Opinión: del asador de Shanghái en 2004 a los US$100.000 millones en 2025

La Argentina tiene una oportunidad histórica de ser campeona en alimentos

Abr 28, 2025 - 11:32
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Opinión: del asador de Shanghái en 2004 a los US$100.000 millones en 2025

En 2004 participé por primera vez en SIAL Shanghái. Ya teníamos un pabellón representativo para la Argentina: un stand con banderas, mates, ponchos, parrilla encendida, que no dejó de asar bifes en ningún momento, y presencia de empresas líderes como Arcor, Nucete y Las Marías.

 Aunque el mercado chino aún no estaba abierto para nuestras carnes por razones sanitarias (recién se abriría en 2015), ya estábamos ahí, mostrando lo que teníamos para ofrecer. Estar presentes, incluso sin vender, fue un acto de visión: la certeza de que China sería un actor clave del comercio mundial. Hoy, veinte años después, esa intuición es una realidad contundente.

Y por eso, en 2025, la Argentina tiene una oportunidad histórica. Alcanzar los US$100.000 millones en exportaciones ya no es solo una ambición simbólica, sino una estrategia posible, necesaria y urgente.

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Exportar en un mundo complejo

Vivimos en un sistema económico global de múltiples capas, no lineal, impredecible. La teoría del caos, formulada por Edward Lorenz en 1963, ayuda a entenderlo: en un sistema complejo, pequeñas decisiones generan grandes consecuencias ¿Un ejemplo? La decisión de incluir un código QR con trazabilidad completa en un corte de carne puede marcar la diferencia entre una venta esporádica y un contrato anual con una cadena premium en Shanghái. Por eso, el comercio exterior argentino ya no puede estar basado en “esperar que compren”. Debe anticiparse, diseñar, diferenciarse.Debería haber un “sello Argentina” en cada feria, en cada empaque y en cada góndola gourmet. Como sucede con los vinos franceses o los lácteos italianos. Solo nos falta estrategia, volumen y visibilidad digital

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Exportaciones, datos reales

La Argentina exportó oficialmente US$83.877 millones en 2024. No es una suposición, es un dato oficial. Superar los US$100.000 millones requiere impulsar sectores ya consolidados y abrir nuevas fronteras productivas:

  • Energía: con Vaca Muerta, el país pasó de importador crónico a generador neto. En marzo de 2025, la balanza energética fue positiva por US$527 millones.
  • Agroindustria: las manufacturas de origen agropecuario alcanzaron US$2018 millones en febrero, con crecimiento en volumen pese a precios globales en baja.
  • Economía del conocimiento y alimentos diferenciados: el próximo salto deberá incluir estos segmentos, con valor agregado, packaging premium y denominaciones de origen.

Diplomacia comercial

En noviembre de 2024, el presidente Javier Milei se reunió con Xi Jinping en el G20 de Río. Fue un encuentro bisagra. De un discurso de campaña crítico, Milei pasó a una mirada pragmática, entendiendo que China no es solo un país; es un continente comercial.

Sería muy bueno que se concrete el tan esperado viaje y Milei visite la feria SIAL Shanghái en mayo de 2025, que hoy es la feria de alimentos más grande del mundo.

Su presencia no sería simbólica, sería estratégica. Permitirá consolidar la relación bilateral, pero también, y esto es central, podrá ver con sus propios ojos el milagro chino: la mayor urbanización de la historia de la humanidad, con más de 500 millones de personas incorporadas a la clase media desde 2000. Esa clase media es la que hoy demanda alimentos con origen, trazabilidad y prestigio.

Del mismo modo, sería una excelente oportunidad extender una invitación formal al presidente Xi Jinping para que visite la Argentina en 2026 y pueda asistir a una de nuestras ferias agroindustriales de gran escala, como la Exposición Rural de Palermo o Expoagro. Son eventos que no solo representan el corazón productivo del país, sino que funcionan como plataformas de negocios y vitrinas del potencial exportador argentino.

La marca Argentina

La Argentina tiene una de las marcas país más fuertes del mundo. La percepción global de nuestros productos es clara: sabor auténtico, naturaleza, estacionalidad, frescura y calidad.

No hay otro país en el mundo que combine la calidad de sus vinos, carnes, frutas y legumbres con un precio tan competitivo. La Argentina es en términos de percepción global el mejor proveedor calidad-precio del hemisferio occidental.

Pero esa marca aún no está activada en su máxima potencia. Debería haber un “sello Argentina” en cada feria, en cada empaque y en cada góndola gourmet. Como sucede con los vinos franceses o los lácteos italianos. Solo nos falta estrategia, volumen y visibilidad digital.

Ideas disruptivas concretas

Algunos ejes para acelerar la curva hacia los US$100.000 millones:

  • Live commerce con embajadores y chefs en plataformas chinas: una transmisión desde Mendoza, vendiendo vino Malbec a consumidores de Guangzhou puede vender 10.000 botellas en dos horas.
  • Club Argentina en Asia: una comunidad de compradores, importadores y fans del estilo argentino, con beneficios, catálogos exclusivos y acceso a lanzamientos.
  • Puestos permanentes de degustación en universidades de Singapur, Corea y China: el marketing de experiencia es hoy más valioso que cualquier folleto.

Y sobre todo, una coordinación institucional inteligente, flexible y moderna tanto en el ámbito público como en el privado.

El comercio mundial no espera. Como en los tableros de ajedrez, no moverse es perder espacio. La Argentina tiene todo para ser una potencia agroalimentaria del siglo XXI: territorio, producción, historia, talento y narrativa.

Hace poco, mi hijo Max me miró a los ojos y me dijo: “Papá, papá… cuando sea grande quiero ser como vos". Le pregunté por qué, y me respondió sin dudar: “Porque quiero tener un hijo como yo”

Esa seguridad, esa confianza, esa autoestima argentina que nos hace sentir que podemos con todo es exactamente lo que necesitamos como país. Con esa convicción hay que salir a conquistar los mercados internacionales. Porque el mundo no necesita más productos genéricos: necesita alimentos con identidad y esa identidad se llama Argentina. La Argentina ya es campeona del mundo en fútbol. Es hora de convertirnos en campeones del mundo en alimentos.

El autor es CEO de Panda Corporation, es argentino y reside en Shanghái desde 2004 donde realiza negocios de importación y exportación entre la Argentina y China