nagi, de la cancha a la piscina: cuando la tecnología cambia el juego
Lo que empezó como una herramienta para mejorar la experiencia del baloncesto –registrando estadísticas en tiempo real, digitalizando partidos y ayudando a federaciones de todo el mundo– acabó transformándose en una solución que salva vidas en piscinas. NBN23 nació en las pistas, pero su tecnología dio un salto inesperado con nagi, un sistema de prevención […] La entrada nagi, de la cancha a la piscina: cuando la tecnología cambia el juego aparece en Gigantes del Basket.

Lo que empezó como una herramienta para mejorar la experiencia del baloncesto –registrando estadísticas en tiempo real, digitalizando partidos y ayudando a federaciones de todo el mundo– acabó transformándose en una solución que salva vidas en piscinas. NBN23 nació en las pistas, pero su tecnología dio un salto inesperado con nagi, un sistema de prevención de ahogamientos que ya protege a miles de personas.
Esta es la historia de cómo la pasión por el deporte, la innovación y el propósito pueden cruzarse en el momento justo. Una conversación sobre visión, evolución y cómo lo que aprendimos del juego nos ayudó a cuidar lo más importante: la vida. Jorge Montero, CRO de nagi, con más de 10 años de experiencia en la empresa, comparte su visión sobre la evolución de la tecnología. Su trayectoria en la empresa le permite analizar el impacto y crecimiento de soluciones innovadoras como nagi.
Gigantes: ¿Cómo nació NBN23 y qué los motivó a trabajar en el mundo del baloncesto?
Jorge Montero: NBN23 nació con una pasión compartida: la de hacer del baloncesto algo más justo, más profesional y emocionante desde la base hasta la élite. Queríamos que cualquier niño o niña que jugara un partido tuviera acceso a estadísticas como las que ve en la tele. Que los entrenadores pudieran mejorar con datos, que las federaciones optimizaran competiciones… En definitiva, queríamos democratizar la tecnología en el deporte. En paralelo desarrollamos un sistema de monitorización en tiempo real para equipos profesionales. Tecnología que varios equipos ACB usaron en su inicio y que incluso fue validada por la NBA.
¿Cómo se produce ese giro tan radical hacia el mundo de las piscinas y la prevención de ahogamientos?
Fue una mezcla de curiosidad y sensibilidad. Un regreso a la filosofía de la compañía: democratizar el uso de la tecnología
Con una aplicación increíble más allá del deporte, salvar vidas. Comprendimos la urgencia de aplicar nuestra innovación a un propósito mayor, pasamos de mejorar la experiencia de unos pocos equipos profesionales a proteger a miles de personas que hoy nadan en piscinas equipadas con nagi.
¿Cuál fue el mayor reto para adaptar tecnología deportiva al ámbito de la seguridad acuática?
Cambiar el foco. En el deporte, el objetivo es medir el rendimiento, en la piscina es proteger vidas. La exigencia es otra, aquí no hay margen de error. ¡Cada segundo cuenta! Tuvimos que aprender sobre comportamiento en el agua, trabajar con socorristas, familias… Un viaje transformador que nos hizo ver la tecnología desde otro lugar: como una herramienta que no solo mide, sino que también cuida, previene y salva. Esa responsabilidad nos cambió para siempre.
¿Qué impacto está teniendo nagi?
Hoy, nagi está instalado en decenas de piscinas en varios países. Cada vez más ayuntamientos, centros deportivos y escuelas confían en nuestra tecnología. Estamos presentes en España, Francia, Arabia Saudí y Japón, lo que demuestra que la necesidad de entornos acuáticos más seguros es global. Lo más emocionante es que ya se han evitado incidentes graves. Que un niño o una niña esté a salvo por una alerta que saltó a tiempo… eso no tiene precio.
Además, formamos parte de la Red Española de Piscinas Inteligentes (E.P.I.C), una iniciativa de la Real Federación Española de Natación y desde nagi contribuimos a la transformación digital integrando tecnología de vanguardia para lograr entrenamientos más eficientes, seguros e inclusivos.
¿Cómo ha sido la acogida en colegios?
Está siendo increíble. Ver cómo colegios como el Valle del Miro, Hélicon, Villalkor, Alkor, El Catón, Villamadrid, Aquila, GSD Alcalá y Torrente Ballester han incorporado nagi en sus piscinas nos emociona. No solo están protegiendo a sus alumnos, también están educando en prevención y tecnología. Cada nuevo colegio que confía en nagi es una pequeña victoria que puede marcar una gran diferencia.
¿Qué opinan y que os trasladan los responsables de esos colegios tras hacer esta inversión?
Muchos nos dicen algo que se repite, que antes de conocer nagi, hacían todo lo que estaba en sus manos para garantizar la seguridad en la piscina. Pero cuando descubrieron esta tecnología capaz de reforzar todo eso y actuar en segundos ante una situación de riesgo, no dudaron. Es un cambio de paradigma: “Una vez que sabes que existe, no puedes no tenerlo”. Y eso resume el impacto de nagi, sumar tranquilidad, sin restar confianza ni sustituir a nadie, sino trabajando en equipo por lo más importante.
Estáis en 9 colegios, ¿cuál es el objetivo?
Que cualquier centro educativo con piscina tenga acceso a esta tecnología. Queremos que nagi sea un nuevo estándar en seguridad acuática, igual que hoy nadie se plantea tener una piscina sin socorrista o sin desfibrilador cerca. Trabajamos para que más colegios nos conozcan. Sabemos que cada uno es un mundo, con sus recursos y ritmos, pero todos comparten la misma prioridad, proteger a sus alumnos.
Para cerrar, ¿qué conclusión sacáis?
Lo que empezó ideado para el baloncesto, ha acabado impactando en algo mucho más grande: la seguridad y el bienestar. nagi no es solo una tecnología, es el reflejo de cómo la innovación puede trascender el deporte y convertirse en un aliado cotidiano, silencioso y eficaz. Y lo mejor es que esto no ha hecho más que empezar. Porque cuando tecnología, propósito y personas se encuentran… pasan cosas increíbles.
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