema logístico que en una gran ciudad.

Cómo se garantiza gasolina incluso en medio de la nada

En estaciones situadas en lugares todavía más aislados, como zonas desérticas o regiones montañosas remotas, el sistema se adapta reforzando la autonomía de cada punto de suministro. Estos surtidores cuentan con depósitos de gran capacidad para almacenar combustible suficiente durante semanas o incluso meses, previendo posibles retrasos en las entregas.

El transporte hasta estos puntos extremos se realiza en camiones cisterna que, en algunos casos, deben recorrer cientos de kilómetros por rutas difíciles, expuestos a condiciones extremas de calor, frío o falta de infraestructuras. Para minimizar riesgos, se planifican rutas alternativas y se establecen protocolos de emergencia que permiten mantener operativo el servicio incluso ante retrasos imprevistos. Gracias a esta planificación, repostar en mitad de la nada sigue siendo tan sencillo, al menos para los usuarios, como en plena ciudad.

 Antes de que un coche pueda llenar su depósito, el combustible ha recorrido miles de kilómetros y ha pasado por una compleja cadena

Además, cada estación decide cómo ofrecer el producto final. En los centros de almacenamiento, los mayoristas pueden añadir aditivos específicos a los carburantes para ofrecer un producto diferenciado. Así, aunque varios surtidores cercanos se abastezcan desde la misma instalación, cada uno puede vender una gasolina con aditivos propios, bajo nombres como Repsol Neotech, Cepsa Óptima o BP Active. Esta fórmula ha servido para destacar en un mercado competitivo, en el que la calidad percibida es una herramienta de fidelización.

El resultado de todo este engranaje es visible en un solo gesto: levantar el surtidor, apretar la palanca y llenar el depósito. Un gesto cotidiano que esconde un viaje que comienza a miles de kilómetros, en yacimientos remotos, sigue por barcos, refinerías, oleoductos y almacenes, y acaba siempre donde se necesita. Da igual que sea una autopista, una carretera comarcal o una estación junto a una playa sin cobertura: el combustible siempre llega.

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.